AMERICA LATINA: Un continente que envejece

El acelerado envejecimiento de su población plantea a los países latinoamericanos desafíos que hoy no están en condiciones de asumir, en parte por el abandono del Estado de sus responsabilidades en el plano social.

Esa fue una de las conclusiones de un foro sobre "Envejecimiento poblacional e integración social", organizado el fin de semana último en Montevideo por el Parlamento Latinoamericano y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Según estadísticas divulgadas en el encuentro, la población de tercera edad de la región prácticamente se duplica cada dos décadas.

Los mayores de 60 años, que eran sólo 12,5 millones en 1960, pasaron a 22,7 millones en 1980 y serán 41 millones en el 2000 y 81 en el 2020.

Su peso relativo en el conjunto de la población tiende a crecer exponencialmente. Actualmente aumentan a razón de tres por ciento anual, frente a 1,9 por ciento de crecimiento demográfico global.

Proyecciones de la OPS indican que en el 2020 los hombres y mujeres mayores de 60 años sumarán 12 por ciento del conjunto de los latinoamericanos, en comparación con el cinco por ciento que totalizaban en 1960.

La vejez tendrá también un alto componente femenino. Más de la mitad de los "adultos mayores" (55 por ciento) de la región en el 2010 serán mujeres.

Hacia el 2020, 13 de los 20 países de América Latina tendrán una proporción de mayores de 60 años superior a 10 por ciento de la población total, con un caso extremo en Cuba, donde la proporción de "viejos" será el doble.

La isla caribeña desplazará así a Uruguay (donde ya actualmente los "adultos mayores" representan 17,6 por ciento de los 3,1 millones de habitantes) del primer puesto de los países del área más envejecidos.

Países que aún hoy presentan niveles de envejecimiento "aceptables" (menos de 10 por ciento de la población total), como Brasil y México, que juntos abarcan más de la mitad de la población total de América Latina, invertirán la tendencia.

Se estima que hacia el 2010 esas dos naciones concentrarán más de la mitad de los ancianos del subcontinente.

En Brasil, los hombres y mujeres de más de 60 años, que en 1997 llegan a 13 millones, serán 32 millones hacia el 2025, mientras en México se pasará de cinco a 15 millones en el mismo lapso.

La "transición demográfica" visible en América Latina se explica sobre todo por la caída de la mortalidad infantil y de la fecundidad.

La OPS prevé que en el quinquenio 2020-2025 únicamente Haití tendrá una esperanza de vida inferior a 60 años, al tiempo que en el resto de los países será superior a los 70 y a los 75 en 15 de los 20.

En cuanto a la fecundidad, que hasta hace 30 años era muy elevada en la región (con excepción de Argentina y Uruguay), ha caído fuertemente y continuará haciéndolo en el futuro.

En el quinquenio 1960-1965, en 15 de los 20 países del área las mujeres tenían en promedio entre seis y siete hijos. En 1980-1985 la medida descendió a 3,9 y actualmente, si bien hay naciones con alta fecundidad, el promedio tiende a converger en tres hijos por mujer.

"En nuestros países, el envejecimiento de la población se da en un contexto de pobreza. No tenemos la infraestructura adecuada y específica para tratar a este grupo de población", señala la "Declaración de Montevideo" adoptada el domingo 3 al concluir el foro de tres días.

Diversos participantes señalaron en ese sentido la ausencia de políticas adecuadas de parte de Estados empobrecidos y que han optado, en función de decisiones políticas, por limitar su intervención en el área social a paliar carencias de sus sectores más carenciados.

"En la región, los sistemas formales de atención -como los de seguridad social y de atención médica- y los informales -como las familias extensas- se encuentran en una situación cada vez más difícil y frágil", señala un documento de preparación del foro.

El papel del Estado es insustituible en el financiamiento de políticas específicas, señaló Martha Peláez, asesora regional de la OPS en envejecimiento y salud.

El grupo de trabajo sobre seguridad social constituido en el encuentro apuntó sus dardos contra las políticas de reforma de los sistemas de prevención llevadas a cabo en la región, que "han propiciado un marcado deterioro de los principios de universalidad, solidaridad y equidad" y pauperizado una franja considerable de los adultos mayores.

La excepción en esta materia provino de Cuba, que exhibió las políticas emprendidas para los sectores más envejecidos de la población desde diversas instituciones públicas, y de algunos estados de Brasil.

En el foro, varios especialistas destacaron también que ante la carencia de recursos propios y de políticas estatales adecuadas, muchas familias optan por relegar a sus "viejos" en asilos que en gran parte presentan condiciones deplorables.

La OPS prevé encarar la problemática del envejecimiento poblacional formando recursos humanos en atención primaria en salud y desarrollando políticas de coordinación intersectorial que abarquen a gobiernos y asociaciones civiles.

También promoviendo el "diálogo intergeneracional", con el "fin de que se establezca una comprensión entre jóvenes y viejos", de acuerdo con el médico y diputado uruguayo José Bayardi.

En el encuentro se difundieron acciones concretas destinadas a terminar con el estigma que pesa sobre ancianos y ancianas, "considerados como una carga, como desechos humanos o bien tan sólo como objeto de medidas asistencialistas", según declaró Peláez.

"Se vive cada vez más. Hay que intentar que la vejez se viva cada vez mejor", señaló Renato Vera, director de la Universidad Abierta para la Tercera Edad de Río de Janeiro, que desarrolla una multitud de experiencias destinadas a favorecer la permanencia en actividad de los adultos mayores.

"Respetar al anciano es ofrecerle lo adecuado y lo adecuado muchas veces es algo a descubrir, que pasa por lo lúdico", dijo Vera al semanario uruguayo Brecha.

Juan Carlos González, subdirector del Instituto Nacional de la Senectud de México, indicó por su lado que la planificación de políticas hacia los ancianos debe también ser diferenciada, sobre todo en países "multiculturales y multiétnicos" como el suyo.

Destacó en ese sentido que a menudo desde el Estado central no entiende el hecho de que hay una diversidad de situaciones y se llevan cabo acciones homogéneas "que son inútiles".

"En el estado de Guajaca, limítrofe con Estados Unidos, los ancianos son muchísimos porque los jóvenes han emigrado. Allí no se puede llevar a cabo el mismo tipo de acciones que las que se conducen en áreas del país que no presentan estas características", explicó.

La OPS se propone levantar una base de datos regional para la conducción de políticas en siete países particularmente afectados por el envejecimiento de su población: Barbados, Brasil, Chile, Costa Rica, Cuba, México y Uruguay.

El estudio estará terminado en 1998, en correspondencia con el Año Internacional del Adulto Mayor. (FIN/IPS/dg/ff/pr/97

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