Mario Conde, el abogado español que se convirtió en gran banquero bajo el gobierno del socialista Felipe González (1983-96), fue condenado hoy a seis años de prisión mayor.
La Audiencia Nacional consideró a Conde culpable de malversación de fondos y falsedad documental, en el primero de una serie de juicios a los que fue sometido tras la intervención del Banco Español de Crédito (Banesto), decretada el 28 de diciembre de 1993.
Conde, un oscuro abogado en 1982, hizo buena en los primeros años del gobierno socialista la afirmación de Carlos Solchaga, ministro de Economía de González, quien a mediados de los 80 dijo que España era el mejor lugar para ganar dinero de manera rápida.
En una serie de compras y ventas de empresas, y beneficiándose de sus buenas relaciones con el poder, Conde tomó el control de Banesto, uno de los cinco grandes de la banca española. Desde esa base, ganó posiciones fuertes en empresas de comunicación, patrocinó actos culturales de todo tipo y se forjó una imagen política.
En 1992 financió seminarios hasta en Moscú, que presidió González, y fue investido doctor honoris causa por la Universidad Complutense de Madrid, en un acto encabezado por el rey Juan Carlos y al que asistieron las más altas personalidades de la política, la economía, la cultura y los negocios.
Pero ese mismo años su estrella comenzó a palidecer. La recesión económica que siguió a la guerra del Golfo asfixió a Banesto y sus ambiciones políticas presentaron a Conde como un enemigo del gobierno socialista.
Con el argumento de que su situación financiera pondría en peligro todo el sistema bancario, Banesto fue intervenido y poco después vendido en oferta pública, pasando a control del Santander, otro de los cinco grandes.
Mientras, comenzaba para Conde un largo camino judicial, que lo llevó primero a la cárcel, después a su domicilio en libertad bajo fianza y, ahora, otra vez a la prisión.
Este juicio es el primero de los que esperan a Conde. También fue inhabilitado por seis años y condenado a indemnizar a Banesto con poco más de cuatro millones de dólares. Esa cantidad equivale a un pago realizado por Banesto, por orden suya, a una sociedad ficticia con sede en un paraíso fiscal, cuyos propietarios se desconocen.
Sobre ese dinero corrieron varias versiones. El mismo Conde dijo hace dos años a un periódico que fue utilizado para pagar influencias políticas y en el juicio declaró que se usó en retribución de servicios.
Pero el tribunal considera que hubo "apropiación indebida". O sea, que Conde se quedó con la suma.
El abogado Luis Pineda, representante de la Asociación de Usuarios de Banca (AUBA), dijo al conocer la sentencia que se comienza a hacer justicia, y recordó que todavía restan varios juicios contra Conde y otros ejecutivos de Banesto.
La diputada Rosa Aguilar, portavoz de la coalición Izquierda Unida, calificó a Conde de "máximo exponente de la cultura del pelotazo". O sea, de quienes ganaron dinero fácil bajo el gobierno socialista.
Aguilar declaró su satisfacción porque esta vez, según dijo, se ha hecho justicia "castigando a uno de arriba".
Ahora, además de recurrir esta sentencia ante el Tribunal Supremo, se esperan otras reacciones del ex banquero. En los tres últimos años, Conde fue acusado, sin que se presentaran pruebas al respecto, de haber comprado y después filtrado a la prensa una serie de documentos de los servicios de inteligencia.
También se informó que su abogado gestionó y obtuvo una entrevista con González, cuando éste todavía ocupaba la jefatura del gobierno, para ofrecerle esos documentos a cambio de la eliminación de los cargos contra Conde y de una indemnización a éste por la expropiación de Banesto.
La sentencia dictada este jueves podría incitar al ex banquero a divulgar otros documentos, supuestamente comprometedores para altos dirigentes políticos, sobre casos de corrupción y de "guerra sucia" contra los independentistas vascos. Conde y su entorno mantienen silencio ante la sentencia, que será apelada. (FIN/IPS/td/ff/ip if/97
