La autoridad de Alexander Lebed en la negociación entre Rusia y el secesionismo checheno se afirmó hoy, y no solo por los rápidos resultados que obtuvo. También trascendió que el presidente Boris Yeltsin se tomará una breve licencia y dejará al ex general como único hombre al mando.
Lebed, enviado personal de Yeltsin a Chechenia, se reunió durante tres horas con el jefe de equipo de los secesionistas, Aslan Masjadov, y supuestamente alcanzó un "95 por ciento" de acuerdo sobre un nuevo marco de relaciones entre la conflictiva república y Moscú, si bien los combates continúan.
Negociadores en Novy Adagi, al sur de Chechenia, dijeron este domingo a la agencia de noticias independiente Interfax que Lebed y Masjadov acordaron un plazo de siete días para allanar los obstáculos que aún persisten para que cese el fuego y las tropas rusas comiencen a retirarse.
Lebed dijo que los comandantes de las fuerzas de Moscú en Chechenia aspiran a que Masjadov "establezca condiciones para el retiro de las fuerzas federales" de la república, según la agencia semioficial rusa Itar-Tass.
Mientras tanto, el portavoz de Yeltsin, Sergei Medvedev, dijo a Intefax que el mandatario se trasladará esta semana a su casa de descanso en el lago Valday, 350 kilómetros al noroeste de Moscú, por un período de tiempo que no se especificó.
Otro alto funcionario de la presidencia de Rusia, Georgi Satarov, sostuvo que Yeltsin necesitará dos meses para recuperarse de la campaña electoral.
Yeltsin se reunió con Lebed, secretario del Consejo de Seguridad Nacional, y Anatoly Chubais, jefe de la administración presidencial, para mantenerse al tanto de las negociaciones en Chechenia.
Las conversaciones se basan en la propuesta de república federada de Tatarstán, vecina de Chechenia. El presidente de Tatarstán, Mintimer Shamayev, condujo los intentos de mediación más exitosos entre los bandos en pugna.
Según Lebed, Masjadov confirmó su respaldo a la iniciativa del gobernante en la reunión de este domingo.
Lebed siempre fue considerado el hombre más dispuesto a una solución pacífica en Chechenia.
Comandante condecorado en la campaña soviética en Afganistán, encabezó la división 14 del ejército de Rusia durante la guerra separatista en la región de Transdniester, en la antigua república de Moldavia, hasta que el entonces ministro de Defensa, Pavel Grachev, lo despidió.
Lebed es conocido por su malhumorado patriotismo, su pundonor y su odio implacable hacia la corrupción. Por ello, se suponía que estaría dispuesto a tomar decisiones difíciles y que gozaría del respeto del ejército si disponía el retiro de Chechenia.
Como candidato presidencial, Lebed pronunció las palabras correctas y declaró constantemente su respaldo a un rápido fin de la guerra y a la posibilidad de que los chechenos decidan su futuro a través de un referéndum.
Si el pueblo de Chechenia respalda la independencia, que la tengan, dijo, pero alertó que, en ese caso, la frontera con Rusia será firmemente sellada para evitar cruces ilegales y que acabarán los salarios y beneficios sociales pagados por Moscú.
Lebed informó este lunes que Masjadov estuvo de acuerdo con él en que "Rusia podrá sobrevivir sin Chechenia, pero Chechenia no podrá sobrevivir sin Rusia".
Al mismo tiempo, restó importancia al gobierno de Chechenia designado por Moscú, encabezado por Doku Zavagaer, y confirmó que no tiene ningún control sobre Grozny, la capital de la república, ni del país en su conjunto.
Los separatistas son hostiles hacia Zavagaev e intentaron asesinarlo en varias ocasiones.
Lebed aceptó que "los funcionarios de Grozny y los separatistas chechenos no se aceptan mutuamente, lo cual imposibilita el diálogo", según la agencia Tass.
Por lo tanto, será necesario pasar por alto a las autoridades que Moscú había apuntalado y "dialogar a través de funcionarios de segunda o tercera fila".
Además, Lebed no logró encontrar a ningún funcionario en la oficina del anterior enviado de Moscú en Grozny. "No logro entender cómo han trabajado para solucionar el conflicto", se lamentó.
"Algunos quieren que me rompa el cuello contra la crisis chechena. Esperen y verán. Me gustan las tareas extremadamente difíciles", se ufanó el secretario del Consejo de Seguridad Nacional.
Los propios chechenos reclamaron a Yeltsin que concediera a Lebed plenos poderes para lidiar con las tropas rusas en la república, actualmente controladas por los Ministerios de Interior y de Defensa.
Si bien el ministro de Defensa, Igor Rodionov, es uno de los protegidos de Lebed, tanto él como el ministro del Interior, Anatoly Kulikov, respaldan el uso de la fuerza para resolver la crisis en Chechenia.
Rodionov es conocido en el Cáucaso como "el carnicero de Tblisi". Cuando comandó a partir de 1989 las operaciones de seguridad en la capital de Georgia, sus tropas cometieron innumerables crímenes, entre ellos el asesinato de 18 mujeres a golpes de pala.
Ambos ministros se mantendrán vigilantes y, si algo falla, los separatistas chechenos sufrirán otro embate bélico ruso. El primer ministro Viktor Chernomyrdin dijo que Rusia deberá fortalecer su presencia militar en la república antes de sentarse en la mesa de negociaciones.
El conflicto en Chechenia involucró una serie de victorias pírricas de ambos lados. Los separatistas abatieron constantemente a las tropas rusas en tierra, pero debieron soportar ataques aéreos que ocasionaron muertes de miles de civiles.
Los enfrentamientos de la semana pasada no fueron diferentes. Todo comenzó con una ofensiva masiva de los rebeldes a la que siguieron semanas de bombardeos en las bases y poblados rebeldes en áreas montañosas.
Sin embargo, las fuerzas rusas admitieron este lunes que los separatistas controlaban la mayor parte de Grozny y reforzaban sus posiciones.
Los combates continúan. Las milicias controlan ahora Argun, la tercera ciudad de la república, fortalecen sus posiciones de tiro, depositan minas e preparan emboscadas, según voceros del ejército ruso. (FIN/IPS/tra-en/mom/rj/mj/ip/96
