La Suprema Corte de Justicia de Uruguay no imaginó que la publicación de un análisis sobre el trabajo en los juzgados de Familia provocaría un rechazo sin precedentes en la historia judicial de este país de quienes se desempeñan en esa área, la mayoría de los cuales son mujeres.
El informe fue encargado en conjunto por la Corte mediante un convenio con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
El análisis destacó que existe una alta "feminización" de esos juzgados, cuyos titulares tienen la responsabilidad de fallar en divorcios, regimenes de visita para niños de padres separados y pensiones alimenticias.
Entre los jueces de Familia, 79 por ciento son mujeres, supremacía que se mantiene, con variación de porcentajes, en toda la estructura del Poder Judicial con excepción de su cúpula, en la que los cinco ministros son hombres.
El coordinador del estudio, el abogado y sociólogo Agustín Cisa, indicó que esos juzgados son considerados en el ámbito forense como de castigo o de menor prestigio, y constató entre algunos jueces "un gran desconocimiento de la legislación internacional y local".
Es tradicional que jueces de otras materias denunciados ante la Suprema Corte de Justicia sean desplazados de los juzgados Penales o Civiles hacia los de Familia como forma de sanción, señalaron fuentes del Poder Judicial consultadas por IPS.
Cisa, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad estatal, dijo en su informe que "entre los jueces de Familia aumentó el número de divorcios debido a la tensión, al descubirmiento muchas veces de problemáticas familiares que incluye la del propio juez".
La mayoría de los jueces de Familia, respaldados por ministros de los Tribunales superiores de esa materia, protestaron en forma oficial ante la Suprema Corte, que tras varias deliberaciones decidió destacar la independencia técnica del consultor.
No obstante, el máximo tribunal tomó distancia de expresiones de Cisa que "menoscaban" la investidura de los magistrados.
Sobre el término "feminización" la Corte no tomó posición y se limitó a expresar que en otras áreas del Poder Judicial "se observa igual fenómeno", sin que se haya atribuido por ninguno de los involucrados connotaciones peyorativas al mismo.
"El consultor, al amparo de UNICEF, lanzó una serie de ofensas gratuitas que se oficializaron públicamente con la publicación", dijeron dos de las juezas afectadas.
El vocablo "feminización", añadieron, es "minimizante y peyorativo (…) ¿es que femenino es sinónimo de de desconocimiento de leyes y normas y de falta de capacitación?", argumentaron los jueces en la nota enviada a la Corte.
Las críticas "agravian nuestra ética, nuestra moral y nuestra investidura", añadieron.
Cisa dijo a IPS que el informe no busca ofender a los magistrados y que el vocablo "feminización" no tiene el sentido "peyorativo" que los jueces parecen atribuirle.
Con aparente ironía, los jueces preguntaron si el término feminización "en su contenido, alcanza a los jueces de Familia varones".
Cisa señaló que el término "tiene un criterio sociológico y se da cuando se produce el abandono o desplazamiento de los hombres de una actividad".
Está "asociado a un hecho tal vez más conocido que es la 'secundarización' del trabajo femenino. Esto es que el ingreso se considera secundario con respecto al principal", añadió el consultor, quien reivindicó su trabajo profesional y advirtió que no permitirá "agravios públicos ni privados" sobre el mismo.
Jacinta Balbela, una ex ministra de la Suprema Corte, dijo a IPS que "la mujer llegó a la judicatura porque se impuso. Su superioridad no es sólo numérica sino que surge también de las calificaciones que obtiene durante sus estudios".
Balbela fue la primera ministra de la Suprema Corte elegida por unanimidad del parlamento en 1985 luego de 12 años de dictadura militar y es la única mujer que desde entonces desempeñó ese cargo.
Al cesar en el mismo pasó a desempeñarse en el Instituto Latinoamericano de Protección y Tratamiento del Delincuente (ILANUD) y es miembro de "Uruguay Transparente", una organización que busca controlar actos de corrupción en el Estado.
Las mujeres "han producido una revolución en la judicatura uruguaya, tienen más sensibilidad que los hombres y si a ello se une su capacitación técnica, el resultado son excepcionales juezas", sostuvo la jurista. (FIN/IPS/rr/ag/pr/97