Expertos y delegados que iniciaron el lunes pasado en Ginebra una conferencia de dos semanas pensada para reducir el recalentamiento del planeta, advirtieron que las consecuencias de la acción y la inacción afectarán más que nada al mundo en desarrollo.
Los países en desarrollo serán los más golpeados por el fracaso en los intentos de reducir el cambio climático, por el aumento del nivel del mar, tormentas destructivas e inundaciones que lo acompañarán.
Según cifras divulgadas la semana pasada por el Consejo Mundial de Energía, las emisiones mundiales de dióxido de carbono provenientes de la quema de combustibles fósiles aumentaron 12 por ciento entre 1990 y 1995, excluyendo a la ex Unión Soviética y el centro y este de Europa.
"Bajo las tendencias actuales, los compromisos de la Convención de Cambio Climático de la ONU de los países industrializados para regular la emisión de combustibles fósiles a niveles de 1900 antes del 2000 tienen pocas posibilidades de ser cumplidos", alertó el Consejo de Energía Mundial.
Delegados al Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) comenzaron este lunes el debate sobre las formas de estabilizar los gases dañinos que, según temen algunos científicos, podrían conducir a un aumento catastrófico de las temperaturas mundiales.
La Cumbre de la Tierra de la ONU celebrada en Rio de Janeiro en 1992 acordó que los países industrializados reducirían las emisiones de dióxido de carbono a los niveles de 1990 antes del 2000.
Representantes de 159 países en Ginebra se proponen abrir el camino para un acuerdo vinculante con ese fin, a ser presentado en la próxima conferencia, en 1997 en Japón.
"Necesitamos una importante señal sobre nuestro esfuerzo para actuar", dijo en Ginebra la presidente saliente de la Conferencia, la ministra de Medio Ambiente de Alemania, Angela Merkel.
Desde la última conferencia en Berlín, el año pasado, muy poco se ha hecho para reducir las emisiones, admitió Merkel, y dijo temer que el mundo en desarrollo esté llegando a la conclusión de que el recalentamiento global pueda ser sostenible, en el Norte y el Sur.
Muchos en el mundo en desarrollo ven en el escenario del recalentamiento planetario tantos beneficios como amenazas, y creen que mientras los perdedores se encuentren en esa región del mundo, Occidente no encontrará la voluntad política para elevar los impuestos y reducir el crecimiento.
Expertos del norte alegan que en los próximos años los productores a gran escala de dióxido de carbono y otros gases que causan el efecto invernadero se encontrarán en gigantescas naciones en desarrollo como India y China, y no en el Norte.
Se estima que India y China presentarán un desarrollo económico masivo en los próximos 30 años, alimentado por grandes reservas de carbón.
La economía de energía liderada por el mercado, la disponibilidad de nuevas tecnologías y un ritmo más lento de crecimiento en el Norte significa que la acción debe centrarse en el mundo en desarrollo para que las medidas contra el recalentamiento sean efectivas.
Investigaciones auspiciadas por la industria del petróleo estadounidense sostienen que el tipo de políticas de control de consumo a ser reconsideradas en Ginebra, como impuestos a la energía, crearían desempleo e interrumpirían el crecimiento económico en el mundo en desarrollo y el industrializado.
Un nuevo informe de la consultora estadounidense Charles River Associates indicó que la medidas como impuestos al consumo de energía para reducir el uso de carbón y petróleo reducirían el crecimiento económico en los 28 países más industrializados de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y los mercados de exportación de los países más pobres.
Pero el presidente del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, Richard Bolin, señaló que en ciertos escenarios la población mundial podría expandirse según lo pronosticado, a dos veces su tamaño actual en el 2050, con emisiones promedio por habitante mantenidas en el nivel actual. (FIN/IPS/tra-en/mom/rj/lp/en/96
