La Organización de las Naciones Unidas desmintió que un millar de sus funcionarios vayan a ser despedidos como parte del plan de reestructura anunciado la semana pasada.
"El plan del secretario general, Kofi Annan, de eliminar mil puestos, no obstaculizará el trabajo de la Secretaría, porque la mayoría están vacantes", expresó el subsecretario general Joseph Connor. "No prevemos despidos involuntarios", aseguró.
Connor respondió así al temor provocado por las nuevas medidas de Annan para reducir costos.
Muhammad Yussuf, de Tanzania, en nombre de los 132 países en desarrollo del "Grupo de los 77", afirmó que la Asamblea General de 185 países decidió el año pasado que el ahorro no conduciría a despidos arbitrarios.
El senador Jesse Helms, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos y uno de los mayores críticos de la ONU, afirmó el año pasado que el organismo debía despedir por lo menos la mitad de sus 9.000 empleados.
Helms sostuvo que el Congreso de su país no autorizaría el pago de 1.300 millones de dólares que Estados Unidos le debe a la ONU si no se reducen drásticamente los costos.
Las reformas de Annan "parecen ideas reformuladas de viejas propuestas que no tuvieron el apoyo del Congreso", declaró Marc Thiessen, vocero de Helms. Agregó que el senador desea que se eliminen cargos existentes en lugar de cargos vacantes.
La semana pasada, Annan anunció que la ONU reduciría su personal, los costos administrativos, uniría a tres secciones del organismo, y establecería un código de conducta que estipula la responsabilidad en la administración.
El presupuesto para 1998-99 tendrá una reducción de 123 millones de dólares y los costos administrativos se reducirán de 38 a 25 por ciento de los gastos totales de la ONU. La Secretaría también prevé reducir la documentación en 25 por ciento.
El secretario general dijo que la propuesta de eliminar 1.000 puestos es seria y que una "reducción mayor no sería prudente".
El sindicato de empleados de la ONU advierte que el proceso de reformas se está realizando sin la participación del personal.
Una publicación del sindicato criticó recientemente "a la administración por reducir cargos para satisfacer las exigencias de miembros individuales sin tener en cuenta las consecuencias a largo plazo para el organismo".
"Los funcionarios internacionales tienen el mayor conocimiento de las operaciones y pueden realizar propuestas que beneficien la eficiencia y la economía", agregó.
La Secretaria de Estado estadounidense, Madeleine Albright, ex embajadora de su país ante la ONU, acusó el año pasado a la Secretaría de permitir que el personal creciera hasta llegar a "proporciones elefantiásicas", especialmente durante la guerra fría.
"Ahora, que no existen las divisiones de la guerra fría, pedimos que el elefante baje de peso".
Albright propuso que la Secretaría de la ONU privatice servicios, reduzca personal y papeleo, impida los viajes innecesarios, elimine beneficios y minimice el uso de los consultores.
En 1996, la ONU ofreció aproximadamente 80.000 dólares a cada empleado que decidiera renunciar. Cuatrocientos profesionales y administrativos aceptaron la oferta, surgida a raíz de una severa crisis financiera.
El organismo anunció que gastará 45 millones de dólares en un período de tres años como parte de un programa de retiro anticipado, para eliminar a los empleados ineficientes, incompetentes o excedentes. (FIN/IPS/tra-en/td/yjc/aq-jc/ip/97