Bolivia hará realidad su sueño de convertirse en el centro productor y abastecedor de gas natural, la energía más limpia y barata del próximo siglo.
Las necesidades energéticas de América Latina harán del mercado del gas el negocio más lucrativo del cono sur dela región, y tras ese objetivo están varias compañías petroleras, principalmente estadounidenses, que pugnan por participar en el control de los gasoductos y los pozos productores del energético.
Según proyecciones de organismos internacionales especializados, América Latina es la zona con mayores perspectivas de crecimiento económico después de Extremo Oriente, y en esa dinámica el mercado energético tiene una gran incidencia.
El primer y mayor socio de Bolivia en su nuevo papel será Brasil, que a partir de enero de 1999 comenzará a hacer mover el gigantesco mercado industrial de San Pablo y Porto Alegre con gas boliviano.
Brasil habrá resuelto así sus necesidades energéticas, evitando el racionamiento de electricidad en el futuro y solucionado los cada vez mayores problemas de contaminación por la dinámica actividad industrial de la región de San Pablo.
Bolivia, además de convertirse en el nudo de la integración energética de la región, percibirá ingresos que crecerán progresivamente de 120 millones a 500 millones de dólares sólo por la venta de gas a Brasil.
El país andino podría invertir la relación del flujo comercial actual con su gigantesco vecino, de 260 millones de dólares anuales, de los que sólo 20 millones corresponden a las exportaciones bolivianas.
Las empresas petroleras Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPFB) de Bolivia y Petrobras de Brasil cerraron el pasado viernes en Río de Janeiro 22 años de difíciles negociaciones e incontables postergaciones para firmar el contrato definitivo de compra-venta de gas natural.
Ambas empresas y los gobiernos de los dos países dieron arranque a una cuenta regresiva de 28 meses en los que se deberá construir un gasoducto de 32 pulgadas de diámetro y 3.107 kilómetros entre Campo Grande (Bolivia) y Puerto Alegre Brasil (563 kilómetros en el lado boliviano), a un costo total de 1.900 millones de dólares.
Los presidentes Gonzalo Sánchez de Lozada, de Bolivia, y Fernando Henrique Cardoso, de Brasil, darán inicio a las obras físicas del proyecto en Cochabamba, 370 kilómetros al este de La Paz, donde coincidirán los días 3 y 4 de septiembre en la Décima Cumbre Presidencial del Grupo de Río.
Por la gigantesca tubería fluirán ocho millones de metros cúbicos de gas natural durante los primeros días, pero ese volumen podría subir hasta 30 millones de metros cúbicos diarios, según las necesidades de consumo del mercado paulista.
Sin embargo, algunos tramos de ese gasoducto podría ser utilizados también para el transporte de gas boliviano a Paraguay, que ha manifestado reiteradamente su intención de importar ese energético, y para la exportación de gas argentino a Brasil.
La construcción del gasoducto demandará la utilización de 500.000 toneladas de tubos, de las que unos 100.000 toneladas serán tendidos en el lado boliviano.
"Se trata de la obra más grande en infraestructura energética a nivel de Latinoamérica… Introducir esas 100.000 toneladas de tubería por el Pacífico o el oriente de Bolivia movilizará transporte, empleos, servicios y construcción", dijo el ministro boliviano de Desarrollo Económico, Jaime Villalobos.
En el sector privado, una suerte de fascinación colectiva se ha apoderado de los empresarios petroleros, que auguran grandes inversiones en la perforación de pozos y una fuerte inyección de recursos en la economía boliviana con los 400 millones de dólares que costará el tendido del ducto en la parte nacional.
"No es exagerado decir que (los operadores petroleros) van a invertir en Bolivia como locos", dijo Carlos Tadic, empresario local del sector.
Desde hace más de dos décadas Bolivia vende gas natural a Argentina en el marco de un contrato que caducará en 1999, el mismo año que comenzarán las exportaciones bolivianas de este energético a Brasil.
El gobierno estima que las reservas totales de gas natural y petróleo bolivianos son suficientes no sólo para responder a la demanda brasileña, sino también a la de Paraguay, Chile y de otros países de sur de América. (FIN/IPS/jcr/dg/if/96