Las ciudades de Vietnam, al igual que en la mayoría de los países del sudeste asiático en rápido crecimiento, comienzan a ceder bajo el peso de la sobrepoblación, debida a la inmigración masiva de campesinos en busca de trabajo.
Desde que Vietnam inició sus reformas económicas, hace casi una década, la inversión extranjera y la actividad económica en general se concentraron en los centros urbanos, que atraen como imanes a agricultores pobres con miras a un mejor nivel de vida.
El fenómeno está colocando una excesiva carga sobre los servicios sociales, y obligó a las autoridades comunistas a tomar la drástica medida de expulsar a aquellos inmigrantes rurales que no poseen permiso de residencia válido.
La sobrepoblación es particularmente grave en la ciudad de Ho Chi Minh, capital del sur, adonde llegan cientos de miles de campesinos del delta del río Mekong, provincias del centro y aun del norte, tras viajar miles de kilómetros en la esperanza de un futuro mejor.
"Hay más de 700.000 inmigrantes sin permiso de residencia en la ciudad", señaló Vo Thi Bach Tuyet, director del departamento municipal del Ministerio de Trabajo, Inválidos de Guerra y Asuntos Sociales.
"La mayoría no tienen educación, y sólo cinco por ciento de ellos posee algún diploma o preparación técnica", agregó.
Sólo se permitirá permanecer en la ciudad a aquellos inmigrantes educados y capacitados, mientras el resto será expulsado sin miramientos de la antigua base de guerra de las tropas occidentales. Saigón, como se la conocía entonces, cayó ante el norte comunista en 1975.
"No vamos a expulsar a trabajadores inmigrantes preparados, pero la municipalidad proyecta reglamentar la forma en que estos trabajadores sin permiso de residencia podrán emplearse en la ciudad", anunció Bach Tuyet.
Propietarios de fábricas y empresas ya recibieron la orden de despedir a aquellos inmigrantes rurales que no se ajustan a "ciertos criterios", es decir, que no poseen educación secundaria ni capacitación técnica especial.
Esa categoría incluye a la mayoría de lostrabajadores rurales, que constituyen 80 por ciento de la fuerza laboral de Vietnam (de 45 millones de personas) y durante la mitad del año no poseen trabajo fijo debido al desempleo estacional del sector agrícola.
La mayor parte de ellos se dirigen a Ho Chi Minh, que tiene cinco millones de habitantes, en general con un nivel de vida superior al resto de la población.
El ingreso anual por habitante en Ho Chi Minh es de unos 1.000 dólares, más de cuatro veces superior al promedio nacional. Las autoridades de la ciudad sostienen que la economía creció 15 por ciento en los últimos años y que se generan 150.000 nuevos empleos anualmente.
Pero los avances económicos no son acompañados por el desarrollo de la infraestructura necesaria para hacer frente al creciente influjo de campesinos.
Existe una grave carencia de viviendas y servicios sociales, mientras los niveles de contaminación están aumentando, y muchos inmigrantes que no encuentran trabajo terminan ejerciendo la prostitución o en el tráfico de drogas.
La situación es similar en Hanoi. Aunque la capital no atrae a tantos campesinos, tampoco recibió grandes beneficios de la inversión extranjera, de modo que las autoridades municipales carecen de los recursos necesarios para mejorar la infraestructura.
La escasez de vivienda es especialmente grave en Hanoi, donde los asentamientos precarios e ilegales son cada vez más frecuentes.
Al mismo tiempo, los desechos domésticos e industriales se acumulan en las calles de la capital, cuya red de saneamiento fue construida hace más de 50 años para una población de 200.000 personas, aunque actualmente tiene 2,3 millones.
"El gobierno de Vietnam reconoce que la infraestructura de Hanoi continúa deteriorándose y que la pobreza urbana persiste", señaló Nicholas Rosseline, representante en Hanoi del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. (FIN/IPS/tra-en/sb/cpg/ml/pr-lb/97
