EUROPA: La cuestión del color y la belleza

La elección de una negra nacida en el Caribe como Miss Italia vertió algunos litros al río de tinta donde navega la eterna polémica sobre los concursos de belleza, a la que no es ajena, como a nada, la cuestión de la raza.

Desde su origen, estos certámenes se han caracterizado por desatar pasiones y controversias, y no solo porque los enfurecidos familiares de las menos bellas suelan arrojar huevos y frutas podridas a las galardonadas.

El debate se enriquece, a veces, porque una concursante carece de conocimientos acerca del país que representa en un concurso mundial. O porque otra haya posado desnuda en una revista "para hombres".

Alto tan poco trascendente como los cinco kilogramos que engordó la actual Miss Universo antes del certamen también fueron motivo de polémica. La joven estuvo a punto de ser descalificada pues sus 56 kilogramos de peso la ubicaban fuera de la categoría "aceptable" para desfilar frente al jurado.

Pero todos esos episodios parecen insignificantes frente a las pasiones que desató la designación de Denny Méndez, una negra de 18 años nacida en República Dominicana, como Miss Italia.

Méndez es ciudadana italiana, pues su madre se casó con un hombre de esa nacionalidad, pero su sola participación en el concurso produjo un debate nacional.

La pregunta que muchos se sintieron obligados a formularse era si una mujer negra podría representar la belleza italiana. La controversia derivó en la renuncia de uno de los miembros del jurado y la expulsión temporaria de otro.

Contra todas las predicciones, Méndez conquistó al jurado y a nueve millones de los 13 millones de espectadores que apreciaron a las jóvenes concursantes por televisión y llamaron para dar su opinión.

Pero se prevé que el reinado de Méndez será aun más difícil que el de algunos monarcas en el cabal sentido del término, pues muchos italianos, tanto dentro de su país como en el extranjero, se resisten a admitir que Méndez represente a su patria adoptiva.

"¿Cómo puede representar a la belleza italiana? ¿Podría una mujer blanca ganar un concurso de belleza en Africa?", se preguntó un joven italiano en Bruselas.

Estas preguntas reflejan los sentimientos de quienes, aunque se declaren "en absoluto racistas", enarbolan, de repente y sin darse cuenta muy bien cómo, un fuerte sentimiento nacionalista.

La reacción de estos italianos provocó furia y resentimiento entre los negros que viven en Europa, pero muchos se tomaron el incidente con buen humor.

"No me sorprende que muchos italianos se preocupen porque una negra sea Miss Italia. Son gente cálida y amistosa, pero se creen caucásicos de pura cepa. Vaya paradója… muchos europeos los consideran los negros de este continente", dijo un diplomático africano que residió 15 años en Italia.

Un periodista caribeño que vive en Bélgica manifestó que Denny Méndez "es la belleza más representativa que Italia haya tenido, pues los italianos tienen ancestros moros".

Los sentimientos, quizás, no dejan ver la complejidad del asunto. Luca Tomasi, un traductor italiano en Bruselas, sostuvo que la victoria de Méndez tuvo un elemento político, o, más bien, de "corrección política", pues muchos italianos no querían ser vistos como racistas frente al resto del mundo.

Sin embargo, "nadie podría argumentar que una negra no pueda ser elegida Miss Italia", agregó Tomasi, quien recordó que los negros son, tras las corrientes migratorias de los últimos decenios, un componente importante de Europa.

"Nadie objetó que Fiona May, una atleta negra, ganara una medalla para Italia en las Olimpíadas. ¿Por qué una negra no podría ser Miss Italia?", se preguntó.

Esta polémica sirve, si es que sirve para algo, para poner nuevamente en cuestión la relación entre color y belleza. Y no son solo los europeos quienes tienen que decir algo al respecto.

En muchos países predominantemente negros, las ganadoras de los concursos de belleza tienden a tener una piel más clara que la de la mayoría de sus compatriotas.

La primera mujer que obtuvo el título Miss Jamaica después de la independencia de ese país, en 1962, fue de pura cepa noreuropea. Carol Joan Crawford, de cabello castaño y ojos claros, ganó luego el concurso Miss Mundo.

Su retrato aún pende en las paredes de muchos hogares jamaiquinos. Pero, fuera de Jamaica, Crawford era considerada negra y, por esa razón, su victoria fue objeto de comentarios en todo el planeta.

Tras el reinado de Crawford, la mayoría de las ganadoras del certamen Miss Jamaica tuvieron piel clara y pelo largo y lacio. Una de ellas, incluso, fue criada en Estados Unidos y desconocía la cultura y la historia de la isla. Su elección fue el origen de canciones satíricas acerca de lo que una Miss Jamaica debe saber.

En cambio, en países de población predominantemente blanca, el triunfo de una "miss" de piel oscura puede provocar intensas controversias.

Vanessa Williams, hoy una exitosa actriz y cantante, se convirtió en 1984 en la primera Miss Estados Unidos negra, lo cual ocasionó entonces comentarios enfurecidos de racistas blancos pero también de numerosos afroamericanos que no la consideraban suficientemente representativa de su raza.

Williams debió renunciar al título cuando la revista Penthouse publicó fotografías suyas en las que aparecía con otra mujer, ambas desnudas.

Durante el régimen de segregación racial institucionalizada (apartheid), se registraron protestas contra los concursos Miss Sudáfrica, pues siempre triunfaban muchachas blancas.

El gobierno en Johannesburgo intentó aplacar los ánimos mediante la creación de dos títulos, uno para blancas y otro para negras, pero eso solo aumentó el malestar de la amplia mayoría negra del país.

La situación en Italia no es, por lo tanto, excepcional. La polémica pudo haber surgido también si la ganadora del concurso hubiera procedido del sur de este país que vive hoy la fiebre del secesionismo.

En el norte, muchos consideran a sus compatriotas del sur inferiores en muchos sentidos. Vaya casualidad, los italianos meridionales tienen una piel más oscura.

Si Méndez soporta la tormenta y gana el concurso Miss Mundo, podría convertirse en un factor unificador. Y, si los italianos no pueden soportar que continúe su reinado, pueden imitar el ejemplo del gobierno socialista en Jamaica en la década del 70 y prohibir los certámenes de belleza. (FIN/IPS/tra-en/am/rj/mj/pr cr/96

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