La creación de las regalías mineras, como un impuesto a las concesiones de yacimientos con una perspectiva de "solidaridad intergeneracional", podría ser en Chile también un instrumento para detener la casi incontenible caída del dólar.
La idea, que no ha sido aún considerada por el gobierno del presidente Eduardo Frei, fue expuesta en una conversación con corresponsales extranjeros por el ministro de la Secretaría General de la Presidencia, Juan Villarzú.
La originalidad de la propuesta de Villarzú, quien anteriormente presidió la estatal Corporación del Cobre (Codelco), radica en que la fórmula congeniaría objetivos económicos con consideraciones ambientales.
Uno de los problemas más serios que enfrenta la economía chilena es la continua apreciación del peso ante el dólar estadounidense, de un promedio anual de seis por ciento en esta década y que en el primer semestre de 1997 fue de 6,6 por ciento.
Las quejas de los exportadores ante esta situación no han logrado que el gobierno modifique su política de libertad cambiaria, en la cual la divisa estadounidense sale perdiendo por la fuerza del mercado: hay sobreoferta de dólares en Chile.
El Banco Central realizó este año ya tres rebajas de las tasas de interés en un cuarto de punto, acogiendo así parcialmente demandas empresariales que atribuyen la afluencia masiva de dólares a la rentabilidad del ahorro interno en pesos.
Pero difícilmente el instituto emisor procederá a una rebaja drástica de los intereses, ya que con ello arriesgaría el cumplimiento de las metas de inflación, que hasta la fecha se han manejado en los rangos previstos.
El Banco Central cuenta con reservas internacionales del orden de los 17.000 millones de dólares, equivalentes a un año de importaciones, y hasta julio la balanza comercial mostraba un moderado superávit de 657 millones de dólares.
La inflación, de 6,6 por ciento en 1996, debe disminuir este año a 5,5 por ciento, en tanto el crecimiento del producto interno bruto (PIB), de 7,2 por ciento el año anterior, fluctuará ahora entre 5,5 y seis por ciento.
El gobierno de Frei quiere moderar el crecimiento del PIB para asegurar la política antinflacionaria, lo cual determina controles indirectos de la demanda y el gasto por la vía de las tasas de interés.
Las importaciones crecieron en los dos últimos años a un ritmo superior que las exportaciones, con un déficit comercial de casi 1.150 millones de dólares en 1996, pero esto no ha influido de manera determinante en el precio del dólar.
Y es que la sobreoferta de dólares no proviene del comercio exterior, sino fundamentalmente de la inversión extranjera, que muestra una de las mayores tasas de expansión en América Latina, de más de tres por ciento del PIB.
La inversión exttranjera directa comenzó a afluir masivamente a Chile en 1990, con el restablecimiento de la democracia, año en que también se inicia el proceso de constante devaluación del dólar frente al peso chileno.
El sector de mayor atracción, no sólo para los capitales foráneos, sino también para inversionistas locales, es la minería, por las altas tasas de rentabilidad de los yacimientos de cobre, oro y otros metales del norte de Chile.
El estado chileno tiene un gran respaldo en Codelco, con una rentabilidad anual entre 45 y 60 por ciento antes de descontar impuestos, señaló Villarzú, quien calificó como "una locura" las demandas derechistas de privatizar la corporación cuprífera.
La Escondida, el mayor yacimiento privado del país, tiene ganancias aún mayores, con una rentabilidad sobre sus ventas de 60 por ciento, como consecuencia de la alta ley del yacimiento que explota.
La dictadura del general Augusto Pinochet (1973-90) creó un mecanismo de atracción de capitales extranjeros con el Código Minero de 1978 que estableció la figura de las concesiones indefinidas para particulares.
Este mecanismo significa en los hechos que el Estado, aunque dueño del subsuelo según la norma constitucional, debe comprarle al particular la concesión que dio si es que desea recuperarla bajo mecanismos de mercados, no expropiatorios.
Esta fórmula, propicia para atraer inversionistas, no resulta adecuada desde el punto de vista del manejo de los recursos naturales del país, toda vez que la riqueza de los yacimientos mineros no es renovable, apuntó Villarzú.
Por ello, según el ministro, el Estado en estos casos debe crear mecanismos de compensación de esta virtual pérdida de recursos, generando instrumentos de inversión en áreas estratégicas permanentes, como por ejemplo la educación.
Esta propuesta, que responde a objetivos de "solidaridad intergeneracional", podría financiarse con regalías mineras, que en los hechos serán un impuesto a la concesión, lo cual a su vez moderaría el entusiasmo por invertir en la minería.
De esta forma, según Villarzú, se lograría cerrar al menos parcialmente una de las compuertas de la sobreoferta de dólares, para elevar el precio de la divisa, y simultáneamente apuntar a objetivos sociales y de manejo sostenible de los recursos del país. (FIN/IPS/ggr/dg/if/97