El presidente de Perú, Alberto Fujimori, eligió el rigor del programa de ajuste económico como explicación de la creciente caída de su popularidad, pero las encuestas priorizan otra causa: su estilo autoritario de gobierno y su intento de hacerse reelegir contrariando la Constitución.
Según las encuestas de tres institutos independientes, Fujimori tiene entre 48 y 52 por ciento de apoyo popular, cifras que aunque altas, revelan una caída que oscila entre 25 y 29 por ciento desde enero, y lo colocan en el nivel más bajo en sus seis años de gobierno.
"Lo importante no es la magnitud de la desaprobación, pues pocos presidentes de países en crisis pueden exhibir un 50 por ciento de respaldo a los seis años de gobierno, sino la velocidad del descenso, que revela una tendencia muy fuerte", comentó Giovanna Peñaflor, del instituto Imasen.
Entre las razones de rechazo recogidas por la Compañía Peruana de Investigación de Mercados (CPI), 34,1 por ciento lo califica de autoritario y dictador, en tanto que sólo 17,3 por ciento alude a la situación económica y al desempleo.
Hablando en Bangkok a los periodistas peruanos que lo acompañaron este mes en su corta gira por cuatro países asiáticos, Fujimori explicó su caída en las encuestas como resultado del programa económico que le es impuesto por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Después de un crecimiento extraordinario del PBI en 1994, de 12,9 por ciento, en agosto de 1995 el FMI y el Banco Mundial forzaron a Fujimori a "enfríar" la economía para evitar un "tequilazo", reduciendo el crecimiento de dicho año a 6,9 por ciento, y a 2,5 por ciento en el presente año.
"La población peruana vive una situación muy dura por el programa de ajuste, que seguiremos poniendo en práctica porque no trabajamos buscando efectos inmediatos ni me interesan los resultados de las encuestas", comentó Fujimori .
Sin embargo, Peñaflor y Alfredo Torres, director del instituto Apoyo, sostienen que, pese a sus palabras, Fujimori gobierna con el oído atento a las encuestas, y creen encontrar en algunos recientes retrocesos en sus medidas laborales pruebas de su preocupación por la opinión de la calle.
"Dentro de su línea de promover las inversiones privadas, redujo la compensación en caso de despido de un sueldo por año de servicio a medio sueldo, pero ante la reacción popular no sólo anuló la medida sino que elevó la bonificación a sueldo y medio", señala Peñaflor.
Por su parte, Torres apunta que la interpretación de Fujimori sobre las causas de la erosión de su popularidad indican la orientación de sus iniciativas para contrarrestarla.
"Probablemente, para mejorar sus posibilidades electorales se propone soltar la tensión económica en algún momento previo a las elecciones del 2000, pero no tendrá mucho margen de acción porque sus compromisos financieros son muy estrictos", comentó.
En Bangkok, Fujimori anunció un aumento de 16 por ciento en el sueldo de los empleados públicos para compensar la inflación, y mostró esperanzas de que su gira por los países asiáticos incremente el flujo turístico y promueva inversiones hoteleras.
Pese a que los indicadores de enero a octubre sugieren un crecimiento de 2,5 por ciento en este año, Fujimori dijo que espera acercarse al cinco por ciento, y que confía en una mejora sustancial en la recaudación tributaria "que podrían aplicarse en nuevos aumentos de sueldos".
Según las cifras de CPI y de Imasen, Fujimori pierde respaldo en todos los sectores, pero el descenso es más acentuado en los niveles medios, los llamados "B" y "C", que representan 18 y 36 por ciento de la población de Lima, en los que sólo 47 por ciento respalda su política.
En el sector "D", constituido por el 40 por ciento de limeños que vive en las barriadas o zonas tugurizadas, Fujimori tiene 58 por ciento de votos potenciales en este momento.
"La paradoja de esa situación es peligrosa para Fujimori, porque los sectores más pobres son muy demandantes, lo apoyan porque ha construido escuelas y otras obras en sus barrios, pero exigen que esas obras no cesen, compromiso difícil en un marco de estrechez presupuestal", apunta Peñaflor.
Los analistas señalan el todavía alto respaldo del sector más pobre como prueba de que la fatiga por el ajuste económico no es la principal causa del incremento de la impopularidad, sino que el fenómeno obedece a aspectos políticos derivados de su forma de gobierno.
"Hemos encontrado que sobre todo en los sectores medios y en el sector alto hay un consistente rechazo al manejo de Fujimori respecto del tema de la reelección, y que cada vez más pierde el aura de independiente y se tiende a percibirlo como un político profesional", comenta Torres.
La Constitución anterior, que Fujimori anuló mediante el golpe de Estado de 1992, prohibía la reeleccion inmediata, cláusula que fue modificada en la nueva carta magna, que admite la reelección consecutiva, pero sólo por una vez.
Para abrirle paso a Fujimori a postular en el 2000, la mayoría oficialista en el Parlamento aprobó en septiembre pasado una "ley interpretativa", según la cual no se toma en cuenta la elección efectuada durante la vigencia de la Constitución anterior.
La oposición reaccionó promoviendo un referendo, que la mayoría parlamentaria trató de impedir pero se estrelló con la firmeza del Jurado Nacional de Elecciones, que autorizó su convocatoria.
La recolección de las firmas necesarias para realizar el referendo -1.200.000- se ha iniciado, y según Manuel Torrado, analista de Datum, Fujimori tratará de "enfriar el partido", para que no haya referendo o éste se realice más tarde, cuando pueda poner en práctica medidas de alivio económico. (FIN/IPS/al/jc/ip/96