Autoridades municipales y estaduales estimulan la intolerancia religiosa en muchas zonas de México y han perseguido a los no católicos con el corte de servicios públicos, con amenazas y hasta con el encarcelamiento.
La subsecretaria de Asuntos Jurídicos y Asociaciones Religiosas reconoció este miércoles la responsabilidad de las autoridades en los abusos y advirtió que esos hechos alientan el sectarismo que manifiestan ciertos líderes religiosos.
Representantes de la misma subsecretaría visitan este mes los estados de Chiapas, Guerrero, Oxaca y Nayarit para promover la libertad de culto consagrada en la legislación de México, donde se cuentan 80 millones de católicos.
Treinta y cinco evangélicos fueron expulsados en diciembre del poblado de San Juan Yahé, situado en el sureño estado de Oaxaca, por decisión de las autoridades locales. Otros fueron encarcelados y debieron pagar 130 dólares por su libertad.
El episodio de San Juan Yahé es apenas uno en su tipo. Decenas de enfrentamientos armados, procesos inquisitorios y casos de expulsión por motivos religiosos se registraron en los últimos años se registraron, especialmente en zonas indígenas.
"Estamos preocupados por la creciente intolerancia contra nuestros fieles. Pedimos a las autoridades mayor preocupación y a los católicos más conciencia", dijo Adorián Gagiola, portavoz de la Comisión de Iglesias Evangélicas.
Ochenta y cinco por ciento de los 93 millones de mexicanos son católicos, 12 por ciento evangélicos y tres por ciento agnósticos, según estudios independientes.
En la secretaría de Gobernación (Interior) están registradas alrededor de 2.363 agrupaciones católicas, 2.203 protestantes y 66 judías, orientales y neoindigenistas, y cerca de 800 esperan autorización oficial para trabajar.
El sociólogo Erick Ayala, experto en temas religiosos, recomendó la creación de un instituto para estudiar el tema, con representación de todas las corrientes religiosas. Sólo así se podrá superar la intolerancia, legislar y evitar enfrentamientos, arguyó.
Según el líder evangélico Abner López, en estados como el sureño Chiapas, de importante presencia indígena, "hay una lucha de poder a poder entre la iglesia Católica y los protestantes que no beneficia a nadie y que nosotros no quisiéramos que se diera".
"Esta lucha es silenciosa, en ocasiones brota con intentos de linchamiento y ha costado vidas. Es increíble que en nombre de Dios se cometan crímenes", declaró López.
La Asmblea de Dios, las Iglesia de Dios del Evangelio Completo, la Iglesia del Evangelio Cuadrangular y la Iglesia Interdenominacional son las denominaciones evangélicas de mayor penetración en zonas campesinas e indígenas.
Aunque sus dirigentes y la jerarquía católica rechazan la violencia y exhortan a sus seguidores a la tolerancia, los enfrentamientos cntinúan, confundidos a veces con luchas políticas, y dividen a comunidades y familias.
También realizan campañas de expansión muchas de las llamadas "sectas", como los Testigos de Jehová, los mormones y la Iglesia de la Unificación, del coreano Sun Myung Moon.
Las autoridades vigilan el trabajo de estos grupos, pues se ha asegurado que piden dinero a sus seguidores cambio de su "salvación".
El gobierno retiró del registro a la Iglesia del Reino Universal, fundada por un obispo brasileño, al comprobarse que exigía dinero a sus fieles.
La Conferencia Episcopal Mexicana señala que la pobreza extrema, sobre todo entre los indígenas, y la "crisis de valores", propician el crecimiento de los cultos no católicos y la violencia entre creyentes.
El Consejo Episcopal Latinoamericano calculó que entre 1970 y 1990, la religión católica perdió en la región 40 millones de feligreses y podría perder otra cantidad semejante al finalizar el siglo.
América Latina concentra el mayor número de católicos del mundo, pero es también la zona donde más fieles cambian de religión diariamente, reconoció el Consejo Episcopal. (FIN/IPS/dc/ff/cr/97
