Los 46 niños indios que serán deportados de Arabia Saudita en los próximos días son víctimas de una organización que ha enviado desde el estado oriental de Bengala a cientos de niños pobres, a menudo deformes, a mendigar en el rico país petrolero.
Estos 40 niños y seis niñas, así como las 75 niñas musulmanas que fueron devueltas a India desde Arabia Saudita hace dos semanas, pertenecen al distrito de Murshidabad en Bengala, 225 kilómetros al este de la capital estadual, Calcuta, según un portavoz de la cancillería en Nueva Delhi.
Funcionarios del distrito señalaron que las niñas, algunas de sólo seis años, formaban parte de un grupo de aproximadamente 250 niños que fueron comprados en India por unos 550 dólares cada uno y enviados a Arabia Saudita.
El distrito de Murshidabad tiene un gran número de personas deformes debido al alto contenido de arsénico en sus aguas. La venta de niños o "contratados", como los lugareños prefieren llamarlos, se concretan cada año, cerca de junio, en aldeas del distrito por agentes procedentes de Nueva Delhi o Bombay.
Una vez que "adquieren" los niños, los agentes obtienen pasaportes o documentos de viaje especiales hacia ciudades árabes sagradas como La Mecca y Medina. Una vez que llegan al país, los niños son entregados a agentes locales.
Los niños con discapacidades son puestos a mendigar alrededor de las mezquitas, mientras los otros se venden a burdeles o como sirvientes, por períodos que varían entre uno y cinco años.
"Mendigué cada día durante dos años en mezquitas de Jeddah, y entregaba las ganancias a mi agente", relató Rajrani, de 9 años, cuyo brazo derecho está gravemente deformado.
Luego de cada jornada, los agentes la llevaban a un enorme dormitorio donde vivía junto con otros niños musulmanes procedentes de distintos países, como Bangladesh y Pakistán.
La niña era alimentada dos veces al día, ocasionalmente recibía cinco riales (1,5 dólares) de sus ganancias diarias, nunca inferiores a 75 riales (25 dólares), y a veces se le permitía ver televisión.
Los musulmanes son muy dados a la caridad, especialmente durante sus peregrinajes y en el mes sagrado del Ramadán. En este período, un mendigo puede ganar hasta 25 dólares por día, 30 veces más de lo que pueden obtener en India.
Algunos de los niños están resentidos por lo que les hicieron sus padres y no desean verlos más. "Nunca perdonaré a mi padre por venderme", dijo Marina Khatun, de 5 años, de la aldea de Harihapara, quien sufrió graves quemaduras en sus brazos y su pecho mientras intentaba cocinar.
Un funcionario del distrito admitió que las autoridades son conscientes del negocio de la venta de niños, pero señaló que no pueden detenerlo porque nunca nadie se quejó.
"Como no ha habido ninguna denuncia de secuestro o algo similar, no podemos tomar medidas", explicó Saurabh Das, encargado de la administración del distrito.
Según el funcionario, la organización es conducida por un grupo de gángsters musulmanes de Murshidabad, que trabajan con cómplices en Delhi, Bombay, el estado vecino de Bihar y Arabia Saudita.
No obstante, funcionarios de bienestar social señalaron que la práctica es aceptada por la gente del lugar, y que los niños son bien recibidos a su regreso por volver con más dinero del que sus padres podrían ganar en una vida.
"Antes de irse, las niñas (con deformidades) eran constantemente humilladas por sus padres y vecinos", afirmó Mafidul Islam, maestro de escuela de Shahjadpur, una aldea de chozas de barro y calles llenas de inmundicias.
Pero cuando volvieron con dinero, relojes y aún joyas, su actitud hacia ellas cambió. "Después de todo son nuestra mejor exportación", comentó Islam con ironía.
El agricultor Abdul Kadir expresó su indignación porque los medios de prensa presentan la práctica como una especie de esclavitud.
Las familias que viven en la extrema pobreza prefieren que sus hijos vivan como mendigos en el extranjero, porque "al menos son alimentados y viven como seres humanos, y eso es mucho más de lo que sus padres les pueden ofrecer acá", manifestó. (FIN/IPS/tra- en/rb/an/ml/pr-hd/97
