La Tercera Conferencia de las Partes de la Convención de Biodiversidad finalizó el viernes en la capital de Argentina con la aprobación de acuerdos sobre agricultura sostenible y financiamiento de proyectos.
En cambio, hubo menos avances en materia de transferencia de tecnología, derechos de propiedad intelectual de recursos genéticos y en el capítulo sobre conocimiento tradicional de los indígenas, pese a las exhortaciones de los países en vías de desarrollo y de la presión de las comunidades nativas.
El secretario ejecutivo del Convenio de Diversidad Biológica, Calestous Juma, dijo a IPS que esta reunión representó un "significativo progreso en la implementación del convenio, en temas claves como la agrobiodiversidad o bosques, pues de aquí surge un llamado a los gobiernos a actuar".
Los objetivos del convenio, que nació en 1992 durante la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro y fue ratificado por 162 países, son conservar la biodiversidad, concentrada en los países en vías de desarrollo, usarla de modo sostenible y repartir los beneficios del uso de los recursos genéticos.
Se trata de un convenio sin precedentes, porque no fue impuesto sino que se negoció entre países en vías de desarrollo, huéspedes de una rica diversidad, y países industrializados, carentes de recursos naturales pero ricos en tecnología y recursos económicos y financieros.
El desafío de esta conferencia era comenzar a llevarlo a la práctica.
El embajador argentino Raúl Estrada, quien participó en las negociaciones que dieron orígen al Convenio, manifestó su satisfacción con los avances en materia de agricultura y financiamiento en esta Tercera Conferencia de las Partes, que deliberó en Buenos Aires durante 15 días.
"Argentina había ofrecido ser sede de esta conferencia porque es un país escencialmente agrícola y la agricultura era el tema principal de esta tercera reunión", dijo a IPS Estrada. "Se logró un buen documento que pone en movimiento un proceso importante para el ejercicio de la agricultura sostenible".
Juma consideró importante que la conferencia haya logrado enfatizar la colaboración necesaria entre el convenio y otras organismos, como la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Organización Mundial de Comercio, y otros convenios, como el de Cambio Climático.
Estrada subrayó también la importancia de los acuerdos sobre financiamiento de proyectos para biodiversidad.
En este capítulo se aprobaron tres documentos que hasta último momento seguían generando polémica entre las partes y amenazaron con demorar la clausura del encuentro: mecanismos de financiamiento, guías para los proyectos y mecanismos de evaluación.
El documento principal es un memorandum de entendimiento que regula la relación entre el convenio y el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF, por su nombre en inglés), con directivas precisas sobre como orientar sus créditos.
"Antes el GEF hacía lo que le parecía y no lo que se necesitaba", dijo Estrada.
"Se avanzó bastante en la definición de orientaciones específicas para el GEF, y en agricultura", un tema en el que se consiguió aprobar un documento "muy definido y preciso", dijo a IPS el embajador costarricense Manuel Dengo, quien habló en nombre del Grupo de los 77 y China.
Ese documento establece programas para promover la agricultura sostenible, da prioridad al financiamiento para una lista de temas específicos y reclama a los gobiernos medidas y programas de control del impacto de la agricultura en la biodiversiad, en planes de información y en educación sobre estos temas.
También solicita a los gobiernos que fomenten el desarrollo de tecnologías y prácticas que aumenten la productividad sin degradar los recursos, como por ejemplo la agricultura orgánica, e impulsen programas alternativos al uso excesivo de pesticidas.
En materia de transferencia de tecnología y derechos de propiedad intelectual, Juma destacó que se alcanzó un consenso para que estos "temas complejos" sean tratados en el contexto de las diferentes áreas de implementación del convenio, por ejemplo en agricultura o en bosques, y no en forma aislada.
Estrada coincidió con esta perspectiva.
"La tecnología no cae del espacio. Los estados deben estimular a las empresas para que surjan proyectos de inversión. Una monografía describiendo una tecnología no sirve para abrir una fábrica, lo que hace falta es una colaboración cada vez más estrecha con el sector privado", declaró.
Al comenzar el segmento ministerial esta semana, el representante del Grupo de los 77, el ministro de medio ambiente de Costa Rica, René Castro, había dicho que la alianza de países del convenio estaba "muy frágil" debido al incumplimiento de los compromisos de transferencia de tecnología y financiamiento.
Al finalizar el encuentro, Dengo admitió que ese llamado fue un alerta para avanzar en las discusiones: "la alianza no está tan firme como quisiéramos, pero los países industrializados mostraron mayor interés por los temas que a nosotros nos importan".
Los gobiernos aprobaron otra serie de documentos sobre acceso a recursos genéticos, bioseguridad, desarrollo de estrategias nacionales de uso sostenible de la biodiversidad. Además establecieron un programa de trabajo sobre bosques.
También prepararon un informe para presentar ante la Sesión Extraordinaria de la Asamblea General de las Naciones Unidas que se realizará en 1997 para evaluar la implementación de la Agenda 21, que es el programa que surgió de la Cumbre de la Tierra en 1992 y que tiene capítulos específicos sobre diversidad biolgica.
Por último, decidieron que el comité encargado de redactar un Protocolo sobre Bioseguridad que regule el movimiento transfronterizo de organismos vivos modificados, trabaje en forma acelerada para llegar con resultados concretos a la Cuarta Conferencia de las Partes, que en 1998 en Montreal, Canadá. (FIN/IPS/mv/ag/en/96