La tesis tradicional de que es necesario generar ahorro para apostar luego al crecimiento fue cuestionada por tres economistas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que proponen la fórmula inversa para los países de América Latina.
"El hecho de que el aumento del crecimiento tienda a producirse antes de que se eleve el ahorro parece indicar que el ahorro puede, en gran medida, ser el resultado, además de la causa, del crecimiento económico", plantean los economistas Ricardo Hausmann, Ernesto Talvi y Michael Gavin.
Gavin es el economista principal de investigación del BID, Hausmann economista jefe y Talvi "senior" de la institución y ex gerente de Política Económica del Banco Central del Uruguay.
Técnicos del BID y del Fondo Monetario Internacional, entre otros, han enfatizado hasta ahora que el ahorro debe ser prioritario porque con ese punto de apoyo se desarrolla la inversión.
Una alta fuente del BID dijo a IPS que los jerarcas de la institución multilateral entienden que el mensaje de los tres economistas "no es bueno" pero debe ser analizado "con atención" porque quienes lo formularon son tres "calificados técnicos".
Para su informe, Gavin, Hausmann y Talvi estudiaron la evolución del crecimiento de los países de América Latina y las seis economías de mayor dinamismo de Asia oriental (Corea del Sur, Hong Kong, Indonesia, Malasia, Singapur y Tailandia) y la correlación de sus respectivas tasas de ahorro.
Sus conclusiones fueron resumidas en un trabajo al que accedió IPS y que comenzó a ser considerado este mes en foros académicos.
La ausencia de tasas de ahorro significativas parece condenarlos a la mayoría de los países latinoamericanos "al menor de dos males: tener un bajo nivel de inversión y crecimiento y/o depender en exceso del capital extranjero, cuya volatilidad deja a la región vulnerable a una crisis", dijeron.
En el "milagro" asiático, precisaron, existe una fuerte correlacion entre ahorro y crecimiento, lo que aparece ratificado en los crecimientos más magros de América Latina, que muestran tasas de ahoro bajas, de 20 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y aún menores.
Esa comprobación llevó a varios gobiernos latinoamericanos a enfatizar políticas de ahorro, evitando incurrir en grandes déficit de cuenta corriente y en los ajustes macroeconómicos bruscos que sobrevienen a las crisis de confianza de los mercados internacionales.
Añaden que esos programas se centraron en aumentar el ahorro público, en crear sistemas de ahorro contractual y en fomentar el ahorro privado.
El fomento del ahorro privado, señalan, apunta a formar un entorno económico estable que recompense a los ahorristas y les quite temores de que la inflación o los colapsos financieros pueden dejarlos sin sus ahorros.
Sin embargo, aunque esas medidas puedan tener consecuencias positivas sobre la eficiencia económica, el crecimiento y la equidad "es improbable que produzcan efectos significativos sobre el ahorro en el corto y mediano plazo'.
Recordaron que las economías asiáticas del "milagro", que ahora registran altas tasas de ahorro, "en realidad ahorraban menos que América Latina en los primeros años de la década del '70".
A juicio de los tres economistas, las altas tasas de ahorro en Asia son un fenómeno "relativamente reciente, posterior al crecimiento".
Mencionaron también el caso de Chile, que inició su recuperación económica hacia 1984, "cuando el ahorro interno era todavía muy bajo".
Argumentan que "la diferencia entre las tasas de crecimiento de Asia oriental y América Latina basta para explicar la divergencia de comportamiento del ahorro en ambas regiones".
Para este análisis tomaron como base el modelo econométrico, que aplica las técnicas matemáticas y estadísticas a las teorías económicas para su verificación y para la solución de los problemas económicos mediante modelos.
Concluyeron que si las economías de Asia oriental hubieran tenido las tasas de crecimiento latinoamericanas su tasa de ahorro hubiera sido más baja que la registrada en esta región.
El estudio les permitió indicar que las políticas destinadas a aumentar la eficiencia y fomentar el crecimiento económico pueden reducir temporalmente el ahorro "durante varios años".
En el caso de América Latina, los planes de estabilización basados en el tipo de cambio "son expansivos y generan en las fases iniciales un auge en el consumo y una correspondiente disminución del ahorro", indicaron. Luego sobreviene, con la contracción del consumo, "la fase recesiva".
Apoyándose en estos antecedentes, aconsejan que la aplicación de políticas de crecimiento no se descarte o se retrase por considerar que pueden incidir negativamente en la tasa de ahorro.
La alternativa propuesta por Gavin, Hausmann y Talvi supone "desenfatizar"la importancia del ahorro como meta intermedia de la política económica y "fomentar un crecimiento sostenido" mediante políticas de estabilización y de reforma estructural.
El éxito de esas políticas, subrayaron, no debe medirse con la vara del corto plazo, ya que el ahorro incluso puede caer, sino por sus consecuencias a largo plazo. (FIN/IPS/rr/dg/if/96