La presencia de partículas de plomo en el aire es uno de los problemas ambientales más difíciles de solucionar en Ecuador, debido al uso frecuente de este metal pesado en los combustibles y en distintos procesos industriales y artesanales, como la fabricación de la cerámica.
Las autoridades ambientales han decidido enfrentar el problema.
En Quito, por ejemplo, en 1996 se realizó una campaña para eliminar el consumo de gasolinas compuestas con tetraetilo de plomo, de uso automotor, sacándolas de la venta, estrategia que se ha aplicado en otras ciudades del país gradualmente pues su costo es elevado.
"Es muy difícil trasformar las costumbres de artesanos e industriales que emplean el plomo para sus procesos productivos", comentó Marco Encalada, gerente general de la Corporación Oikos.
Desde 1993 Oikos trabaja en un proyecto de asesoría ambiental para la reducción de residuos de materia prima, que pretende abordar los problemas ambientales desde otra perspectiva.
"No podíamos convencer a los artesanos y empresarios con el discurso de que el plomo contamina el medio ambiente y que es malo para su salud, así que fue necesario presentarles un estudio completo sobre el enorme gasto que les representaba desechar sus residuos tóxicos", comentó Encalada.
Al contar con un balance de las consecuencias económicas por mal empleo de los residuos de materia prima y de desechos, los empresarios se interesan por transformar sus patrones de producción.
"Este modelo les permite el ahorro de energía, materia prima, insumos y a mejorar la calidad del producto", apuntó.
Asimismo, un proceso de producción "limpio" permite un mayor acceso al mercado internacional, pues cada vez existen más regulaciones ambientales, sobre todo para aquellos productos que provienen de los países en desarrollo.
El plomo, al igual que el mercurio y el aluminio, son considerados por los especialistas como sustancias "bioacumulativas", es decir que una vez ingeridos por el ser humano, o por cualquier otra especie animal, se acumulan dentro del organismo sin posibilidad de ser eliminados.
"Determinar el verdadero impacto del plomo en los seres humanos es muy difícil, ya que no se presenta un cuadro específico de síntomas", dijo Fernando Gutiérrez, del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social.
"De acuerdo al grado de intoxicación con plomo se pueden detectar desde problemas de hipertensión hasta serias alteraciones del sistema nervioso central irreversibles", indicó.
Los casos más graves de intoxicación con plomo se registran en personas con contacto directo con el metal, como artesanos y obreros. "Incluso hemos llegado a recibir a pacientes con ceguera parcial debido a la alta exposición al plomo", señaló Gutiérrez.
Para Encalada, cuando una familia de artesanos comprende que si sigue utilizando el plomo de la misma manera disminuirá su ritmo de trabajo por las enfermedades, o cuando el empresario sabe el costo del ausentismo, "cambia la forma de pensar y de producir".
Con el apoyo técnico y financiero de instituciones internacionales como la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, Oikos ha brinda asesoría gratuita a varias industrias y a más de 110 microcooperativas artesanales productoras de cerámica.
"La cerámica ecuatoriana es una de las más competitivas del mundo", afirmó el biólogo Ernesto Martínez, de Oikos.
"Es una actividad tradicional que significa una gran fuente de empleo, así como ingresos para el país", pues 70 por ciento de la producción está destinada al mercado externo.
Según Martínez, en Cuenca existen más de 10 grandes empresas dedicadas a esta actividad y en Quito otras tres, sin tomar en cuenta a 30 de menor tamaño.
"Con la mayoría hemos trabajado y cada vez existe mayor demanda de nuestros servicios, no sólo en la rama de la cerámica, sino en otras como la textil, maderera y lechera", sostuvo Encalada.
Actualmente Oikos se encuentra tramitando el permiso ISO 14.000, uno de los más importantes a nivel mundial, que le permitiría certificar a los productos nacionales elaborados con tecnologías limpias. (FIN/IPS/mg/dg/en/97
