CUBA: Crisis persiste, pese a reanimación económica

La economía cubana crecerá en 1997 por cuarto año consecutivo, pero la reanimación todavía resulta insuficiente para contrarrestar los efectos de la peor crisis desde la instalación en 1959 del gobierno de Fidel Castro.

El Ministerio de Economía y Planificación anunció en su plan económico para 1997 un aumento del producto interno bruto (PIB) de cinco por ciento, luego de un crecimiento de 7,8 en 1996, de 2,5 en 1995 y 0,7 por ciento en 1994.

Por su parte, el Centro de Estudios de la Economía Cubana presentó en enero las estimaciones independientes de un grupo de economistas que vaticinan varios escenarios de crecimiento entre cinco y siete por ciento.

Autoridades y expertos parecen coincidir en que la reanimación alcanza las principales ramas de actividad, pero que el crecimiento no basta para poner fin a la crisis iniciada en 1990.

El PIB cayó 34,3 por ciento en los tres primeros años de esta década, y muy pocos sectores ha recuperado los volúmenes de producción de 1989 y algunos necesitarán varios años para lograrlo.

"No hay duda de que se ha desarrollado una dinámica interna de recuperación", declaró esta semana el vicepresidente Carlos Lage, principal conductor de la política económica. Pero también admitió que la situación económica del país es "difícil".

Fuentes oficiales reconocieron este mes la necesidad de aplazar el final de la zafra azucarera por los contratiempos ocasionados por condiciones climáticas y la llegada tardía del financiamiento externo, calculado en 350 millones de dólares.

El atraso de las líneas de crédito fue señalado por Lage como una de los efectos principales de la ley estadounidense Helms- Burton, que endurece las condiciones del bloqueo económico aplicado por Washington a Cuba y pretende frenar el flujo de inversión extranjera.

La industria azucarera, con una capacidad instalada para producir de ocho a 10 millones de toneladas, registró un descenso de 8,4 millones de toneladas en 1990 a 3,3 millones en 1995.

La recuperación, atribuída a la inyección de capital foráneo en la agricultura y en la industria, comenzó el pasado año con la producción de 4,5 millones de toneladas, un crecimiento de 33,6 por ciento respecto de 1995.

Para este año las autoridades esperan sobrepasar ligeramente los 4,45 millones de toneladas, aunque el atraso del final de la zafra afecte la eficiencia y también la próxima zafra.

Una vez pasado marzo, mes en que la sacarosa presenta mayor concentración en el tallo de la caña, llegan los meses de lluvia y de mayor calor, con la consiguiente disminución del rendimiento agrícola.

Expertos locales consideran que Cuba no podrá seguir dependiendo del azúcar como principal rubro de exportación. Por el momento, el turismo parece la principal vía de captación de capitales del exterior.

Cuba recibió el pasado año un millón de turistas extranjeros, que aportaron 1.300 millones de dólares. Mientras, los ingresos de la industria azucarera fueron del orden de los 880 millones, de acuerdo con informes no oficiales.

Fuentes del Ministerio de Turismo aseguran que 219.390 visitantes llegaron a la isla en los dos primeros meses de este año. Esa cantidad representa un aumento de siete por ciento frente a igual período de 1996.

Pero funcionarios del sector consideran insuficiente el crecimiento anotado, ya que la previsión oficial de arribo de 1,2 millones de turistas este año exige un incremento sostenido de 10 por ciento mensual.

El níquel, con inversión canadiense y australiana, aparece entre los rubros de la economía de mejor comportamiento. La producción de níquel rehistró en 1996 el record histórico de 55.800 toneladas, 12.900 más que en 1995.

Mientras, los cigarros puros habanos, considerados la gran exclusividad de las exportaciones cubanas, aumentarán su presencia en el mercado internacional de 71,6 millones de unidades en 1996 a 100 millones este año.

Un informe presentado al parlamento por el Ministerio de Economía y Planificación dio cuenta de crecimiento significativo en los sectores del azúcar, tabaco, níquel, turismo, viandas y hortalizas, cítricos, productos del mar y extracción de petróleo.

El ministro de Economía, José Luis Rodríguez, afirmó en marzo que los planes de desarrollo previstos para 1997 no se detienen, a pesar de las "tensiones financieras" y de los problemas de liquidez en las arcas del Estado.

"La situación financiera externa se ha convertido en el principal problema para la recuperación sostenida de la economía cubana", observó Rodríguez,

La deuda externa de Cuba sumaba 10.504 millones de dólares a finales de 1995. A mediados de 1996 llegó a los 11.000 millones y, según los expertos, en los primeros meses de este año debe haber alcanzado los 12.000 millones.

La balanza comercial cubana registró el último año un déficit de 1.700 millones de pesos (igual al dólar en el cambio oficial). En cuanto a la inversión extranjera, continuó creciendo, pero sin cumplirse el pronóstico de conformación de 300 asociaciones empresariales entre el Estado y capitales externos.

Según el Ministerio de Inversión Extranjera y Colaboración Económica funcionan en la isla unas 260 asociaciones económicas o empresas mixtas con capital extranjero, 42 de ellas creadas luego de la firma de la ley Helms-Burton en marzo de 1996.

Sin embargo, el capital invertido hasta ahora por empresas foráneas no es suficiente como para sustituir otras fuentes de e financiamiento, que se dificultan por el monto de la deuda y las presiones de la nueva ley estadounidense.

A las tensiones en la esfera externa se suman la necesidad de una transformación estructural de la industria, que se caracteriza por el gigantismo, el sobreconsumo de combustibles, el atraso tecnológico y la ineficiencia económica.

El gobierno enfrenta el desafío de realizar una reforma económica para romper con los modelos de producción importados del antiguo campo socialista de Europa, sin renunciar a lo que considera como principios irrenunciables de ese sistema.

Lage reconoció este mes que la posibilidad de una apertura a la pequeña y mediana empresa privada en la isla está aún lejana y dependerá de que la empresa estatal se recupere y gane en eficiencia.

Según las autoridades, la propiedad estatal seguirá predominando, aunque también continuarán la entrega de tierras fiscales en usufructo a los campesinos, las formas cooperativas de producción y la ampliación del empleo por cuenta propia.

Para este año, el gobierno se propone dar luz verde a la apertura de zonas francas, y aprobar una ley de bancos que garantice la reforma bancaria y disposiciones en las esferas inmobiliaria y empresarial.

El vicepresidente advirtió que la planificación económica deberá apuntar al mejoramiento de las cuentas externas, a elevar la eficiencia económica y a buscar relaciones monetarias estables entre las empresas a partir de la moneda nacional.

La dolarización de la economía en los últimos años ocasiona una seria depreciación del peso cubano, al realizarse en dólares gran parte de las transacciones interempresariales.

Expertos del Centro de Estudios de la Economía Cubana advirtieron que lograr el crecimiento previsto para este año exige frenar el deterioro de los términos de intermbio y producir 100 millones de habanos y 64.000 toneladas de níquel.

Así mismo, el azúcar deberá mantener un precio internacional alrededor de 12 centavos de dólar la libra, la exportación de cítricos deberán crecer 20 por ciento, y la venta de productos del mar tendrán que superar los 200 millones de dólares, 35 millones más que el año pasado.

Sectores especializados observaron que, de mantenerse el incremento de las importaciones como base de la recuperación, la economía cubana podría entrar en un círculo vicioso que dificultaría la salida de la crisis. (FIN/IPS/da/ff/if/97

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