El avance del fenómeno de la globalización comienza a preocupar a las elites culturales y políticas en Alemania, que temen que suceda algo similar a lo que sostiene la teoría de Darwin, y sólo sobrevivan los más fuertes en la dura lucha de la competencia.
Hans-Peter Martin y Harald Schumann, autores del libro "La Trampa de la Globalización – Ataque a la Democracia", publicado recientemente, subrayan esta idea. Ven peligrar en Alemania cuatro millones y en la Unión Europea (UE) 15 millones más de puestos de trabajo.
Los autores describen, dando ejemplos, cómo la competencia internacional puede repercutir en algunas empresas.
La Telecom Alemana, por ejemplo, tiene que despedir a más de 90.000 empleados y trabajadores, partiendo del número de empleados de 1994, para ser tan productiva como la sociedad americana Pacific Telesis.
La Telecom planifica una reducción de su personal hasta 1998 de alrededor de 60.000 empleados.
Según los autores, la situación de los bancos se presenta similar.
Para permanecer competitivo con el estadounidense Citicorp, el Deutsche Bank, el más importante banco alemán, debe eliminar más de 30.000 empleados. Los otros grandes institutos financieros alemanes -Dresdner Bank y Commerzbank- más de la mitad de su actual personal.
Si cada empleado de Lufthansa vendiese igual cantidad de kilómetros por pasajero que la línea americana United, podría prescindir de 20.000 empleados, según documentan Martin y Schumann.
El aguardado Multimedia-Boom se manifestará en sus comiensos, según los autores, como elemento destructor de puestos de trabajo.
Mientras más clientes regulen sus negocios desde casa, a través del procesador, más puestos de trabajo pierden los bancos, seguros, oficinas de turismo y el comercio minorista.
En Alemania la elite política es totalmente consciente de las repercusiones de esta situación.
"La continua globalización de los mercados, la competencia cada vez más dura de los lugares de producción entre países y regiones por inversionistas y puestos de trabajo, exigen una solución conjunta", dijo el primer ministro alemán Helmut Kohl durante su reciente visita a Argentina.
Esto significa, según Kohl, que entre los acuerdos y tratados existan normas razonables, como por ejemplo para el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), la Asociación del Sureste Asiático (ASEAN), la de los Países del Asia y del Pacífico (APEC) y el Mercado Común del Sur (Mercosur).
"En el marco global debe tratarse de cooperación y no de confrontación", subrayó Kohl. "Para el comercio internacional fue un gran éxito el acuerdo de la Ronda Uruguay del GATT, hace tres años, así como la creacion de la Organizacion Mundial de Comercio".
El ministro de Cooperación económica y Desarrollo internacional, Carl-Dieter Spranger, observa la problemática desde un ángulo diferente.
Según Spranger, el fenómeno de la globalización ha abarcado todos los campos de la vida humana.
La globalización se manifiesta cada vez más en el entrelazamiento de la economía internacional, la que prohibe un pensar egoísta en función de la economía nacional.
Los medios de transporte cada día más rápidos y mejores y la compatibilidad de los sistemas de información hacen que las distancias y los horarios se reduzcan a un mínimo.
"Estas posibilidades nos hacen conscientes cada vez más de los riesgos de la globalización", siguió Spranger, integrante de la Unión Cristiana Social, (CSU), que participa en el gobierno de coalicion con la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Kohl y el partido liberal FDP.
Spranger cuenta entre los riesgos de la globalización la pobreza y la represión, los conflictos armados y las emigraciones, la explosión demográfica y sostenida destrucción del medio ambiente. Problemas que no rehúyen fronteras y que no pueden ser descartados como ajenos a Europa.
"Si los bosques son talados en el Amazonas la repercusión que tiene en los cambios climáticos nos afecta".
"Las 40 guerras que hay actualmente en el mundo obligan a millones de personas a huir, muchas de estas vienen en busca de refugio a Europa. Cuando el hambre y la pobreza hacen peligrar la vida de millones de personas en los países en desarrollo esto impulsa la emigración", explicó.
Cuando grandes empresas nacionales evolucionan a consorcios internacionales entonces la lucha competitiva para conseguir lugares de producción baratos y mercados se hace más dura", comentó Spranger ante expertos para el desarrollo político- económico y diplomáticos.
Según Christoph Zoepel, experto del partido social demócrata (SPD), la globalización es un desafío a la gestión política.
La globalización de la economía, según la opinión de Zoepel, necesita de normas políticas internacionales; la estandarización de las condiciones marco y su estricto cumplimiento son tarea decisiva de la economía global.
Para esto es necesario, según Zoepel, que se aumente la ayuda económica a los países en desarrollo. Esta ayuda para el desarrollo debe emplearse sobre todo en mejorar la calidad de los factores de producción inamovibles, como empleados, y en mejorar la infraestructura. (FIN/IPS/raj/jc/if-dv/96