La economía de Zambia, uno de los países africanos que se unieron al embargo impuesto contra Burundi, está sufriendo en carne propia los efectos de esas sanciones.
"Montones de dinero están bloqueados en los bancos de Burundi tras la imposición del bloqueo", dijo Patrick Gorman, gerente general de la zambiana Compañía de Cemento de Chilanga.
"Ganamos cerca de un millón de dólares por año por ventas de 15.000 toneladas de cemento a Burundi. Estamos a punto de perder los contratos", agregó Gorman.
La Compañía de Azúcar de Zambia tuvo más suerte, pues exportó a Burundi 1.000 toneladas de ese producto por unos 350.000 dólares antes de que el país adhiriera a las sanciones contra Bujumbura establecidas por los países del este y el centro de Africa tras el golpe de estado del 25 de julio.
"Afortunadamente, recibimos la totalidad del pago antes de que se dispusieran las sanciones", dijo a IPS el gerente general de esa empresa, David Covel.
La firma, de todos modos, podría perder posibles exportaciones a causa del embargo, decidido el 31 de julio en una cumbre celebrada en Arusha, Tanzania, que consideró acciones regionales contra el golpe encabezado por el mayor Pierre Buyoya.
Entre otras actividades de Zambia, se verán afectadas la exportación de materias primas, cal para uso industrial y agrícola y alimentos enlatados.
El declive del comercio también perjudica los ingresos fiscales de Zambia, cuyas ventas a Burundi fueron en 1995 de 8.608 millones de dólares, según informes del Fondo Monetario Internacional.
El ministro de Relaciones Exteriores de Zambia, Christon Tembo, anunció el viernes pasado que su país cortó todo vínculo con Burundi para presionar por la restauración del gobierno civil legítimo encabezado por Sylvestre Ntinbantunganya, integrante de la mayoría étnica hutu.
"El gobierno decidió interrumpir toda relación, incluso la comunicación por mar, aire y tierra, pues no reconocerá al régimen militar", declaró Tembo.
Zambia tiene frontera marítima con Burundi en el lago Tanganika, compartido también con Tanzania y Zaire.
Uno tras otro, los países del este y el centro de Africa cerraron sus puertas ante este país mediterráneo, de pequeño territorio pero poblado por 5,6 millones de personas.
Con el respaldo de la Organización para la Unidad Africana y la Organización de Naciones Unidas, los líderes de Tanzania, Uganda, Ruanda, Zaire y Zambia aseguraron que abrirán sus fronteras solo si se restaura a Ntinbantunganya en la presidencia.
Buyoya, quien pertenece a la minoritaria etnia tutsi, que domina el ejército y el mundo empresarial, dijo que la democracia volverá a Burundi, pero no estableció plazos para ello públicamente.
Las existencias de alimentos y combustible se están acabando, pues las fronteras están selladas y las importaciones fueron congeladas.
Las autoridades racionalizaron todo el consumo en áreas clave. El suministro de combustible, por ejemplo, se limitó a 20 litros por vehículo al mes, a 40 para los taxis, a 200 para los ómnibus y a 400 para los camiones.
Radio Nacional de Burundi informó que el racionamiento fue necesario para conservar las reservas de petróleo, mientras los diplomáticos se embarcaron en gestiones intensas para persuadir al resto del mundo de levantar el bloqueo.
Al igual que la vecina Ruanda, el conflicto en Burundi es de naturaleza tribal. Más de 150.000 personas fueron supuestamente asesinadas en luchas étnicas registradas en los últimos tres años. (FIN/IPS/tra-en/ap/pm/mj/ip if/96