El impacto de la crisis de las "vacas locas" sobre la economía mundial de la carne será escaso, afirma un estudio preliminar de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), dado a conocer hoy en esta capital.
La crisis apenas afectará a los precios, la producción, el consumo y el comercio de la carne a nivel mundial, expresa el informe de la mayor agencia de las Naciones Unidas (ONU), con sede en Roma.
El estudio asume una eliminación selectiva de la mitad de las cabezas de ganado bovino en Gran Bretaña y un descenso de 10 por ciento en su consumo, en tanto en tanto prevé una caída de la demanda de cinco por ciento en otros países de la Union Europea (UE).
De esta manera, "los cambios en la produccion, el consumo y el comercio mundial no exceden el uno por ciento de las proyecciones básicas", señala.
El efecto sobre los precios de la carne vacuna es relativamente reducido a corto plazo, pero aumenta gradualmente a largo plazo hasta alcanzar casi 2,5 por ciento en el año 2000.
Para esta evaluación inicial, la FAO utilizó un modelo alimentario que simula los efectos de algunos de los cambios en las políticas y los comportamientos que podrían producirse en la UE.
Las simulaciones sugieren asumismo que los precios mundiales de los cereales destinados a piensos y harinas oleaginosas no sufrirán variaciones notables.
El efecto negativo sobre el consumo de carne vacuna en la UE es significativo sólo a corto plazo, si bien es probable que sea más duradero sobre el consumo de carne de ave, que afecta también a la producción en la UE.
En lo que respecta a los países en desarrollo, "la producción de productos ganaderos apenas se ve afectada, aunque lo será en mayor medida el consumo de estos productos, que seguirá de cerca las variaciones de los precios mundiales".
El documento señala que si se demuestra que la salud humana no se verá afectada, es muy probable que la mayor parte de los efectos sean temporales, pero que si, por el contrario, se descubriera una relación entre las "vacas locas" y la salud humana, los efectos serían mucho más profundos y duraderos.
La crisis de la encefalopatía espongiforme bovina (EEB), o enfermedad de las vacas locas, estalló en Gran Bretaña el 20 de marzo pasado.
Según el Comité Asesor sobre Encefalopatías Espongiformes, un órgano científico internacional creado en 1989 por el gobierno británico, la explicación más probable de los 10 casos de la denominada variante de la enfermedad de Creutzfeld-Jakob en menores de 42 años era el consumo de productos cárnicos con EEB. (FIN/IPS/jp/ag/if-he96)
