Para miles de inmigrantes del sur de Asia que viven en esta ciudad de Estados Unidos, conducir un taxi es un buena forma de ganarse la vida, pero para muchos también es una vía hacia la discriminación.
Los conductores de origen pakistaní, indio o bengalí se quejan de la falta de protección policial, el acoso por parte de los pasajeros y hasta de la propia policía. "Tenemos uno de los trabajos más peligrosos", dijo Mohammed, un taxista de Bangladesh.
Mohammed afirma que decenas de conductores fueron asesinados en los últimos años mientras trasladaban a pasajeros en barrios con altos niveles de delincuencia.
En 1994, luego de una serie de asesinatos de taxistas, cientos de coches cerraron la principal arteria de Manhattan, Broadway, durante varias horas para protestar contra la discriminación policial, incluyendo la falta de investigación de la violencia contra los conductores.
La policía no suele responder a las denuncias de los conductores que han sufrido acosos de parte de sus pasajeros, sostiene Phairavi Desai, representante del Comité contra la Violencia Anti-asiática. Los pasajeros que acosan a los conductores sólo reciben leves reprimendas de la policía, afirma.
Los taxistas sostienen que el tratamiento que reciben se debe a su origen étnico.
Desai sostiene que "es una comunidad que sufre marginación racial y religiosa, especialmente los conductores sij y musulmanes".
"La policía detiene a los conductores sin razón. Si un conductor se queja, lo multan por conducta escandalosa", afirma Desai.
Una de las formas más comunes de acoso policial son las falsas acusaciones de infracciones de tránsito, descartadas una vez que llegan a los tribunales.
Muchos conductores del sur de Asia piensan que reciben multas en exceso, por las que luego tienen que responder ante la corte. A menudo, dice Desai, los conductores que objetan las multas policiales deben permanecer varias horas en la corte, lo que perjudica su trabajo.
A veces, los choferes que se defienden de las falsas acusaciones policiales han sufrido acoso ulterior. En 1994, un conductor pakistaní recusó la citación de dos policías que, según él, lo acosaban. Dos días después de haberse quejado, la policía lo arrestó nuevamente.
El año pasado, las cinco citaciones contra el conductor fueron rebatidas en la corte. Sin embargo, existe poca información sobre los problemas específicos que enfrentan los taxistas del sur de Asia.
La oficina de prensa policíaca aseguró que no estaba al tanto de que los asiáticos tuvieran problemas especiales como grupo.
La TLC, Comisión de Taxis y Limosinas, que regula el oficio en la ciudad, no ha recibido información de problemas específicos de los conductores de Asia del sur.
La TLC ni siquiera compila información sobre el origen étnico de los conductores. Sin embargo, se estima que de los 45.000 conductores de taxis en la ciudad, 30.000 son pakistaníes, indios o bengalíes.
Los asiáticos del sur no tienen casi representación entre los miembros de la policía. Según el censo de 1990, 1,1 por ciento de la fuerza policíaca entraba dentro de la categoría 'asiático/otros' en comparación a 7,7 por ciento que representan de la población de Nueva York.
Mientras tanto, los taxistas formaron varias asociaciones para defenderse a medida que surgen las denuncias de acoso policial. En 1994, el Fondo de defensa legal y educación asiática- estadounidense tuvo 17 casos de acoso contra los conductores, la mayoría por la policía.
El acoso policial es sólo parte del problema. Varios conductores sostienen que los pasajeros se quejan de su falta de dominio del idioma, discuten con ellos y les dan menos propinas.
"Soy universitario y en mi país era ingeniero", dijo un conductor que se mantuvo en el anonimato. "Pero desde que vine acá y trabajo como taxista, la gente se cree que soy un ignorante". (FIN/IPS/tra-en/fah/yjc/aq-jc/pr/97
