La admisión de China en la Organización Mundial de Comercio (OMC) no está en la agenda formal de la reunión ministerial de la entidad que se celebra desde este lunes, pero la cuestión sobrevuela las conversaciones.
Representantes de 128 países se encerraron para debatir las reglas que se impondrán al comercio mundial en el próximo siglo, pero China, el país más poblado y una de las mayores economías del planeta, está ausente de la mesa de negociaciones, pues concurrió a la reunión en Singapur como mero observador.
China y otras 29 economías, entre ellas Arabia Saudita, Rusia y Taiwan, han solicitado el ingreso a la OMC. Hace más de un decenio que Beijing pugna por insertarse en los ámbitos que rijen el comercio mundial, antes el Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT), hoy la OMC.
A China corresponde la décima parte del comercio planetario, y es, además, la segunda receptora de inversión externa después de Estados Unidos. Desde 1992, alimentó el auge económico del sudeste de Asia en su carácter de país en desarrollo que recibió más inversiones.
Una serie de países representados por sus ministros en Singapur procuran la "universalización" de la OMC, y sostienen que el "club" no estará completo si China y otras economías continúan golpeando infructuosamente la puerta.
"Las negociaciones para la admisión no son fáciles para los países aspirantes, que deben aceptar las reglas de la OMC. Nosotros tenemos voluntad de aceptarlos. Los queremos adentro", dijo Ian Lang, jefe del Departamento de Comercio e Industria de Gran Bretaña.
El ingreso de China, sin embargo, está en controversia debido a consideraciones políticas en torno a los derechos humanos esgrimidas por grandes países como Estados Unidos, que también apela a acusaciones de proteccionismo.
No se prevé que en Singapur surjan pronunciamientos importantes sobre la situación de China.
Pero la Unión Europea (UE), en conversaciones con Estados Unidos, Japón y Canadá, propuso que el ingreso del gigante asiático a la OMC se instrumente en fases y tan pronto como sea posible.
El comisario de Comercio de la UE, Leon Brittan, dijo este martes que los países industrializados intercambiaron opiniones. "Pero no llegamos a una conclusión formal", aclaró.
Un vocero de la delegación de Japón informó que su país pretende que China ingrese a la OMC, pero también entiende "importante" que Beijing respete las normas que rigen el comercio mundial. "Queremos que se esfuercen más", manifestó.
Washington se mantiene en sus trece y plantea que China debe "saldar algunas cuentas" para demostrar la apertura de su mercado a Estados Unidos y otros países exportadores a través de la remoción de barreras arancelarias y no arancelarias.
El déficit comercial de Estados Unidos respecto de China ascendió entre 1995 y 1996 de 34.000 millones de dólares a cerca de 40.000 millones.
Pero, por otra parte, Estados Unidos es el mayor cliente de China, especialmente en materia de textiles y calzado. A pesar de que el gigante asiático no integra la OMC, Washington le mantiene el carácter de "nación más favorecida", que supone preferencias comerciales.
Un alto funcionario estadounidense informó que no se prevén reuniones entre las delegaciones de Washington y Beijing, pues los presidentes Bill Clinton y Jiang Zemin conversaron hace tres semanas en la cumbre de la Asociación de Cooperación de Africa y el Pacífico (APEC), en Manila.
Jiang anunció entonces que China abatiría sus aranceles de un promedio de 23 por ciento a 15 por ciento en el 2000.
Estados Unidos manifestó su beneplácito, pero la representante comercial Charlene Barshefsky aún persigue lo que ha definido como pasos "comercialmente significativos" de apertura del mercado.
El director general de la OMC, Renato Ruggiero, dijo que el ingreso de China continúa siendo un dilema, pero tanto ese país como los que ya integran la entidad "hacen todo lo posible" para que las negociaciones concluyan en 1997.
Los funcionarios chinos afirman, por su parte, que la OMC necesita tanto de Beijing como Beijing necesita a la OMC.
Pero también han manifestado que solo pagarán un precio "razonable" para unirse a la entidad y que no aceptarán una apertura drástica de su economía, la que podría perjudicar a industrias críticas.
Aún no se ha resuelto si China ingresará a la OMC como país en desarrollo, como pretende Beijing, o como nación industrializada, como propone Washington a la luz de la gigantesca economía y el gran poder exportador del aspirante.
Las negociaciones en Ginebra tuvieron aceleraciones y repentinos frenazos. La UE lanzó una ofensiva diplomática para que China acepte en formar gradual las condiciones de la OMC.
Brittan y otros funcionarios de la UE pretenden discutir esta propuesta con Clinton cuando visiten Washington la semana próxima.
Mientras tanto, los representantes de China en la reunión de Singapur prefirieron pasar inadvertidos, lo que no hizo la delegación de Taiwan.
Doce legisladores taiwaneses brindaron este martes una conferencia de prensa en la que afirmaron que el territorio estaba pronto para ingresar a la OMC y que lo merece, pues es la novena potencia exportadora del mundo.
Pero muchos de los representantes comerciales presentes en Singapur sostienen que China debe ser admitida antes que su "provincia renegada". (FIN/IPS/tra-en/js/cpg/mj/if ip/96