BOSNIA: Elecciones podrían resultar un remedo de democracia

El equipo que supervisa en nombre de la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) las elecciones generales en Bosnia-Herzegovina, cantará victoria si éstas llegan a celebrarse el 14 de septiembre, como está programado.

Las carencias materiales de la operación, sumadas al rígido programa de trabajo impuesto por el tratado de paz firmado en París el 14 de diciembre de 1995, hacen de esta tarea el empeño más difícil jamás asumido por la OSCE.

Al contrario de la Organización de las Naciones Unidas, la OSCE no puede contratar personal directamente ni tomar dinero prestado para cumplir sus operaciones. Su actuación depende totalmente de las contribuciones de los Estados miembros.

De un censo de votantes estimado en 2,9 millones de personas, se calcula que unas 850.000 están viviendo fuera del país, esparcidas en cerca de 100 diversos países por todo el mundo.

Otra cantidad de también aproximadamente 850.000 personas permanecen en el territorio pero ya no viven en las localidades a las que pertenecían cuando estalló la guerra en los Balcanes, en 1991, por haber sido víctimas de 'limpieza étnica'.

Al aceptar la supervisión de las elecciones, la OSCE tuvo que tomar todas las medidas para garantizar que todas esas personas tengan, por lo menos, la oportunidad de votar.

Sin embargo, con escaso personal, escasos recursos y una baja preparación y experiencia en esta labor, el equipo de personas enviadas al escenario de los hechos ha debido navegar en un mar de problemas.

Pase lo que pase, la OSCE está destinada a soportar duras críticas, ya que estas elecciones sólo podrán ser, con casi total certeza, un remedo de lo que se entiende por proceso democrático.

Por cierto, ya parece imposible pretender que puedan llegar a ser 'libres y limpias', como piden los acuerdos de paz.

La votación podría dar como resultado -al igual que ocurrió con las elecciones municipales del 30 de junio en la dividida ciudad de Móstar- un simple reforzamiento del poder en manos de los nacionalistas étnicos.

La responsabilidad de la OSCE se limita a certificar que las elecciones 'pueden realizarse en las actuales condiciones sociales', pero el deber de garantizar que las condiciones prevalecientes sean de 'libertad y limpieza' corresponde a los firmantes de los acuerdos de paz, que se rehusan a cumplirlo.

Entretanto, la comunidad mundial y la Fuerza de Implementación que la Organización de Tratado del Atlántico Norte, creó en virtud de los tratados, se han inhibido a la hora de adoptar las medidas que podrían haber sido efectivas, tales como el arresto de criminales de guerra, por temor a interrumpir el proceso.

Esta política de apaciguamiento que deja a los criminales en libertad y al líder serbobosnio Radovan Karadzic tirando de los hilos detrás de bambalinas, también deja solas a las estructuras internacionales en el intento de mejorar las condiciones electorales, atacando sólo los síntomas y no la causa del mal.

Tuzla y Sarajevo, dos ciudades que son consideradas como los mejores ejemplos de sobrevivencia del multiculturalismo en Bosnia- Herzegovina, también son las que reciben mayor apoyo para proyectos de democratización, de lo que resulta que los debates, las radios y los diarios abunden en ellas.

Por el contrario, en las zonas controladas por los serbios o los croatas bosnios, o en las que dominan los musulmanes, todo lo que la gente puede hacer es mirar la televisión, donde aparecen los anuncios que les exhortan a votar, con el sello de la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos.

Algunos gobiernos han comprometido un fondo de 10,8 millones de dólares en favor de una red de televisión alternativa, que serán desembolsados a lo largo de dos años. Pero las emisiones deben comenzar antes de la elección, y se entiende que sería un éxito si el proyecto estuviera en el aire en septiembre.

El instrumento electoral de mayor eficacia que la OSCE tiene a su disposición es la Subcomisión de Apelaciones Electorales, que tiene facultades para castigar a quienes violen las reglas del juego.

La Subcomisión sancionó al Partido de Acción Democrática, dominado por los musulmanes bosnios, cuando sus miembros atacaron al candidato presidencial Haris Silajdzic en la ciudad de Bihac, quitando a los primeros siete candidatos del partido de su lista municipal.

No obstante, no actuó con igual eficacia para sancionar al Partido Democrático Serbio, que encabeza Karadzic, cuando éste se sirvió de la ayuda humanitaria para obligar a los serbios bosnios desplazados a registrarse en áreas bajo control serbio.

La OSCE está encargada de supervisar las elecciones, no de organizarlas. Para cumplir su tarea necesita del apoyo de las comisiones electorales locales. Y si las autoridades de cualquier bando desean sabotear el proceso, les basta con instruir a las comisiones locales para que retiren su colaboración.

La preparación de las elecciones está tan atrasada que la OSCE no puede correr el riesgo de que ninguna de las partes vaya a suspender su colaboración.

La carencia de profesionales informáticos hizo que la OSCE tardara más de dos meses en publicar la lista provisional de votantes y abrir el proceso de registro, que no se abrió hasta el 10 de junio en lugar del 1 de abril.

Aún deben ser identificados e instalados los centros de votación, que serán alrededor de 4.000.

El experto en elecciones de la OSCE, John Reid, que asesora a la Comisión Electoral Provisional, reconoció que 'no hemos podido trabajar en la forma debida, pero cumpliremos la tarea como mejor podamos'. – – – – – – – (*) Christopher Bennett es autor de 'El colapso sangriento de Yugoslavia' y trabaja en Sarajevo como analista del Grupo Internacional de Crisis. Este artículo llega a IPS a través del Instituto de Información sobre la Guerra y la Paz (IWPR) de Londres. (FIN/IPS/tra-en/wr/rj/arl/ip/96

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe