El flamante presidente de la Asamblea General de la ONU, el malayo Razali Ismail, rechaza la reelección del secretario general Boutros Boutros-Ghali, la actual composición del Consejo de Seguridad y los discursos prolongados.
Razali abrió la sesión 51 de la Asamblea General, órgano notorio por su impuntualidad y sus prolongados discursos fuera de agenda, con una exhortación a evitar demoras para ganar eficacia.
"Espero que acabemos con el síndrome de seguir como siempre", dijo el diplomático malayo este martes, inmediatamente después de que fue electo por aclamación.
"Los retrasos y los prolongados almuerzos, que ocasionan aun más retrasos y enormes costos, han terminado, y confío en que también terminen los discursos que no abordan el asunto que se discute en los comités", agregó.
Razali recordó que el propósito y los métodos de trabajo de la Organización de Naciones Unidas (ONU) reciben constantes críticas. "El producto de nuestras deliberaciones debe ser importante", recomendó.
Un informe interno sobre el gasto y la administración de la ONU urgió la semana pasada a simplificar las agendas de las reuniones y reducirlas, así como a evitar solicitudes de informes escritos.
"Si la apertura de cada reunión se retrasa diez minutos, se gastan 875.000 dólares más al año pues los intérpretes se sientan en sus puestos para esperar que comience el trabajo", según el informe, elaborado por la Junta de Eficiencia de la ONU.
Ese monto "no incluye el salario de muchos otros funcionarios que deben permanecer cerca de la sala de reuniones", agregó la Junta.
Razali, representante permanente de Malasia ante la ONU desde hace ocho años, es particularmente crítico del letargo y la impuntualidad que cunden en el sistema de Naciones Unidas.
"Hace pocos días fui a una reunión que debía comenzar a las tres de la tarde, pero no comenzó hasta las 3.45. Cuando se desperdician 45 minutos debe haber un responsable, y la responsabilidad recae sobre cada miembro individual de la ONU", dijo a IPS.
Razali recordó este martes a los delegados que las próximas sesiones de la Asamblea General, órgano que presidirá hasta septiembre de 1996, transcurrirán bajo fuego cruzado disparado por quienes critican la incapacidad de la ONU para responder a las crisis internacionales de forma adecuada.
Y su país, Malasia, ha sido uno de los más fuertes críticos. El propio Razali debió cuestionar en reiteradas ocasiones a la ONU por sus fracasos en la protección de las denominadas "áreas de seguridad" en Bosnia-Herzegovina y en impedir el genocidio de musulmanes en la antigua Yugoslavia.
El país asiático declaró abiertamente que no respaldaría al actual secretario general de la ONU, Boutros Boutros-Ghali, para que inicie un nuevo período al frente del cuerpo mundial cuando concluya su actual mandato quinquenal en diciembre.
Razali también reclamó apertura en la elección del secretario general, que generalmente es resuelta por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia).
"El proceso de elección no deberá transcurrir a puertas cerradas y con chimeneas humeantes", ironizó en la entrevista que concedió a IPS.
Poco antes, Razali había manifestado a Radio ONU que la integración del Consejo de Seguridad no debería resolverse en base a la rotación geográfica sino la responsabilidad.
"Gran Bretaña, por ejemplo, es miembro permanente en interés propio. En la actualidad, eso no tiene ningún sentido", dijo.
El diplomático malayo también consideró que la misión de Gran Bretaña se cumpliría mejor si representara a Europa. "Lo mismo sucedería con los grandes países de Asia, que deberían representar a la región más que a sí mismos", afirmó.
"De lo contrario, nunca se sabrá las decisiones que se adoptarán, debido a los caprichos, fortunas e infortunios de los países", agregó Ramali.
El primer ministro de Malasia, Mahathir Mohamed, otro político con fama de no tener pelos en la lengua, se negó a concurrir a las celebraciones del cincuentenario de la ONU el año pasado. "No tengo nada bueno que decir sobre la ONU, y por eso no iré", dijo en la ocasión.
Razali recordó a las delegaciones las críticas referidas a la efectividad de la ONU, "que parece trabada por la mala administración y el marco de trabajo poco funcional".
Los reclamos de reformas al cuerpo no solo proceden de estados miembros sino también, y en igual medida, de la opinión pública mundial, afirmó.
"La ONU debe comenzar a incrustarse en la realidad y orientar los problemas críticos, en especial la pobreza y la injusticia social, al centro de los debates públicos y nacionales", manifestó Razali.
El diplomático afirmó que su país no suavizará sus críticas tras su elección como presidente de la Asamblea General, pues, dijo, "la posición de Malasia en todas las cuestiones de la ONU son claras", sostuvo. (FIN/IPS/tra-en/td/yjc/mj/ip/96