AMERICA DEL SUR: La carrera armamentista ya comenzó

Los fabricantes de armas pronostican que en los próximos 10 años América del Sur, marginal en cuanto a compra de material bélico, se convertirá en uno de los mercados más dinámicos y atractivos del mundo.

Empresas líderes del sector, como Lockheed Martin de Estados Unidos, Dassault de Francia, Saab de Suecia, Marconi de Italia, Rosvoorouzhenie de Rusia y Norinco de China, parecen dispuestas a trabajar para que la profecía se cumpla.

Así lo demuestra su participación, esta semana en Río de Janeiro, en "Latin America Defentech" (LAD 97), la primera exposición internacional de tecnología de defensa terrestre, naval y aérea que se realiza en América Latina.

A diferencia de la muestra que en los años pares se presenta en Santiago de Chile, con predominio del sector aeronáutico, en LAD 97 "existe un adecuado equilibrio entre la oferta para las tres armas, infantería, marina y aeronáutica", explicó su coordinador, el brasileño Paulo Correa.

Ochenta y nueve expositores de 12 países tardaron aproximadamente un año en prepararse para intentar seducir con toda su parafernalia bélica a los Ministerios de Defensa de la región y de países como Brunei y Croacia, invitados especialmente.

"Otra diferencia con la de Santiago es que ésta es exclusivamente profesional, comercial, no está abierta al público en general", aclaró Correa, quien espera colocar a LAD en el calendario oficial todos los años impares.

Esto significaría la institucionalización de la temida "carrera armamentista" en América del Sur.

Aunque para los organizadores y expositores de LAD 97 la carrera armamentista es obviamente deseada, prefieren no referirse a ella. En cambio subrayan las legítimas necesidades de defensa de las naciones y los aportes de la industria bélica al desarrollo científico y tecnológico en general.

El vicepresidente de Brasil, Marco Maciel, quién inauguró la muestra este miércoles, dijo que la actividad "permite verificar el desarrollo científico-tecnológico del sector" y eso ayuda a extraer conclusiones que sirven también para el desarrollo de otras áreas, como la aeroespacial, transportes y medicina.

Con el fin de la guerra fria y la indiscutida hegemonía bélica de Estados Unidos, los presupuestos anuales de defensa y los gastos militares de ese país han venido registrando significativos recortes, pese a la férrea oposición del Partido Republicano.

En 1987, ese presupuesto fue de 363.700 millones de dólares. Para este año, el presidente Bill Clinton había solicitado 257.500 millones y los congresistas republicanos lograron sumarle sólo 13.000 millones más.

Esta política tiene serias consecuencias en el complejo industrial-militar estadounidense, receptor de la mayor parte de los fondos destinados a la defensa. En términos laborales, los empleos cayeron de 3,9 millones en 1987 a 2,8 millones en 1995. Por diferentes motivos, algo similar ocurre en Europa.

La reacción del sector armamentista en general ha sido concentrarse en cada vez menos y más poderosas empresas para moverse mejor en un mercado encogido y, sobre todo, más competitivo.

La asociación de Martin Marrietta con Lockheed en Estados Unidos y de la sueca Saab con la British Aerospace para construir el jet multipropósitos Grippen, son buenos ejemplos de ese proceso.

Además, el mercado está más concurrido que nunca con el fuerte papel exportador de Rusia y China Popular.

En LAD 97, Rusia participó a través de la compañía estatal Rosvoorouzhenie, principal exportador de armas de ese país, y de Mig-Mapo, responsable de los famosos aviones Mikoyan.

China estuvo presente con la gigantesca Norinco, fabricante de todos los productos bélicos imaginables, desde imitaciones de armas ligeras de otros países, a bajo costo, hasta portaaviones.

Pese al exceso de oferta, hacia 1996, el Instituto de Estudios para la Paz Internacional, de Estocolmo, registraba una significativa reducción de los gastos militares a nivel mundial, salvo en Medio Oriente, el Sudeste asiático, India, Paquistán y Argelia.

Es comprensible entonces la búsqueda de nuevos mercados y que la industria haya apuntado sus armas hacia América del Sur, por ser poco explotado y encontrarse en un avanzado proceso de derrumbe de sus barreras comerciales.

Las dificultades presupuestarias que enfrentan muchos ejércitos latinoamericanos podrían, sin embargo, imponer límites insalvables para los planes de expansión de la industria bélica internacional. En Argentina, por ejemplo, los gastos militares cayeron 70 por ciento en 10 años.

Además, las conversaciones durante LAD 97 permitieron identificar dos otros fenómenos igualmente preocupantes.

Por una parte, aunque argumenten contra la prohibición de venta de alta tecnología bélica a América Latina, señalando que los militares están totalmente subordinados al poder civil, los grandes fabricantes estadounidenses en realidad no creen que esto sea exactamente así, o esperan que no lo sea.

"Puede ser que los gobiernos civiles tengan otras prioridades, pero las Fuerzas Armadas o cada una de sus ramas, como en el caso de Brasil, tienen sus propios planes de reequipamiento y modernización y sus propios 'lobbies' o recursos para poder financiarlos", comentó un experto.

En Chile, por ejemplo, el ejército dispone de 10 por ciento del total producido por las ventas de cobre, lo cual le representa unos 400 millones de dólares al año.

Por otra parte, para los fabricantes de armas esas restricciones presupuestarias son "circunstanciales".

Ellos confían en que el proceso de rearme en el que están empeñadas las tres ramas chilenas incidirá, más temprano que tarde, en una reactivación presupuestaria de las Fuerzas Armadas de sus vecinos, Argentina especialmente, y en consecuencia en todos los países de la región. (FIN/IPS/jg/ag/ip/97

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