El Congreso Mundial de Conservación concluyó este miércoles con una modesta expectativa sobre el futuro trabajo ambiental, pero con voces disidentes ante una agenda que sigue siendo diseñada por los países del Norte.
El encuentro estuvo también pautado por resoluciones que apuntan a resolver la vida de los indígenas sin consultarlos.
Amanda Bertolutti, de la Fundación Red Informática Ecológica de Argentina, declaró a IPS que el congreso resolvió temas referidos a flora y fauna que no tocan el bolsillo de nadie pero dejó por fuera el de la pesca, que afecta a Améica Latina, porque es un negocio de millones de dólares y grandes monopolios.
La Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza (UICN), organización convocante del encuentro, empezó a discutir el tema de la pesca pero no logró superar el bloqueo de los representantes gubernamentales, señaló.
Una controversia estalló en torno a las artes de pesca, al haberse presentado un proyecto de resolución contra el sistema del palangre.
Ese sistema causa una mortalidad muy alta de aves marinas y de especies que, si bien no tienen valor comercial, sí presentan interés ecológico.
Japón, cuya flota utiliza ese arte, afirmó que no hay evidencia científica del impacto negativo del palangre.
Panamá, un país fuertemente criticado por Organizaciones No Gubernamentales (ONG) centroamericanas por su política de embanderamiento, salió en defensa de la posición de Tokio, rechazada a su vez por Nueva Zelandia.
Bertolutti considera que cada vez más los gobiernos están ejerciendo un soterrado poder de veto dentro de la UICN, la más numerosa organización ambiental internacional, que reúne a gobiernos, ONG y agencias de desarrollo.
Sin embargo, Ricardo Bayn, portavoz de la Unión, dijo que el congreso aprobó cuatro resoluciones sobre pesca que afectan a las flotas más grandes del mundo, al disponer la protección de especies marinas.
"Se trata de especies importantes para las pesqueras mundiales. Las hemos puesto en la lista roja de las que están en vías de extinción, como el atún y el bacalao", señaló.
"Algunos gobiernos hasta nos han pedido que revisemos los criterios", porque se los puede perjudicar económicamente, agregó Bayn.
Enrique Lahman, director regional de UICN para América Central, destacó que los gobiernos no tienen poder de veto dentro de la organización y que en este congreso se aprobaron resoluciones importantes para América Latina.
Citó el caso de las áreas marinas y zonas costeras que, a su juicio, no han recibido una atención tan grande como la diversidad terrestre, a pesar de que contienen la diversidad biológica más alta y la mayor productividad.
Una resolución aporbada llama la atención sobre la importancia del manejo integrado de los recursos costeros y marítimos.
En 1997, la UICN emprenderá un proyecto en el Golfo de Fonseca, en Honduras, donde el área de manglar ha sido fuertemente erosionada, entre otras cosas por el cultivo de camarón.
El tema indígena fue otro de los asuntos importantes para América Latina debatido en el encuentro.
Se presentaron cerca de 10 resoluciones sobre ese tema, pero curiosamente em el Congreso no hubo participación indígena, salvo la de uno o dos kunas de Panamá.
Algunos delegados mostraron su indignación porque se aprobaron resoluciones relacionadas con los indígenas y en su nombre pero no se atacó la marginación social de esas comunidades.
Un delegado de México protestó contra la distinción operada entre indígenas y comunidades rurales, subrayando que se trata de un solo pueblo.
Juan Mayr, vicepresidente de UICN y director de una ONG de Colombia, criticó una resolución que busca dar a los indígenas poder de negociación sobre sus conocimientos y sus plantas para curar enfermedades.
"Con eso se puede acabar con los últimos reductos filosóficos que tenemos en la región, porque se van a comercializar nuestras culturas autóctonas", declaró.
María Camila Diez, de la ONG Pro Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia, indicó que los habitantes de esa zona rechazan compartir sus conocimientos al sentir que es lo único que les queda.
Según Mayr, el Congreso no innovó, pero fue importante como "experiencia educativa", al permitir conocer el trabajo realizado en distintas partes del mundo en favor de la conservación.
Tanto para Mayr como para Lahma, lo más trascendente del encuentro fue la decisión de la UICN de ratificar el proceso de regionalización y descentralización.
Lahman indicó que los problemas de conservación y manejo adecuado de los recursos naturales responden a realidades específicas de las diferentes regiones y deben encontrar una respuesta adecuada a cada situación cultural, social, política, económica y ambiental.
"Para que la UICN pueda incidir en la conservación debe adaptar su programa a las realidades de cada región. La descentralización significa poner en el lugar los mecanismos adecuados para llegar a cabo el programa", afirmó.
El argentino Carlos Fernández espera que esta regionalización incida en la agenda para la conservación internacional.
Fernández se lamentó de que en la UICN sigan dominando los intereses de los países industrializados, en razón de que constituyen la mayoría de sus miembros y que América Latina carece de posiciones propias. (FIN/IPS/mso/dg/pr-en/96