El diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, reivindicó hoy el derecho de los hombres a llevar el pelo largo, usar aretes y tener tatuajes.
La defensa apareció en la sección Abrecartas, a cargo del periodista Guillermo Cabrera, y respondió a la queja de un lector que por su melena no puede entrar a un círculo social obrero.
"A juzgar por el pensamiento administrativo, una persona como Abel Prieto, ministro de Cultura, no podría entrar por su pelo largo", afirmó Cabrera sobre el incidente.
Los círculos sociales obreros son instituciones recreativas que dan acceso a las playas del oeste de La Habana y pertenecen a los sindicatos. Aunque son para afiliados, se permite también la entrada al público en general mediante el pago de la entrada.
"Según la administración se prohibe la entrada a jóvenes con pelo largo, aretes y tatuajes", afirmó Yuri González en su carta a Granma y demandó "sobre qué base y derecho se puede actuar así".
"No lo hago por nada malo, simplemente para estar a la moda", afirmó González, sonidista de la Casa de Cultura Roberto Branly, un espacio cultural de la capital cubana abierto a los aficionados al rock.
El rechazo al pelo largo, los tatuajes y los aretes en los hombres no es nuevo en Cuba. Quienes fueron jóvenes en los años 60 recuerdan aún la época en que estas manifestaciones externas eran consideradas como serias "desviaciones ideológicas".
Aunque el rechazo al "pelúo" sigue presente en muchas personas, no responde a la política oficial que desde la década pasada mostró mayor tolerancia hacia la multiplicidad de tendencias en la sociedad.
Expertos locales estiman que la mayoría de las veces tras esta intolerancia se encuentra la ideología machista, que lleva a las personas a rechazar imágenes que no identifican como varoniles.
Al círculo social obrero tampoco podría entrar los trovadores Silvio Rodríguez, por tener una caravela tatuada en su mano, e Ireno García, por llevar siempre un arete, afirmó Cabrera.
"Juzgar a las personas por su aspecto externo es de una superficialidad extrema", subrayó el periodista de Granma, quien aclaró que aún no tenía respuesta del "escurridizo" administrador del círculo social.
Cabrera, también director del Instituto Internacional de Periodismo José Martí de La Habana, recordó a un amigo comunista que defendía su melena asegurando que su padre era calvo y había emigrado de Cuba.
Cabrera recordó que la cubana fue "una revolución de pelos y barbas largas que impresionó al mundo en la década de los 60" y propició el surgimiento de una generación que quería "parecerse a los barbudos".