Para el compositor cubano Harold Gramatges, galardonado con el Premio Iberoamericano de la música Tomás Luis Victoria, no hay contradicción entre lo popular, lo culto y lo cubano.
"Estoy tocando un violín y adentro siento un guaguancó", le dijo un día un alumno, y Gramatgesm, que recibió un reconocimiento similar al Cervantes de literatura, repite esa anécdota para subrayar que "lo cubano está más en la música de lo que cualquiera se imagina"
El premio, otorgado el viernes en Santiago de Chile como preámbulo a la Cumbre Iberoamericana que se inicia este domingo, sorprendió a Gramatges, de 78 años, en una de sus tantas jornadas como profesor del Instituto Superior de Arte de La Habana.
"No lo creo", fue su primera reacción al conocer la decisión del jurado que analizó la obra de 52 nominados de 14 países, entre ellos los maestros españoles Joaquín Rodrigo y Cristobal Halffter y el cubano Leo Brouwer.
Gramatges mereció el premio por su "capacidad de expresar con maestria la síntesis sonora de su país y por el acierto de reflejar con alto sentido técnico los elementos idiosincrásicos del lenguaje de su cultura", según el acta del jurado.
Dotado de una recompensa de 100.000 dólares, el reconocimiento cuenta con el patrocinio del Consejo Iberoamericano de la Música, el Instituto de Cooperación Iberoamericana y la Sociedad General de Autores y Editores de España.
Gramatges nació en 1918 en Santiago de Cuba, a 967 kilómetros de la Habana, y ya a los cinco años ejecutaba "de oído" varias piezas al piano.
En 1936 se trasladó a La Habana, donde a partir de 1942 integró el Grupo de Renovación Musical, que intentó situar a Cuba en el neoclasicismo de la época y buscó una expresión más nacional que folclórica.
Autor de "Sinfonía en Mi", "Serenata para orquesta de cuerdas", "Dos danzas cubanas", "Sinfonietta", "Guitarra en duelo" y "Diálogo para violín y piano", la obra de Gramatges es referencia de la cultura nacional.
El ya fallecido escritor cubano Alejo Carpentier, que también abordó de modo sistemático la crítica musical, aseguró que Gramatges "es uno de los músicos más sólidos y conscientes de la música cubana contemporanea".
"Mi música evolucionó sin saltos abruptos. Las fuentes, las raíces, los rasgos nacionales permanecen", dijo Gramatges.
Para el compositor y maestro de varias generaciones de músicos cubanos, en Cuba "todas las corrientes artísticas se han acumulado y lo que tiene que hacer el músico es escoger un camino en dependencia de lo que quiera hacer".
"Lo que antes se hacía por intuición, hoy responde a una preparación que garantiza el gran trance", dijo en 1993, y afirmó que la enseñanza artística en Cuba concede una cultura muy amplia incluso a quienes se dedican a la música popular. (FIN/IPS/da/ff/cr/96