AMERICA LATINA: Revolución educativa antes del siglo XXI

El ajuste de la educación superior de América Latina a las exigencias del siglo XXI será la meta de un proceso que comenzará este lunes en la capital de Cuba y culminará en una conferencia mundial en 1998.

Convocada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la Conferencia Regional sobre Políticas y Estrategias para la Transformación de la Educación Superior en América Latina y el Caribe sesionará en La Habana hasta el día 22.

Esta será la primera de cinco reuniones regionales que precederán la Conferencia Mundial sobre Educación Superior, a realizarse en el otoño boreal de 1998 en la sede de UNESCO en París.

Calidad y pertinencia de los sistemas educativos, gestión y búsqueda de financiamiento, nuevas tecnologías y cooperación internacional, serán los temas centrales del encuentro latinoamericano, que deberá culminar con un plan de acción regional.

"Más allá de un acto declarativo, pretendemos buscar áreas de entendimiento comunes y realizar propuestas de transformación viables para la región", dijo a IPS Luis Yarzabal, director del Centro Regional para la Educación Superior, radicado en Caracas.

Revolucionar la educación terciaria es una idea que se remonta a principios de esta década y que en la región tuvo entre sus momentos más trascendentes la aprobación, en 1991, de la Agenda de Compromisos para un nuevo papel de la educación superior.

Fuentes de UNESCO indican que a partir de los años 50, la educación superior vivió múltiples cambios, que incluyeron su expansión cuantitativa y diversificación institucional, el aumento de la participación del sector privado y el incremento de la internacionalización.

No sólo se multiplicaron las universidades en América Latina, sino que surgió toda una red de instituciones de educación superior, tanto terciaria como postsecundaria, que ofrece una amplia gama de opciones en respuesta al crecimiento de la demanda.

Sin embargo, el incremento de los centros y de las matrículas viene acompañado de un amplio proceso de privatización que limita el acceso al nivel superior de los grupos medios y bajos de la población.

Según UNESCO, entre 1950 y 1952 el número de estudiantes de educación superior en la región creció de 270.000 a ocho millones y los centros de enseñanza pasaron de 75 a más de 6.000. Pero ese crecimiento no satisface aún la demanda cada vez mayor de profesionales calificados.

El Fondo de Naciones Unidas para la Población calcula que 490,4 millones de personas viven en América Latina y el Caribe y que, de mantenerse en los próximos años una tasa media de crecimiento de 1,7 por ciento, la región tendrá 709,8 millones de habitantes en el 2025.

Los países latinoamericanos dedican como promedio sólo siete por ciento de su producto interno bruto (PIB) a la enseñanza y a la formación de recursos humanos, según informes presentados en mayo a una reunión regional de ministros de Educación efectuada en Jamaica.

"Hubo un aumento de los gastos públicos en la educación superior, pero no acompañó al crecimiento expansivo del sector como para garantizar su calidad y pertinencia", subrayó Yarzabal.

El representante de UNESCO en Caracas destacó que se impone el establecimiento de un plan de acción global para la renovación de la educación superior a partir de tres nociones claves: calidad, pertinencia y cooperación internacional.

El cambio va mucho más allá de la calidad de la preparación de los profesionales y pasa al ámbito de la capacidad de respuesta de las universidades a las exigencias de la realidad económica y social de cada país.

"Entre 1950 y 1992, el número de profesores universitarios aumentó de 25.000 a casi un millón en la región, pero ni 10 por ciento de ese personal es capaz de investigar de manera independiente", aseguró Yarzabal.

La forma en que se ha orientado la cooperación internacional condujo a miles de latinoamericanos a cursar estudios de maestría o doctorado en el Norte industrial y, en la mayoría de los casos, no benefició a los países de origen de esos profesionales.

Evitar la fuga de talentos sería entoncés capítulo esencial de una reorientación de la cooperación internacional destinada a beneficiar el sistema universitario y la investigación científica vinculada a las necesidades de las sociedades en desarrollo.

Para UNESCO, el sistema de becas en Europa, Estados Unidos o cualquier país del Norte tiene como principal inconveniente que aleja al estudiante de su entorno sociocultural y lo convierte, en la mayoría de los casos, en un profesional muy preparado, pero incapaz de adaptarse a la realidad de su país en desarrollo.

"Se produce un doble exilio, geográfico y temático. Por lo general, los que regresan no encuentran en su país las condiciones para insertarse en el sistema productivo y siguen trabajando con sus profesores de España o Francia", explicó Yarzabal. (FIN/IPS/da/ff/cr dv/96

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