La destitución parlamentaria del presidente de Ecuador Abdalá Bucaram habría obedecido a la voluntad del mandatario de resolver pacíficamente el diferendo con Perú, consideraron hoy medios políticos de Lima.
A su vez, el gobierno de Panamá condenó la decisión de los legisladores ecuatorianos, al estimar que se debe preservar la separación de poderes.
Fuentes de la cancillería de Bolivia, país cuyo gobierno se manifestó "preocupado" por la situación en Quito pero la consideró un "asunto interno", indicaron que el Grupo de Río podría efectuar una declaración al respecto.
En España, el Ejecutivo destacó la necesidad de evitar toda "tentación golpista" en Ecuador.
Tanto la Unión Europea como los países iberoamericanos suscribieron una "cláusula democrática" que implica la suspensión de los programas de cooperación a los países en los que se interrumpe la normalidad constitucional, recordaron fuentes del gobierno español.
"Creo que los halcones (ecuatorianos) han metido la mano aprovechando el rechazo popular al programa de gobierno de Bucaram y la presunta corrupción de su régimen, pero es evidente que a su retorno de Lima arreció la campaña contra su gobierno", opinó el analista peruano Jorge Arnao.
"Debo señalar mi extrañeza porque mediante una votación parlamentaria se haya establecido que el presidente Bucaram padecía de problemas mentales. No se conoce ningún examen médico que respalde esa aseveración", comentó por su lado el líder de la oposición peruana Javier Pérez de Cuéllar.
El ex secretario general de Naciones Unidas dijo esperar que la destitución de Bucaram no entorpezca las negociaciones de paz entre Lima y Quito.
Perú y Ecuador protagonizaron en 1995 una guerra focalizada en una zona de su frontera y deben participar el día 17 en Brasilia en una reunión convocada por los gobiernos de Argentina, Brasil, Chile y Estados Unidos (garantes del tratado de paz de 1942) para buscar una solución pacífica a la antigua disputa territorial. (FIN/IPS/ip/97
