La cumbre anual de la Organización de la Unidad Africana (OUA), que se cumplirá en esta capital del 8 al 10 de este mes, volverá a dedicar buena parte de su tiempo a dos temas que se han convertido en el plato de cada día de los jefes de Estado del continente: los conflictos civiles y la deuda.
En una reunión preparatoria a nivel ministerial, realizada en Yaoundé este jueves y viernes, el secretario general de la OUA, Salim Ahmed Salim, adelantó el camino que podrán tomar las dicusiones de los presidentes a partir del lunes próximo.
Salim recordó a los ministros que las enormes deudas, sumadas a los interminables conflictos internos en diversos países -con las consiguientes crisis de refugiados-, retrasan el renacimiento económico de Africa.
Las anteriores conferencias de la OUA debieron centrarse en países como Angola, Somalia, Ruanda, Liberia y, en menor medida, Sierra Leona. Este año, el principal punto caliente de las deliberaciones presidenciales será Burundi.
La situación de inseguridad en esa nación de Africa central – que ha estado en crisis permanente desde que el primer presidente elegido del país, Melchior Ndadaye, fue asesinado en octubre de 1993- se ha deteriorado en los últimos meses.
Los ataques de los rebeldes hutu se agravaron en las últimas semanas, y el ataque más reciente fue lanzado sobre una plantación de té donde habrían sido muertas entre 60 y 80 personas, según los informes.
Se estima que en los últimos tres años fueron asesinadas unas 150.000 personas.
En una declaración emitida esta semana, la organización Amnistía Internacional advirtió que morirán muchas más, a menos que otros estados africanos tomen medidas concretas para detener las violaciones masivas a los derechos humanos por parte de los militares de mayoría tutsi y los rebeldes hutu.
Los jefes de Estado africanos discutirán en la capital de Camerún un plan para establecer en Burundi una fuerza militar de vigilancia, que fue propuesto por países de Africa central y oriental en una reunión realizada en Tanzania el mes pasado.
Liberia es otro punto conflictivo en la agenda de la OUA. Después de la última conferencia de alto nivel, celebrada en junio de 1995 en Addis Ababa, se produjo el acuerdo de paz firmado por las varias facciones en lucha en agosto de 1995.
Las mismas facciones rompieron el pacto, sin embargo, en abril de este año, cuando estalló de nuevo la lucha en las calles de la capital, Monrovia. Los choques en la ciudad terminaron en junio pero prosiguen en zonas rurales.
El primer ministro de Camerún, Simón Achidi Achu, expresó en la reunión preparatoria que "no habrá paz en ninguna parte del continente mientras no haya paz dentro de los diversos países africanos".
"Debemos continuar buscando la paz y la estabilidad, ya que ningún país está libre de las consecuencias de los conflictos y las guerras, entre las cuales hay que señalar los flujos de refugiados, las epidemias y el hambre", añadió.
La Organización de las Naciones Unidas gastó 3.600 millones de dólares en misiones de mantenimiento de la paz en Africa entre 1991 y fines de 1995, pero en los próximos años los fondos disponibles para esos fines caerán sensiblemente.
Esto afectará también a la asistencia que reciben los siete millones de refugiados y los 20 millones de desplazados por los conflictos africanos.
La deuda total de Africa es estimada en 380.000 millones de dólares por la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Africa (ECA). Esa cifra representa 70 por ciento del producto interior bruto del continente.
El secretario ejecutivo de la ECA, Kingsley Amaoko, calificó a la deuda externa como el más grave cuello de botella que Africa debe superar si desea alcanzar el desarrollo económico.
En el mismo sentido, Salim advirtió que la cooperación internacional para el desarrollo tendrá escasas consecuencias si no logra dar prioridad a la carga de la deuda. (FIN/IPS/tra-en/tm/kb/arl/ip/96
