AMERICA LATINA: La lección de la empresa Ronson

La empresa británica Ronson, fabricante de los encendedores del mismo nombre, tomó una decisión que es un alerta para los países latinoamericanos interesados en atraer inversionistas ofreciendo como gran ventaja comparativa el bajo costo de la mano de obra.

Ronson, después de operar durante varios años en Corea del Sur, decidió cerrar su planta en Asia y trasladarla de nuevo al sur de Escocia.

Esa sorprendente decisión, que contraría toda la carrera corporativa hacia los países en desarrollo, fue motivada por los mismos motivos que llevaron a Ronson a instalarse en Corea del Sur: el bajo costo de la mano de obra.

Howard Hodgeson, ejecutivo de la tradicional empresa británica, descubrió que los obreros escoceses hoy ganan menos que los coreanos, por lo que no dudó en traer de regreso la planta.

Según Hodgeson, los trabajadores escoceses hoy no hacen más huelgas y tampoco suspenden las actividades para tomar el te de las cinco de la tarde. Son obreros "asiáticos".

La actitud de la empresa Ronson puede parecer un acto aislado o una decisión curiosa, pero es una consecuencia directa de las nuevas reglas del mercado internacional de trabajo.

La migración masiva de empresas del Primer al Tercer Mundo quebró el poder político de los sindicatos y acabó con las garantías sociales que aumentaban el costo de la mano de obra.

El masivo desempleo en Europa, y también en Estados Unidos, hizo que los trabajadores locales aceptaran sueldos "asiáticos" para sobrevivir.

Ahora puede estar empezando el viaje de regreso, lo que significa un muy serio golpe para economías débiles que aceptaron incondicionalmente la llegada de los inversionistas atraídos por los bajos salarios.

En América Latina aún existe un considerable ejército de desempleados y subempleados capaz de ejecutar cualquier trabajo por sueldos ínfimos.

Pero empresas transnacionales que utilizan mano de obra mínimamente calificada pueden hacer las valijas y regresar a su lugar de partida cuando la diferencia salarial entre el país de origen y el que opera en el Tercer Mundo queda muy reducida.

Ronson consideró que poner otra vez la marca "made in England" mejora mucho el mercadeo de sus encendedores entre los exigentes consumidores del Primer Mundo, que sólo toleraban el "made in Korea" por su bajo precio.

Ahora las ventajas comparativas desaparecieron y la operación "regreso a casa" parece haberse iniciado en Europa.

El caso de la fábrica británica muestra que la mano de obra barata no puede ser una opción económica estratégica en los países en desarrollo.

Eso es particularmente importante para los países centroamericanos y caribeños, que hoy apuestan a la industria maquiladora como solución para el desempleo y pobreza crónicos.

El regreso a casa de la empresa Ronson puede haber encendido la chispa de alerta a los latinoamericanos. (FIN/IPS/cc/ag/if/96

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