Tras reducir a Afganistán en escombros, los principales protagonistas de la guerra civil demandaron a las Naciones Unidas el cese de la injerencia extranjera en ese país.
La conferencia a puertas cerradas sobre Afganistán, que tuvo lugar el lunes en la ONU, reunió por primera vez desde la escalada de la lucha en septiembre a todos los vecinos de Kabul, así como aquellos que gozan de influencia entre las facciones en pugna.
Ni las milicias Taliban, que controlan dos tercios del país y la capital afgana, ni los demás grupos beligerantes, estuvieron presentes en la reunión. Despues de todo, son instrumentos de una guerra controlada por terceros desde el otro lado de la frontera.
Aquellos que obtendrán mayores ventajas del resultado de la guerra son Estados Unidos, Pakistán e Irán, que figuraron entre los 19 países y grupos participantes en la ONU.
Durante los últimos seis años, Afganistán ha sido teatro de un conflicto regional manejado por vecinos, que pretenden aumentar su presencia geopolítica en esa área estratégica.
Pakistán quiere que el territorio continúe bajo su esfera de influencia para asegurarse una ruta comercial segura hacia Asia Central. Estados Unidos y Arabia Saudita tambien están respaldando a Islamabad en esa posición porque desean contener a Irán.
Teheran, por su parte, teme que un gobierno inamistoso en Kabul pueda poner en peligro su inquieta provincia oriental de Khorasan y, desde que los Taliban conquistaron Kabul el 27 de septiembre, realiza esfuerzos diplomáticos para proteger sus intereses.
En un intento de contrarrestar la iniciativa paquistaní, que apoya a las milicias Taliban, el ministro de Exteriores, Alí Akbar Velayati, organizó una reunión de dos días de "Amigos de Afganistán" en Teheran a fines de octubre.
Los diplomáticos iraníes de mostraron muy satisfechos con las conclusiones de la conferencia porque solo tres de los invitados personalmente por Velayati, que se apresuró a organizar visitas a numerosos países despues de la caída de Kabul, faltaron a la cita, Pakistán, Arabia Saudita y Uzbekistán.
Islamabad, que intensificó esfuerzos bilaterales para mantener a Afganistán dentro de su esfera de influencia, afirmó que no recibió suficiente información sobre el encuentro.
En efecto, la competición por Afganistán enfrió las relaciones entre Irán y Pakistán. Esos lazos, que sobrevivieron los años de la Guerra Fría cuando Washington e Islamabad fueron aliados en la lucha contra las tropas soviéticas en Afganistán, ahora se ven perjudicados por el actual conflicto.
Teheran se enojó cuando los Taliban dejaron los seminarios islámicos en Pakistán y derrotaron a los grupos shiítas pro iraníes en la parte occidental de Afganistán, obligando a sus combatientos a huir del otro lado de la frontera.
Las milicias de estudiantes radicales, constituídas casi exclusivamente de pushtus sunnitas, cuyo tremendo poder de fuego, artillería y aviación sorprendió al mundo, son supuestamente armadas y entrenadas por el Servicio de Inteligencia de Pakistán.
Irán cree que la conquista de la mayor parte de Afganistán por los estudiantes islámicos fue encubiertamente orquestada por Estados Unidos y Arabia Saudita.
Los sunnitas Taliban son un grupo político y religioso antiiraní cuyo principal interés, según Teheran, es establecer una base de operaciones en territorio afgano para hostigar el país.
Irán, que apoyó al defenestrado gobierno del presidente Burhanuddin Rabbani en Kabul, está tratando de unir a los rivales de los Taliban en Afganistán, especialmente el general Abdul Rashid Dostum, un uzbeko étnico que controla las fronteras septentrionales del país, y tambien el tayiko Ahmed Shah Massoud.
Massoud, considerado tambien un señor de la guerra, fue ministro de Defensa en el gobierno de Rabbani.
Mientras Dostum no expresó abiertamente su apoyo a Rabbani y Dostum, hay informes de choques armados entre los Taliban y las fuerzas uzbekas en Afganistal occidental, donde se abrió un segundo frente en las ultimas semanas.
La lucha parece haber llegado a Herat, una ciudad controlada por los Taliban, cuyo aeropuerto habría sido bombardeado por aviones pertenecientes a Dostum.
El invierno comienza pronto en las montañas y las facciones rivales se verán obligadas ha hacer una pausa por causa del mal tiempo, desplazando el enfoque de la guerra a los esfuerzos internacionales de paz.
En las Naciones Unidas, la conferencia pidió la desmilitarización de Kabul, que ha quedado virtualmente destruída. Hubo preocupación especial por la población civil de la ciudad.
Taliban impuso su estricta versión del Islam entre los liberales residentes de la capital, ordenando a los hombres que se dejen crecer la barba y obligando a las mujeres que cesen de trabajar.
Esto ha sido un duro golpe para algunas agencias internacionales como el Alto Comisionado de la ONU para Refugiados (ACNUR), que depende de voluntarias mujeres para llevar a cabo una docena de programas diferentes para los necesitados en Kabul, víctimas de cientos de miles de bombardeos entre facciones rivales.
La guerra civil afgana generó millones de prófugos. Según cálculos de la ONU, de una población de 17 millones, seis millones escaparon a Irán, Pakistán y otras naciones vecinas. (FIN/IPS/tra- en/de/an/ego/ip).
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