ESTADOS UNIDOS: Urgen restringir ventas de armas a Latinoamérica

Mientras la administración del presidente Bill Clinton discute si debe levantar la prohibición de vender sofisticado material militar a América Latina, activistas locales presionan a la Casa Blanca para que restrinja el comercio de armas automáticas ligeras a la región.

"El gobierno de Estados Unidos debe adoptar un código de conducta para la venta comercial de armas", declaró Lora Lumpe. editora de "Arms Sales Monitor", una publicación de la Federación de Científicos Americanos (FAS) que vigila la venta de material bélico a naciones del Tercer Mundo.

Actualmente, la Casa Blanca está considerando la modificación de la tradicional política estadounidense que prohibe la venta de cazas a reacción, mísiles y otros modernos pertrechos a la región.

Los partidarios de mantener las restricciones aducen que un cambio de actitud podría generar una desestabilizadora carrera armamentista regional.

Sin embargo, FAS y otros grupos opinan que la actual política estadounidense sobre venta de armas automáticas ligeras, y el escaso control oficial, la hacen directamente responsable del deterioro sociopolítico en America Latina, porque genera asesinatos y torturas respaldados por gobiernos, y crímenes por narcotráfico.

"Debiles leyes de control de armas e inadecuada aplicación de las medidas vigentes han hecho de Estados Unidos una de las principales fuentes de armas en el mercado negro", señalaron Michael Klare y David Anderson, dos investigadores de FAS que acaban de concluir un estudio sobre venta de armas en la región.

El estudio, titulado "Un flagelo de armas", indicó que más de 200 millones de armas de fuego circulan en Estados Unidos, con 245.000 vendedores munidos de licencia federal que abastecen al público de todo tipo de material.

Mientras la mayoría de las armas queda en manos privadas dentro de Estados Unidos, es un secreto a voces que una gran cantidad sigue siendo contrabandeada por los barones de la droga a través de la frontera, indicó Klare.

Cada año, ciudadanos estadounidenses adquieren casi seis millones de armas de fuego, parte de las cuales es comprada por intermediarios que trabajan con contrabandistas, los cuasles las revenden a insurgentes, criminales y terroristas en América Latina.

Actualmente, no hay restricciones en Estados Unidos sobre el número de armas que puede comprar cada persona, excepto en dos estados: Virginia y Carolina del Sur, donde la legislación impide a la gente adquirir más de un arma por mes.

Aparte de su uso por bandas criminales y traficantes de drogas, los activistas dijeron que están particularmente preocupados por el hecho que las armas ligeras, muchas de las cuales son adquiridas a través de lícitos canales comerciales, son empleadas por algunos regímenes autoritarios latinoamericanos para reprimir a opositores.

"Exigimos una total restricción en la venta comercial de armas a países comprometidos en agresión y abuso de derechos humanos", dijo Lumpe, quien cree que la mayor parte de los pertrechos adquiridos por Chile, Argentina, Colombia, México y otros gobiernos de la región son usadas contra opositores políticos.

"Estamos en contra de todo tipo de venta de armas a gobiernos que violan derechos humanos", agregó Steve Goose, de Human Rights Watch, un influyente grupo internacional con sede en Nueva York.

Los investigadores de FAS dijeron que es difícil calcular cuántas armas ligeras son exportadas legalmente a América Latina debido al secreto que rodea esas ventas. No obstante, estimaron por fuentes disponibles que existen millones de armas automáticas de procedencia estadounidense en la región.

"Hay mucho hermetismo en torno a la venta comercial de armas ligeras", se quejó Lumpe, quien archivó numerosos pedidos sobre datos de ventas de armas al Departamento de Estado, apelando a la ley sobre Libertad de Información.

Una demanda contestada por el organismo reveló que entre 1989 y 1993 Estados Unidos vendió a países de América Latina armas ligeras por valor de 1.000 millones de dólares.

"Esto debe parecer un asunto sin importancia a ciertos dirigentes políticos, pero el alto grado de violencia social es una prueba suficiente que ventas de ese tipo y magnitud pueden tener profundas implicancias sociopolíticas", añadió Klare.

De todos los mayores conflictos armados que han ocurrido en America Latina desde 1945, solamente un puñado involucró el uso sistemático de armas pesadas, dijo. "Esto tuvo que ver con los hechos más sangrientos registrados en Colombia, Guatemala, Nicaragua y Perú".

Según el estudio de FAS, las armas ligeras siguen siendo protagonistas en casos de violencia criminal que afectaron a muchas naciones latinoamericanas, incluyendo Brasil, Colombia y México.

Actualmente, bajo 700 licencias diferentes, las firmas estadounidenses no solo exportan armas ligeras a América Latina sino tambien material especial empleado en torturas, como grilletes, esposas y bastones que generan descargas eléctricas.

Durante la peor etapa de la Guerra Fría, a comienzos de los años '80, Washington y Moscú proporcionaron millones de armas automáticas a países latinoamericanos. Los investigadores creen que la mayor parte de esos pertrechos están ahora en manos de los barones de la droga y organizaciones criminales en la región.

Citando a Colombia como el ejemplo más explícito de lazos entre contrabando de drogas y exportación de armas, los expertos de FAS señalaron que el índice de asesinatos en ese país es nueve veces superior, en proporción, al de Estados Unidos. Solo en 1995 fueron abatidos 25.000 colombianos por la violencia armada.

De esos asesinatos, cerca de 4.000 tuvieron motivos políticos, apuntó FAS. Los expertos añadieron que militares y policía siguen perpetrando ejecuciones políticas y extrajudiciales, secuestros y torturas, a pesar de los declarados esfuerzos gubernamentales para reducir la violencia.

En El Salvador, la escena sociopolítica tambien sigue oscurecida por la ola de violencia. Según FAS, más de 20.000 salvadoreños perdieron la vida en los últimos cuatro años por choques armados.

Similares estallidos de violencia en Guatemala y Brasil son atribuibles igualmente a la profusión de armas, dijo Klare.

"En ese ambiente, el flujo incontrolable de armas de fuego no puede producir otra cosa que una creciente espiral de violencia fatal", lamentó. (FIN/IPS/tra-en/hr/pz/ego/ip).

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