Defensores de los derechos humanos en Guyana atribuyen los disturbios en las prisiones del país a la sobrepoblación y las malas condiciones en que viven los reclusos, favorecidas por legislación inadecuada.
La Asociación de Derechos Humanos de Guyana (GRHA) denunció la forma en que los prisioneros conviven hacinados en sus celdas, mal alimentados e inactivos.
La detención innecesaria por largos períodos de personas culpables de pequeños delitos y más recientemente el encarcelamiento de muchos, en particular jóvenes, por la posesión de pequeñas cantidades de marihuana, sólo complicó la situación, sostiene GRHA.
La Ley de Narcóticos de 1988 hace posible que los jueces envíen a una persona a la cárcel por un mínimo de tres años y una multa de 70 dólares o seis meses adicionales por la posesión de un gramo de marihuana.
La causa de la sobrepoblación es el período de custodia fijado por la ley, sostiene GRHA. Se estima que más de 75 por ciento de los reclusos en prisiones para hombres cometieron delitos relacionados al narcotráfico. En el caso de las mujeres el porcentaje es mayor.
"Una enmienda a la ley para restaurar la competencia del sistema judicial es una necesidad urgente", reclamó GRHA en una declaración.
En la cárcel Camp Street en el sur de Guyana, unas 900 personas se alojan en una instalación pensada para 300, indica un informe de GRHA. Las otras prisiones del país están en condiciones similares.
Hay cuatro prisiones en Guyana con una población actual de poco menos de 3.000 personas. Según analistas, estas condiciones podrían causar que los reclusos se rebelen ante la más mínima provocación.
Los prisioneros se sublevaron a comienzos de este año porque se les prohibió mirar un programa de televisión fuera de hora, o un guardia apagó la radio que transmitía la cobertura en vivo de un juego de cricket entre equipos de las Indias Occidentales y Australia. En esta ocasión, 30 prisioneros lograron escapar.
En los últimos dos años, más de 100 prisioneros escaparon de las prisiones de Guyana.
Una lucha entre un recluso y un guardia en la cárcel de Mazaruni iniciada cuando el preso debía poner fin a una conversación telefónica resultó en un disturbio cuando otros dos reclusos se sumaron y atacaron a varios guardias e incendiando la gorra de uno de ellos.
La calma se recuperó cuando un helicóptero del ejército transportó a policías antidisturbios a la instalación sobre el río Mazaruni, al oeste de Guyana.
El viernes, horas después que el parlamento se reuniera para considerar medidas para aliviar las condiciones en las prisiones, reclusos en Mazaruni iniciaron un nuevo alzamiento, atacando a los guardias con machetes y otras armas, e incendiando cuatro dormitorios de la prisión, quemándolos por completo.
Más de 200 prisioneros de Mazaruni fueron transferidos desde entonces a otras instalaciones. Se estima que la reconstrucción de la prisión costará alrededor de 1,4 millones de dólares.
Hace seis semanas, un prisionero involucrado en el asesinato de dos reclusos escapó de la prisión de Georgetown escalando una cerca de seis metros, y aún continúa prófugo. (FIN/IPS/tra-en/bw/cb/lp/hd-ip/97