Bill Clinton asumió hoy la presidencia de Estados Unidos por segundo período consecutivo, en medio de promesas sobre conducir a la nación hacia "una tierra bendita de nuevas esperanzas".
Reiterando el eslógan de su campaña de reelección, "Construyendo un puente hacia el siglo XXI", Clinton se comprometió a trabajar para lograr una mayor igualdad social y económica a nivel nacional, así como para diseminar los "ideales estadounidenses" de democracia y libertad en el exterior.
"Estados Unidos es el único país indispensable del mundo", dijo Clinton, de 50 años, a la multitud reunida en el Capitolio para la toma de posesión.
"Una vez más, nuestra economía es la más fuerte del planeta, y una vez más estamos construyendo familias más fuertes, comunidades prósperas, mejores oportunidades educativas y un ambiente más limpio", destacó.
"Los problemas que alguna vez parecieron destinados a agravarse, ahora se solucionan gracias a nuestros esfuerzos", continuó Clinton, el primer demócrata reelecto en medio siglo.
El mandatario señaló que las divisiones raciales son "la maldición constante de Estados Unidos", pero prometió que éste "no sucumbirá a los oscuros impulsos latentes en el fondo de ciertas almas".
Durante su discurso inaugural de 22 minutos, Clinton también prometió que "todos los que puedan trabajar trabajarán, y la clase baja de hoy será la creciente clase media de mañana".
Aunque el mensaje de Clinton fue optimista, la atmósfera en la que asumió el mando se parece más al tiempo reinante: nublado y frío.
El presidente inicia su segundo período con varios cuestionamientos éticos, ya que junto con su esposa Hillary es investigado por el Congreso por su participación en un confuso negocio de bienes inmuebles ocurrido mientras era gobernador de Arkansas.
Clinton también fue demandado por acoso sexual, a raíz de un incidente de la misma época, y la Corte Suprema actualmente delibera sobre si el presidente está exonerado constitucionalmente de someterse a la justicia estando en ejercicio de su cargo.
Además, líderes de la mayoría republicana en el Congreso prometieron investigar las actividades de recaudación de fondos del Partido Demócrata durante la última campaña presidencial, en la que, sostienen, grandes contribuyentes habrían "comprado" el acceso al presidente. (sigue
