Francia es la más reciente incorporación al grupo de países que descubrió a Brasil, que ya encabeza la atracción de capitales en América Latina, como buen mercado para sus inversiones productivas.
Desde este martes al domingo, 320 empresas francesas expondrán sus productos, servicios y ofertas en la feria industrial y comercial "Francia 2000", en Sao Paulo. Solo un cuarto de ellas están instaladas en Brasil.
La industria francesa perdió presencia relativa en América Latina, que se afirma como la segunda región de mayor crecimiento económico, superada sólo por Asia, admitieron altos funcionarios del gobierno, como Ives Galland, responsable del comercio exterior. Ahora intenta compensar el retraso.
La feria quiere recuperar una presencia cultural y hasta gastronómica, pero el interés económico es el central, y se concentra en las grandes empresas del sector automotriz, de telecomunicaciones y otros servicios.
La Renault ya decidió instalar una planta en Paraná, Estado del sur brasileño, con inversiones de mil millones de dólares. La Electricité de France (EDF) formó parte del consorcio que adquirió hace algunos meses la Light, primera empresa importante de distribución energética privatizada en Brasil.
En las últimas semanas estuvieron en Brasil jefes de gobierno de Japón, Corea del Sur y Alemania, anunciando miles de millones de dólares en inversiones de grandes empresas de sus países, para ingresar o fortalecerse en el mercado brasileño.
Chile también se presentó como gran inversionista en Brasil. El embajador en Brasilia, Heraldo Muñoz, dijo que serán por lo menos 6.500 millones de dólares en los próximos años. Es lo que el país ya tiene colocado en Argentina y la tendencia es que se igualen, explicó.
Las privatizaciones, especialmente en telecomunicaciones y energía eléctrica, abren las mayores oportunidades para los grandes inversionistas chilenos, como los fondos de pensión, que tienen 30.000 millones de dólares en capitales, evaluó el embajador.
Brasil debe atraer 7.500 millones de dólares en inversiones directas este año, estiman fuentes del gobierno y expertos independientes.
De esa forma asume el liderazgo latinoamericano, ocupando el lugar que fue de México el año pasado con 7.000 millones de dólares, según datos de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, que registró 4.900 millones para Brasil y 38.000 millones para China.
En los tres próximos años Brasil recibirá un promedio de 10.000 millones de dólares, previó Octavio de Barros, director de la Sociedad Brasileña de Estudios de la Globalización Económica, en Sao Paulo.
La gran ventaja de Brasil sobre México y los demás latinoamericanos, es su rezago en las privatizaciones. Los grandes negocios estatales, como las telecomunicaciones, la energía eléctrica y minería, aún tienen sus licitaciones en preparación o recién empiezan a privatizarse.
Para el próximo año las autoridades económicas esperan obtener 10.000 millones de dólares con las privatizaciones, más de la mitad con la venta de la Compañía Vale do Rio Doce, la mayor exportadora mundial de mineral de hierro.
Pero Barros estima que casi la mitad de las inversiones externas se destinarán para la adquisición de empresas estatales. Pero las transnacionales también destinarán buena parte de sus inversiones a sus propias filiales, o a abrir nuevos negocios en Brasil, previó.
Las mayores inversiones se destinan a la industria automotriz. Brasil se está transformando en uno de los mayores centros mundiales de producción de vehículos, con la meta de 2,5 millones de unidades anuales al final del siglo. En los años 80, pocas veces se produjo más de un millón.
Las montadoras de vehículos instaladas en el país ya son 12, con el ingreso de franceses, coreanos y japoneses, y las últimas cuentas indican que el sector, incluyendo autopartes y máquinas agrícolas, invertirá por lo menos 20.000 millones de dólares en el país hasta el 2000.
A este incremento contribuyeron los estímulos aprobados recientemente por el gobierno y el Congreso a las inversiones de las transnacionales.
El régimen automotriz provocó incluso cuestionamientos en la Organización Mundial de Comercio por ofrecer ventajas discriminatorias a las montadoras instaladas en el país, como la reducción a la mitad de los aranceles a sus importaciones.
La ley de patentes, aprobada en mayo, hizo varias concesiones a la industria estadounidense, pero exige "producción local". Su vigencia ya atrajo más de 700 millones de dólares en nuevas inversiones extranjeras, segun la asociación de laboratorios de Estados Unidos. (FIN/IPS/mo/jc/if/96