El negocio del azúcar recibió este año buenas noticias del mercado internacional, y los productores se muestran nuevamente optimistas ante el futuro, después de varios años de adversidad.
El cultivo del azúcar fue introducido en el Caribe hace más de 300 años, bajo el dominio colonial británico. Los plantadores europeos se sirvieron del trabajo de los esclavos africanos, y la Corona trajo de India contingentes de población que se incorporaron a algunas de las colonias para otras tareas.
Hace 10 años, los productores caribeños de azúcar debieron emplear toda su fuerza para luchar contra el desafío de los edulcorantes artificiales producidos en Europa.
Ello les llevó a pedir a los gobiernos de la región los recursos necesarios para recuperar la explotación, que había sufrido el ataque de los desastres naturales y de una inversión inadecuada.
Finalmente, tanto los gobiernos como otros actores decisivos del mercado internacional parecen haber reconocido la importancia de este producto básico para la región.
Lo peor de la crisis puede haber pasado ya, en particular por el hecho de haber reconocido la Organización Mundial del Comercio (OMC) el acuerdo por el cual la Unión Europea (UE) otorga un tratamiento preferencial al azúcar proveniente de los países ACP (Africa, Caribe, Pacífico).
Esta decisión, en opinión de Ian McDonald, presidente del comité de estrategia comercial de la Asociación Azucarera del Caribe (SAC), ha dado un respiro a los productores, que ahora podrán concentrar sus esfuerzos en responder a la demanda.
"El tratamiento especial de que disfrutamos es juzgado compatible con las normas de la OMC, pero ello no significa que podamos bajar la guardia ante cualquier otro reto que pudiera aparecer en el futuro", advirtió McDonald.
De acuerdo con la Convención de Lomé, los países ACP disponen de un mercado garantizado y de precios preestablecidos para colocar su azúcar en Europa.
No obstante, los expertos de la SAC reconocen que en el seno de la OMC existe otro peligro para la agricultura de la región, referido al tratamiento igualmente preferencial que el banano de los países ACP recibe en el mercado europeo.
En el Caribe se percibe un verdadero temor de que el banano de estos países pueda perder su causa ante la demanda de los productores del mismo fruto en países latinoamericanos, quienes alegan discriminación por parte de la UE.
Los países ACP pueden exportar a la UE, libre de derechos de aduana, hasta 857.000 toneladas de banano por año, mientras que América Latina dispone de un cupo de 2,1 millones de toneladas a tarifa reducida.
Washington -en defensa de las empresas estadounidenses que explotan el banano en América Latina- adujo que el régimen de la UE favorece las exportaciones de los países ACP en perjuicio de los productores latinoamericanos, y en consecuencia presentó una demanda en la OMC.
En este contexto, los grupos de presión que defienden los intereses del azúcar caribeño entienden que el esfuerzo deberá continuar en el futuro, en vista de la tendencia que ahora prevalece en el mundo, contraria a los mercados protegidos.
Las proyecciones para 1996 indican que la producción de azúcar llegará a las 826.000 toneladas, unas 70.000 más que el año pasado. Los técnicos de la SAC expresaron su convicción de que la caída de producción de los años 80 ha experimentado una reversión total. (FIN/IPS/tra-en/bw/cb/arl/dv-if/96