BRASIL: Frutas amazónicas son fuente insuperable de vitaminas

La inmensa biodiversidad de la Amazonia, aún escasamente estudiada, empieza a rendir producción agrícola a través de algunas frutas que parecen fuente insuperable de vitamina C y B5 y presentan condiciones favorables de cultivo.

Conrado Todesco, presidente de una asociación ambientalista de Sao Paulo que lleva su nombre, cree firmemente en las virtudes de esos frutos y ya distribuyó 100.000 brotes de camu-camu en varias regiones de Brasil.

El camu-camu, fruta de un árbol común en las orillas de ríos y lagunas de la Amazonia brasileña, contiene una imbatible proporción de ácido ascórbico, la vitamina C.

Presenta 2.880 miligramos de ácido ascórbico cada cien gramos de pulpa, superando los 1.790 miligramos de la acerola, una fruta del Caribe de gran difusión por su alto tenor vitamínico.

La naranja más consumida en Brasil contiene sólo 40,9 miligramos de vitamina C, según mediciones científicas.

El camu-camu, similar a una ciruela de unos ocho gramos y también conocido por la población amazónica como cazarí o arazá- del-agua, también es rico en colágeno, una sustancia usada para retardar el envejecimiento, y en flavonoides, que ayudan a prevenir el cáncer, de acuerdo con Todesco.

Asi mismo, Todesco manifiesta entusiasmo ante el cubiu, que recuerda al tomate y presenta el más elevado tenor conocido de vitamina B5, esencial para convertir grasa y azúcar en energía y benéfico para las glándulas suprarrenales y la formación y regeneración de las células.

La producción de cubiu puede alcanzar de 10 a 90 toneladas de unidades por hectárea, según la variedad empleada, y su siembra es posible en cualquier época. La cosecha se recolecta seis o siete meses después.

Al contrario del camu-camu, que es de áreas bajas inundables, el cubiu tiene origen probablemente en el curso alto del río Orinoco y está presente también en Venezuela y Colombia, donde es conocido como cocona, y en Perú se le llama topiro. Consumido hace tiempo por los indígenas, aparece en los mercados populares y es cultivado en patios familiares.

El cubiu y el camu-camu pueden consumirse al natural o en jugo, y emplearse para la preparación de dulces, helados y jaleas. El cubiu también sirve para sazonar la comida o bebidas, como el tomate y el limón.

Esas dos frutas son estudiadas por el Instituto Nacional de Investigaciones de la Amazonia (INPA), por sus potencial cultivo comercial. Empresas japonesas ya manifestaron interés en producir el camu-camu y financiar su investigación, informaron expertos del INPA.

Su viabilidad comercial se comprueba en un mercado incipiente y porque en estado silvestre aparece en grandes concentraciones, "como si fuera un monocultivo", en las orillas inundables, observó el investigador Charles Clement. Eso indica su resistencia a plagas.

En general, los árboles frutales amazónicos están dispersos, a razón de uno o algunos por hectárea. Concentrarlos, como exige el cultivo comercial, atraería enfermedades destructivas, un problema cuya superación es muy costosa.

No es el caso del camu-camu, que se presenta naturalmente en grandes poblaciones y demuestra adaptarse bien en tierra firme, de menos humedad que su habitat natural, donde ya se produce todo el año, destacó Kaoru Yuyama, del INPA.

El INPA distribuyó en los últimos tres años entre 300.000 y 400.000 semillas de camu-camu para estimular su siembra en las más variadas áreas del país, pero aún es prematuro afirmar que la producción comercial sea posible fuera de la Amazonia, advirtió Yuyama, que investiga desde 1991 las frutas amazónicas.

El instituto comenzó a estudiar el camu-camu en 1980, pero el proceso es lento, por tratarse de una planta silvestre y permanente que en la naturaleza empieza a producir frutos tres o cuatro años después de brotar.

Las observaciones y conclusiones exigen muchos años, al contrario de siembras anuales o de pocos meses, como los cereales.

El camu-camu sobrevive con sus raíces y parte del tallo sumergidos durante varios meses del año. Su cultivo en tierra firme exige irrigación o cobertura de sus raíes para mantener una fuerte humedad, explicó Yuyama.

Puede producir frutos precozmente, con ayuda de abono, y los expertos intentan identificar los fertilizantes más adecuados.

Por el elevado precio que obtiene la pulpa de camu-camu, cuya producción es sencilla, casi artesanal, basta una cosecha de 30 kilogramos anuales por árbol para obtener utilidades, aseguró Yuyama.

Productores amazónicos han obtenido un promedio de 80 kilogramos, y la pulpa se puede vender a 10 dólares el kilogramo, según Todesco.

Los bosques amazónicos aún ocultan muchas sorpresas en recursos vegetales aprovechables para la alimentación. Clement, un científico estadounidense que desde hace 20 años estudia frutos tropicales, anunció el mes pasado el hallazgo de dos especies desconocidas por la ciencia: el maíz negro y el pie de jaboti.

El jaboti es una tortuga amazónica y la fruta recuerda su pata. Originario del alto Solimoes, el futuro como alimento del pie de jaboti, que es semejante a la anona, depende de su lenta domesticación por los indígenas, ya que "al gobierno no le interesan nuevos cultivos", según Clement.

Su esperanza se concentra en el maíz negro. "Hay una posibilidad" de que se trate de un remanente del maíz que los indígenas omaguas adaptaron a las condiciones amazónicas hace unos 6.000 años. Si se confirma que tiene los antiguos genes adaptados, el maíz negro podría impulsar la agricultura local.

Los omaguas, explicó Clement, vivían a lo largo del río Solimoes, entre Brasil, Colombia y Perú, y cuando esa etnia se extinguió, también desapareció el maiz que cultivaba.

El maíz negro puede conservar importantes recursos genéticos, además de servir como materia prima para los copos "tostaditos azules, que están de moda en Estados Unidos", indicó el investigador. (FIN/IPS/mo/ff/en dv/96

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