ARGENTINA: El síndrome del Titanic llega a la economía

Los inversores y acreedores externos confian en la voluntad del gobierno de Argentina de mantener a raya las cuentas fiscales, pero manifiestan sus dudas al apoyo político y popular al nuevo ajuste, con una fuerte caída en el mercado bursatil.

"El principal temor de los mercados es que no haya ahora una correspondencia política de las medidas, que el prometido apoyo del Congreso, que se manifestó al asumir el nuevo ministro de economía, se retacée ahora", admitió este miércoles el presidente de la Bolsa de Comercio, Julio Macchi.

Así interpretó Macchi el comportamiento de los mercados que en el primer día posterior al lanzamiento del paquete fiscal cerraron las operaciones con una baja de 4,8 por ciento, la mayor caída del año y tan baja como las que siguieron a la devaluación del peso mexicano a fines de 1994.

El ministro de Economía, Roque Fernández, sostuvo que "los mercados son muy cobardes" pero confió en que se irán tranquilizando en la medida en que se analicen y comprendan las nuevas medidas.

La sensación térmica de los mercados -que tuvo su expresión mas negativa en el informe del martes de la consultora Merril Lynch- fue sintetizada por Guillermo Calvo, un asesor del ministro que pronosticó desde los Estados Unidos la crisis mexicana y el llamado "efecto tequila".

"Los políticos están jugando a los naipes en la cubierta del Titanic", definió Calvo, y advirtió que si no se actúa con rapidez el barco puede hundirse irreversiblemente.

Pero el ministro inmediatamente salió al paso de la poco feliz comparación de su asesor, aunque con una advertencia inditecta para los legisladores del oficialismo. "Estamos todos en el mismo barco, economistas y políticos, y por suerte no es el Titanic", desafió Fernández.

La caída de la bolsa de Buenos Aires no solo respondió a la inquietud de muchos operadores sobre la pérdida de ganancias previstas por muchas pequeñas y medianas empresas ante los nuevos anuncios, sino también a la caída de los títulos que cotizan en el exterior y a informes pesimistas de las consultoras.

Merril Lynch había advertido sobre "la resistencia política a la austeridad económica", por parte de la población, de los políticos e incluso del presidente Carlos Menem.

, quien a pocos minutos de los anuncios obligó al ministro a desdecirse en algunos puntos que generaban resistencia.

El economista estadounidense Rudiger Dornbusch consideró que las medidas son las adecuadas para ganar la confianza de inversores y acreedores del exterior. "Cuando hablo de confianza me refiero quienes deben financiar el alto endeudamiento al que tiene que hacer frente Argentina en 1997", subray.

Dornbusch, experto en la marcha de las economías del Cono Sur, advirtió no obstante que con la destitución del antecesor de Fernández, Domingo Cavallo del gabinete, "ahora es Menem" quien debe avalar fuertemente el programa, con mayor firmeza ante las presiones políticas.

Para contrarrestar esta incertidumbre, el jefe del bloque oficialista en la Cámara de Diputados, Jorge Matzkin, remarcó este mirécoles que el congreso "viene apoyando todas las medidas del gobierno desde 1989 y seguirá haciéndolo en el futuro".

"Somos responsables, formamos parte de este gobierno y no hay dificultades en darle apoyo al presidente y a sus propuestas", aclaró Matzkin, que solía tener agrias disputas con Cavallo.

No obstante, admitió que los legisladores pueden introducir cambios que "mejoren" las iniciativas.

En esee sentido, aludió a la reacción crítica de algunos diputados de su propio bloque, que manifiestan resistencias al paquete fiscal anunciado por Fernández que prevé transferir al erario público 1.200 millones de dólares, provenientes fundamentalmente de los sectores de ingresos medios y bajos.

La recaudación servirá para neutralizar en parte el dficit fiscal que alcanzará los 6.600 millones de dólares a fin de año.

Los puntos más controvertidos del conjunto son justamente los que requieren la aprobación parlamentaria: el aumento del impuesto a los combustibles que incrementa 46 por ciento el gasoil, y la prohibición de repartir esa recaudación extraordinaria con las provincias, según la legislación actual.

Algunos gobernadores provinciales, aún del área gubernamental, expresaron su rechazo a esta propuesta. Este jueves se reunirán con Menem, quien tratará de convencerlos de la necesidad de la reforma.

Otro punto conflictivo del paquete fiscal es el que extiende el impuesto al valor agregado a actividades hasta ahora exentas como el transporte, la medicina y la enseñanza privada.

También incluirá ahora a la televisión por cable, las entradas de cine y de fútbol, los seguros de vida y el aporte previsional de los trabajadores independientes.

Las medidas anunciadas provocaron un fuerte malestar entre la población y la Confederación General del Trabajo, la principal central obrera del país.

La central anticipó que propondrá el día 20 en una asamblea la realización de una huelga general de 36 horas con manifestación en las calles.

La advertencia sindical se produjo cinco días después de la más exitosa huelga general realizada desde que Menem lleg`ó al poder, en 1989, y refleja la creciente preocupación social por el ajuste, la falta de empleo y la demorada reactivación.

Por su parte el Frente País Solidario, el partido opositor de centroizquierda que consiguió el segundo lugar en los comicios presidenciales de 1995, lanzó una campaña nacional para que el día 28 en la noche todos los opositores a las medidas apaguen la luz. (FIN/IPS/mv/eg/if-la/96). ITEM CLOSE

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