El apoyo de Gran Bretaña y la condena de Rusia se destacan entre las reacciones de la comunidad internacional ante los bombardeos de represalia de Estados Unidos contra Iraq, mientras prevalecen los llamados al diálogo.
Varios líderes, entre los que se cuentan el presidente de Rusia, Boris Yeltsin, y el secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Boutros Boutros-Ghali, deploraron todos los actos de violencia ocurridos desde el ataque iraquí del sábado contra la ciudad kurda de Irbil.
Unicamente el primer ministro de Gran Bretaña, John Major, respaldó sin reservas el bombardeo ordenado por Washington contra posiciones de Iraq en el sur de ese país en respuesta a la incursión militar del gobierno de Saddam Hussein sobre posiciones kurdas en la zona de exclusión declarada por la ONU.
El portavoz del gobierno de Francia, Alain Lamassoure, sostuvo este miércoles que "solo el diálogo podrá asegurar el retorno a una calma durable en el Kurdistán de Iraq", si bien calificó la respuesta militar estadounidense de "limitada".
Yeltsin emitió una declaración oficial para condenar el bombardeo de Estados Unidos contra los sistemas de defensa de Iraq en el sur de ese país como "desproporcionado e inaceptable".
Moscú también ofreció su mediación para asegurar el retiro de las tropas iraquíes de Irbil y de otras posiciones en la zona semiautónoma kurda en el norte de Iraq.
"En una situación de tensión creciente en la región, Rusia alertó reiteradamente contra el uso de medidas de fuerza y advirtió sobre sus consecuencias peligrosas en lo regional e internacional. Desafortunadamente, Washington eligió un modo de operar distinto", dijo el Kremlin.
Rusia reclamó el cese de todas las acciones militares en Iraq y exigió el respeto a la soberanía nacional y la integridad territorial de ese país.
Boutros-Ghali tomó pasos similares, a través de una declaración en la que condenó los hechos verificados desde el sábado y observó que la continuación de las acciones militares "tendría efectos adversos en la implementación del programa humanitario" previsto por la ONU para Iraq.
El secretario general pidió a todas las partes involucradas la restauración de las negociaciones políticas.
Sólo Major respaldó el ataque ordenado por Washington. Estados Unidos "está actuando correctamente en esta cuestión", dijo el primer ministro británico.
Major llamó la atención hacia ataques previos ordenados por Saddam Hussein contra los kurdos, incluso el aplastamiento de la revuelta en el norte de su país en 1991, inmediatamente después de la guerra del Golfo.
"Queremos que se tomen acciones tempranas para prevenir la reiteración de este tipo de tragedias humanitarias", declaró el gobernante británico.
Algunos gobiernos criticaron el sorpresivo ataque de Iraq contra Irbil, aunque reconocieron el derecho de Bagdad a intervenir en esa región.
Rusia señaló que la situación en el Kurdistán iraquí ha sido "inestable por mucho tiempo, con una evidente interferencia sistemática de fuerzas externas".
Estas manifestaciones fueron interpretadas como un respaldo a las críticas de Iraq a Irán, que, según Saddam Hussein, respalda a la Unión Patriótica de Kurdistán (PUK), expulsada el sábado de Irbil por una ofensiva conjunta de Bagdad y de otra facción kurda, el Partido Democrático de Kurdistán.
El periódico semioficial Al Ahram, de Egipto, un país al que no se puede reconocer como aliado de Iraq, sostuvo que el ataque contra Irbil tuvo el objetivo de preservar la integridad territorial de Iraq, particularmente a la luz de recientes incursiones iraníes en respaldo de la PUK.
"La estabilidad del norte de Iraq requiere que todos los países (implicados) se abstegan de intervenir", destacó Al Ahram.
También China demandó el respeto de la soberanía y la integridad territorial de Iraq, aunque no condenó abiertamente a Estados Unidos por los bombardeos del martes y de este miércoles.
Mientras, el embajador de Italia en la ONU, Francesco Paolo Fulci, indicó que el principio de la soberanía de las naciones no puede reconocer excepciones.
Es preciso que la comunidad internacional trate a Iraq como a un país soberano y que Bagdad acate las resoluciones aprobadas por la ONU desde la guerra del Golfo, que le exigen un comportamiento pacífico, tanto en su región como internamente, dijo Fulci.
Para recalcar ese punto, el Consejo de Seguridad de la ONU renovó el martes el embargo contra Iraq, como lo ha hecho cada 60 días desde agosto de 1990, cuando el ejército iraquí invadió Kuwait.
El Consejo de Seguridad también exigió el retiro de las tropas iraquíes de la zona de exclusión, en la que penetraron el sábado para atacar Irbil, y que Irán ponga fin a su ayuda directa a la PUK.
En tanto, Estados Unidos intenta la revisión del acuerdo alcanzado en julio por el Consejo de Seguridad para permitir a Bagdad la exportación de petróleo durante 90 días y por un monto de 1.000 millones de dólares, para adquirir alimentos y medicamentos.
La implementación del plan fue congelada por Boutros-Ghali tras la intervención iraquí en Irbil. El secretario general tomó su decisión como medida cautelar, para garantizar la seguridad de los 50 inspectores enviados por la ONU a Iraq a supervisar el cumplimiento integral de las cláusulas del programa.
Edward Gnehm, número dos de la representación de Estados Unidos ante la ONU, anunció que su gobierno pretende renegociar el memorando de entendimiento que dió lugar al acuerdo "petróleo por alimentos", en vista de los cambios operados en el escenario político.
Moscú no apoyará la propuesta de Estados Unidos de revisar un acuerdo que llevó dos meses de negociaciones en el Consejo de Seguridad, advirtió el embajador de Rusia en la ONU, Sergey Lavrov.
La portavoz de la ONU, Sylvana Foa, observó que la moción estadounidense obligará al foro mundial a examinar todas las cuestiones legales relativas a un acuerdo ya aprobado.
Una fuente de la delegación de Francia consideró inevitable la reapertura del debate sobre el acuerdo petróleo por alimentos, dada la firme posición de Washington.
Sin embargo, el embajador de Turquía, Huseyin Celem, manifestó esperanzas en el rápido restablecimiento de "la normalidad" en el norte de Iraq, una eventualidad que evitaría tal vez la renegociación exigida por Washington.
Clinton, que se opone a todo alivio de las sanciones impuestas a Iraq, al menos en el futuro cercano, declaró el martes ante la televisión que el plan petróleo por alimentos "no puede ponerse en marcha" hasta que sea garantizada la entrega de la ayuda prevista a sus destinatarios legítimos.
Por su parte, Foa insisitió en la posición expuesta por Boutros- Ghali, que posterga la implementación del programa para contribuir a la seguridad de los funcionarios de la ONU encargados de supervisar el embarque del petróleo iraquí y el arribo de la ayuda humanitaria a la región kurda.
Pero la congelación del plan "no fue decidida como medida punitiva", aclaró la portavoz, quien también informó que Irbil permanece en calma. (FIN/IPS/tra-en/fah/jl/mj-ff/ip/96