CHILE: Gobierno cede ante campaña contra educación sexual

El gobierno de Chile modificará un plan de educación sexual que se aplica en los colegios, cediendo al parecer a la campaña en contra de la iniciativa lanzada por grupos conservadores laicos y religiosos.

Las Jornadas de Conversación sobre Afectividad y Sexualidad (Jocas) despertaron sin embargo un entusiasta apoyo de sectores políticos de centro e izquierda, organizaciones de salud, grupos de mujeres e incluso de personalidades eclasiásticas.

En un hecho sin precedentes, padres y estudiantes del municipio santiaguino de Puente Alto desfilaron por las calles respaldando las Jocas y para repudiar un reportaje periodístico que desató la polémica en torno a las jornadas.

El diario El Mercurio, el más tradicional del país, publicó el día 8 una larga nota sobre el tema, ilustrada con una fotografía en que dos menores mostraban en sus manos paquetes de condones.

El ministro de Educación, Sergio Molina, denunció la fotografía como un montaje y tanto los niños como sus padres ratificaron que el fotógrafo de El Mercurio les entregó los preservativos a los menores para que posaran.

El rotativo desmintió la versión y rechazó los cargos, pero es muy probable que tenga que responder ante los tribunales, ya que tanto los padres de los niños como las autoridades educacionales de Puente Alto anunciaron una querella judicial.

Pero más allá de sus derivaciones penales, el reportaje echó a rodar un alud de reacciones contra las Jocas, iniciadas por el obispo Jorge Medina, titular de la diócesis de Valparaíso, 120 kilómetros al oeste de Santiago.

Esta fue la última cruzada moralista en tierra chilena de Medina, quien asumirá este mes en el Vaticano el cargo de Pro- prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Doctrina de los Sacramentos.

El obispo de 69 años, considerado uno de los clérigos más cercanos al papa Juan Pablo II, ocupará así un cargo con rango ministerial en la curia romana, culminando una carrera que lo caracteriza como conservador en temas políticos y religiosos.

Los ataques de Medina a las Jocas como jornadas carentes de dimensiones valóricas fueron repetidos en cadena ampliada por otros obispos conservadores y agrupaciones de laicos influídas por el Opus Dei y el grupo Tradición, Familia y Propiedad.

Las directivas de los dos partidos de derecha, Renovación Nacional y Unión Demócrata Independiente, se hicieron eco de los ataques y acusaron al gobierno de promover una educación sexual totalitaria, que excluye el papel formador de la familia.

La Conferencia Episcopal emitió un pronunciamiento en que pidió al Ministerio de Educación el retiro del programa, que se comenzó a aplicar con carácter experimental en una serie de colegios secundarios de todo el país.

Las comunidades de docentes, apoderados y estudiantes de esos establecimientos salieron en defensa de la iniciativa, rescatando el carácter participativo de las jornadas, en que los jóvenes pueden plantear libre y espontáneamente sus inquietudes.

En las Jocas, las dudas de los adolescentes sobre temas de afectividad y sexualidad son respondidas por equipos interdisciplinarios de maestros, sicólogos, médicos, consejeros familiares y sacerdotes.

Los involucrados rechazaron los cuestionamientos de que las jornadas son fundamentalmente cursos sobre salud reproductiva y de prevención de embarazos y enfermedades de transmisión sexual sin contenidos morales ni de valores.

Los jóvenes y sus padres reaccionaron positivamente ante las respuestas que se les entregan en las Jocas, en un país donde los reparos conservadores impiden un debate franco sobre temas como el aborto, el uso de condones y la maternidad precoz.

Sacerdotes que participan en las jornadas negaron que éstas carezcan de contenidos morales y los padres a su vez refutaron que en la planificación se excluya o menoscabe el papel formador que corresponde a la familia.

Parlamentarios y líderes juveniles de la gobernante coalición de centroizquierda, la ministra del Servicio Nacional de la Mujer, Josefina Bilbao, y la esposa del presidente Eduardo Frei, Marta Larraechea, defendieron también a su turno el programa.

Recordaron que en Chile se registran cada año 40.000 embarazos adolescentes, equivalentes a 20 por ciento del total, mientras el sida asume una alta tasa de reproducción que es necesario controlar.

Dirigentes de juventudes políticas sostuvieron que cada semana se infectan de sida 60 jóvenes en Chile y que cada año hay 150.000 abortos, todos clandestinos, porque en el país es ilegal la interrupción del embarazo incluso con fines terapeúticos.

Carlos González, obispo de Talca, 260 kilómetros al sur de Santiago, apoyó públicamente las jornadas y valoró la realización de éstas en su diócesis, discrepando con la mayoría conservadora de la Conferencia Episcopal.

En esta guerra de pronunciamientos de lado y lado parecía que el gobierno contaba no sólo con un respaldo argumental sólido para mantener el carácter de las Jocas, sino también con un apoyo masivo en las comunidades de maestros, padres y estudiantes.

Por ello, sorprendió el anuncio del ministro Molina, quien anunció el lunes el propósito de modificar las Jocas para "evitar falencias en el campo de la formación valórica" e impedir "que predomine la instrucción sobre la formación".

Al igual que en los debates nacionales para las conferencias mundiales de Población, de 1994, y de la Mujer, de 1995, en este tema el gobierno parece optar por eludir una confrontación con minoritarios pero poderosos grupos conservadores. (FIN/IPS/ggr/jc/pr-he/96

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