Más de 6.000 personas tuvieron que ser evacuadas por las fuertes lluvias que azotan varias provincias de Cuba desde el principio de esta semana y podrían ser la antesala de un nuevo ciclón tropical.
José Rubiera, jefe del departamento de pronósticos del Instituto de Meteorología, calificó de "peligrosa" una baja que se formó en el oeste del mar Caribe y que para comienzos de la próxima semana podría convertirse en una tormenta tropical.
El estado del tiempo pudo haber determinado el atraso de la salida del presidente Fidel Castro a Roma, donde asistió a la Cumbre Mundial de Alimentación, aunque como es costumbre en estos casos los medios de prensa oficiales no dieron ningúna explicación.
El diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista, dijo este sábado que las continuas precipitaciones han ocasionado daños a unas 2.000 viviendas y sólo en La Habana se reportaron 27 derrumbes parciales y uno total.
Los centros de trabajo, escuelas y comercios permanecen abiertos en la capital cubana, a pesar de los constantes cortes de electricidad provocados por el viento, el salitre y las aguas en los tendidos aéreos.
Más de 5.000 hectáreas de caña de azúcar fueron inundadas en Camagüey, a 570 kilómetros de La Habana, y requerían de un urgente drenaje para evitar su pérdida.
En Moa, municipio niquelífero situado a unos 700 kilómetros de la capital, se detuvieron las extracciones de mineral debido a la cifra más alta de lluvia en los últimos 40 años: 621 milímetros en 72 horas.
Rubiera aseguró que la baja tropical que está afectando a Cuba y a Bahamas podría representar un potencial peligro para el país caribeño, sobre todo a partir del comienzo de la próxima semana.
El especialista informó que de siete ciclones tropicales formados en esa zona en la segunda decena de noviembre en los últimos cien años, cinco azotaron de manera directa a la mayor de las islas caribeñas.
Esta sería la tormenta tropical número 23 de la actual temporada y el segundo huracán que afecta a Cuba tras los daños ocasionados por "Lili" el 18 y 19 de octubre.
Según fuentes oficiales, "Lili" afectó a unas 80.000 viviendas, de las cuales más de 5.000 fueron totalmente destruidas, 600.000 hectáreas de caña de azúcar y los cultivos de plátano, café y arroz.
La posibilidad de un nuevo ciclón preocupa a los habitantes de las regiones centrales de la isla, donde los daños causados por el "Lili" fueron más severos y aún no se han recuperado las pérdidas.
La crisis económica que afecta a Cuba desde 1990, que produjo una caída del producto interno bruto de 34,3 por ciento entre 1989 y 1993, torna aún más alarmante cualquier posibilidad de desastre natural.
Para afrontar los daños ocasionados por "Lili" en octubre, el gobierno cubano tuvo que acudir a los fondos de reserva estatales y solicitar asistencia a la Cruz Roja Internacional y al sistema de la Organización de las Naciones Unidas. (FIN/IPS/da/ag/en/96
