AMERICA LATINA: Mayoría de países redujo inflación en 1996

La mayoría de los países de América Latina redujo sustantivamente su tasa de inflación en 1996, según las estadísticas actualizadas a diciembre, recogidas por los corresponsales de IPS en la región.

Las perspectivas para este año apuntan a nuevas bajas de la inflación, pero este promisorio futuro aparece emsombrecido por el aumento del desempleo, que viene a representar el costo de la política antinflacionaria en varias economías latinoamericanas.

En una coincidencia alfabética, Argentina, con un índice de precios al consumidor (IPC) que creció 0,1 por ciento, y Venezuela, con un alza de 103,2 por ciento, marcaron los extremos del fenómeno inflacionario en el último año.

Brasil, de acuerdo al índice general de precios (IGP) difundido este jueves por la Fundación Getulio Vargas, tuvo en 1996 su porcentaje más bajo de los últimos 39 años, de 9,34 por ciento, alcanzando la preciada meta de la inflación de un dígito.

Además de Argentina y Brasil, los precios tendieron a la baja el último año en otras seis naciones: Bolivia, Chile, Costa Rica, México, Paraguay y Uruguay, según cifras relativas a 16 países del continente.

La hiperinflación de Venezuela convirtió a este país en el único con un IPC de tres dígitos en 1996, aunque Colombia, Guatemala, Panamá y Ecuador tuvieron aumentos en sus índices relativamente significativos.

Nicaragua y Perú registraron incrementos de precios muy leves, en tanto Honduras, según la tasa actualizada hasta noviembre, repetiría en 1996 el porcentaje de inflación en torno a 26 por ciento que tuvo en 1995.

El club de economías latinoamericanas con inflaciones de un dígito quedó conformado por Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Panamá y Paraguay, es decir por seis países, mientras en 1995 incluía a los argentinos, chilenos, guatemaltecos y panameños.

En un rango de inflaciones muy moderadas, entre 10 y 15 por ciento, se ubicaron en 1996 Costa Rica, Guatemala, Nicaragua y Perú, destacando el desempeño costarricense de reducción a 13,89 por ciento del IPC que en 1995 fue de 22,56 por ciento.

El casillero de inflaciones entre 15 y 20 por ciento aparece vacío en las cuentas finales de 1996, mientras que en los rangos de 20 a 30 por ciento se situaron Colombia, Ecuador, Honduras, México y Uruguay.

También en este grupo hubo sustantivas bajas, como la de México, de casi 52 por ciento en 1995 a alrededor de 28 por ciento en el último año, y de Uruguay, de 35,44 por ciento a 24,30 por ciento.

El incremento de Colombia, entre los dos años, fue de 19,45 a 21,63 por ciento, en tanto el de Ecuador fue de 22,80 a 25,53, mientras Honduras, como ya se advirtió estabilizó su tasa entre 1995 y 1996 en torno a 26 por ciento.

Como solitaria portadora del estandarte hiperinflacionario, la de Venezuela fue la única economía de inflación de tres dígitos en 1996, con una tasa de 103,2 por ciento que prácticamente duplicó el IPC de 56,6 por ciento de 1995.

En cualquier caso, el IPC venezolano aparece como manejable en la perspectiva de 1997 y está lejos de alcanzar el dramatismo de las megainflaciones que se registraron en la década de los años 80 en países como Bolivia, Brasil y Nicaragua.

En esta última nación, cuando Violeta Barros de Chamorro asumió la presidencia en 1990, el IPC marcaba un delirante porcentaje anual de 13.490,3 por ciento, lo cual resalta el mérito de la inflación de sólo 12,1 por ciento de 1996.

Pero la desocupación en el país centroamericano, que era de 44,3 por ciento en 1990 al término del gobierno sandinista, es hoy de 52,8 por ciento, según estimaciones que consideran el desempleo urbano y rural.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), resaltó en su último informe anual que en 1996 la tasa regional de inflación, ponderada según el número de habitantes, disminuyó de 890 por ciento en 1993, a 340 por ciento en 1994, para bajar a 26 por ciento en 1995 y a 20 por ciento en el último año.

Pero la agencia regional de Naciones Unidas consigna, al igual que la Organización Internacional del Trabajo (OIT), incrementos del desempleo urbano en casi todos los países de la región, sin considerar la desocupación en el medio rural.

En Argentina, la tasa de inflación de 0,1 por ciento, propia de un país industrializado, convive con una desocupación también "a la europea", en torno a 17 por ciento de la fuerza de trabajo.

El informe de Cepal, que recoge cifras sobre los tres primeros trimestres de 1996, registró también entre 1995 y 1996 un aumento de la desocupación en Brasil de 4,6 a 5,7 por ciento y en Colombia de 8,9 a 11,4 por ciento.

Otros casos de incremento del desempleo urbano fueron El Salvador (de 7,0 a 7,5), Honduras (6,0 a 6,3), Panamá (16,2 a 16,4), Uruguay (10,8 a 12,6) y Venezuela, de 10,9 por ciento en 1995 a 11,9 por ciento en 1996.

La agencia regional de Naciones Unidas advirtió que el fenómeno de la desocupación va acompañado de incrementos de la subocupación o desempleo oculto, así como de la precarización de las condiciones de trabajo, con deterioro de los salarios reales. (FIN/IPS/ggr/la-if/97

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