HABITAT: Cuestionan elección de país anfitrión

Junto con la Cumbre de las Ciudades llegó a su fin este viernes una serie de megaconferencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) iniciada en 1992 con la Cumbre de Medio Ambiente, en Río de Janeiro.

Una revisión de la Segunda Conferencia de las Naciones Unidas sobre Asentamientos Humanos (también llamada Hábitat II o Cumbre de las Ciudades) y pasadas conferencias mundiales de la ONU demuestra que el sitio elegido para la celebración es casi tan importante como el propio encuentro.

Esto quedó de manifiesto una vez más Hábitat II, celebrada en Estambul entre el 13 y el 14 de este mes.

Durante toda la conferencia, el gobierno anfitrión debió hacer frente a las críticas sobre la ironía de que Turquía, que desplazó a casi 2 millones de kurdos y destruyó 800 de sus poblados, fuese la sede de una cumbre sobre asentamientos humanos.

A las preocupaciones del gobierno se agregó el Foro de Organizaciones No Gubernamentales (ONG), donde unos 6.000 activistas locales y extranjeros discutieron, entre otros asuntos, la situación de los derechos humanos en Turquía.

Las autoridades turcas clausuraron un Foro Alternativo de ONG organizado por activistas locales, disolvieron una manifestación contra la falta de vivienda, en la que participaron kurdos desplazados, dispersaron una marcha de sindicalistas y una protesta de familiares de "desaparecidos" en una plaza pública.

Además, más de mil personas, entre ellas participantes extranjeros de Hábitat II y periodistas, fueron detenidas en relación a las últimas dos protestas realizadas en Estambul, aunque la mayoría fueron liberadas luego de algunas horas.

Aunque el gobierno "no interfirió en la conferencia propiamente dicha, la libertad de expresión es esencial en cualquier encuentro internacional", observó Joanna Weschler, representante de la ONG Human Rights Watch.

"Existe un simbolismo en la celebración de una gran conferencia internacional en un lugar determinado", y se ve afectado cuando el país anfitrión viola los mismos derechos que el encuentro intenta promover, agregó.

"La represión ocurrida aquí estuvo muy mal, pero al menos otorgó a las ONG locales la oportunidad de demostrar al mundo las violaciones a los derechos humanos en su país, particularmente del derecho a la vivienda", manifestó a IPS Yoko Kitazawa, del Centro de Recursos de Asia-Pacífico, de Japón.

La ONU debería utilizar su prerrogativa de elección de las sedes de las conferencias internacionales para apoyar a aquellos países que respetan los derechos humanos, opinó Weschler. (FIN/IPS/tra-en/js/rj/ml/ip-pr/96)

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