(Artes y Espectáculos) BRASIL: Boom de industria discográfica

Brasil fue seguramente en 1996 el campeón mundial de ampliación del mercado interno de discos, con ventas que duplicaron el resultado de 1993 y lo llevaron del 13 al sexto lugar en las tablas internacionales del sector.

Las unidades vendidas fueron más de 94 millones, y la facturación total se acercó a los 900 millones de dólares, según la Asociacion Brasileña de Productores de Discos. En 1993 se vendieron 44,2 millones de discos y a partir de entonces, el crecimiento fue de 30 por ciento al año.

Se trata de uno de los mercados de mayor expansión, que ya supera a Italia, Canadá y Australia y disputa la quinta posición con Francia, destacaron las empresas del sector.

En ingresos, el aumento fue aún más espectacular, ya que el total triplicó los 312 millones de dólares de 1993.

Eso se explica por un fenómeno ya agotado en Estados Unidos y otros países del Norte industrial: la sustitución de los viejos discos de vinilo, en vias de extinción, por los discos compactos, (CD), de superior costo unitario.

La nueva tecnología llegó más tarde a Brasil, y por eso el reemplazo aún mantiene el gran empuje de las ventas. Mientras, ese proceso parece concluido en Estados Unidos, donde las ventas cayeron en 1996, tras una década de euforia.

Pero también jugó y sigue jugando un papel decisivo en el excepcional "boom" brasileño el plan real adoptado por el gobierno en julio de 1994. La estabilidad de la moneda desde entonces, luego de tres decenios de elevada inflación, produjo una gran expansión del mercado.

Cerca de 30 millones de brasileños, un quinto de la población total del país, pasaron a consumir por encima del mínimo indispensable, y la venta de aparatos electrónicos registró un aumento explosivo.

Eletros, la asociación de fabricantes de aparatos electrónicos, calculó en nueve millones la venta de televisores en 1996, 50 por ciento más que en el año anterior. En cuanto a los CD adquiridos legalmente, crecieron 16 por ciento, según Roberto Macedo, presidente de la asociación.

A esa cantidad se suman los CD no registrados en las estadísticas, por proceder del contrabando desde Paraguay o adquiridos en el exterior por viajeros que no declaran sus compras, observó Macedo.

Las capas de menor ingreso comenzaron a adquirir bienes durables, incluso algunos considerados superfluos, e incorporaron la música a su consumo.

Eso explicaría, para algunos críticos, la dudosa calidad de ciertos grandes éxitos comerciales del año pasado, como Tiririca, un comediante que fue acusado de racismo por desdeñar en una canción el pelo y el olor de una mujer negra.

Para este año, los productores de discos esperan un crecimiento menor, de poco más de 10 por ciento. No es posible crecer indefinidamente más de 30 por ciento al año, reconoció Luis Calainho, director de Sony Música en Brasil.

Pero todos aseguran que las ventas romperán la barrera de 1.000 millones de dólares en 1997.

Es poco en comparación con el mercado estadounidense, de 12.000 millones de dólares. Japón, Alemania, Gran Bretaña y Francia también figuran entre los países de mayor consumo de música, un negocio mundial de 40.000 millones de dólares, suma superior al producto interno bruto de muchas naciones.

Brasil se une al grupo de grandes mercados consumidores y también es importante exportador de música grabada, cuyos puntales son las creaciones de conocidos compositores como Tom Jobim, Chico Buarque de Holanda y Caetano Veloso.

Entre los nuevos productos demandados por el exterior se destacó en 1996 la "toada", un ritmo nacido en la región amazónica y que, difundido por el grupo Carrapicho, logró inesperada audiencia en Francia, además de su éxito en Brasil. (FIN/IPS/mo/ff/cr if/97

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