Las Fuerzas Armadas de Brasil reconocieron públicamente que enfrentan una grave amenaza interna, el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Sida), cuya incidencia entre los militares es cinco veces más alta que el promedio nacional.
Se registró un caso de contaminación por el virus HIV en cada grupo de 230 militares, en tanto entre la población brasileña mayor de 18 años el índice es de uno cada 1.060, según las estadísticas oficiales.
El primer enfermo de sida en las Fuerzas Armadas se comprobó en 1983 y desde entonces ya hay 1.350 casos. En todo el país el Ministerio de Salud tenía notificados 82.234 casos hasta octubre.
Los datos del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas sirven de base al Seminario Internacional sobre Sida en las Fuerzas Armadas y Policías de América Latina, que tiene lugar esta semana en Brasilia.
Una campaña de prevención deberá empezar por el Ejército, donde se registraron 618 contaminados de los cuales 131 murieron.
El público inicial de las informaciones y estímulos al uso de preservativos serán los nuevos reclutas, que suman más de 70.000 cada año, anunció Pedro Chequer, coordinador de Enfermedades Sexualmente Transmisibles y Sida del Ministerio de Salud.
Una encuesta con 23.000 reclutas actuales comprobó, según Chequer, que ellos están bien informados sobre el sida, pero que sólo mitad utiliza condones.
En el Ejército, los enfermos y contaminados por el HIV son alejados del servicio militar. Un soldado tiene que gozar buena salud para actuar en una guerra y tiene que aportar sangre para eventuales transfusiones.
Además del sida, cáncer, problemas cardiológicos y otras enfermedades son motivo de retiro, explicó el coronel Carlos Alberto Gonzalves, médico jefe del área de salud del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas.
En la Fuerza Aérea, sin embargo, los contaminados siguen trabajando en actividades que no exigen gran esfuerzo físico. En esa rama hubo 160 casos, con 76 muertes. (FIN/IPS/mo/ag/he/96
