La falta de equidad social, el tradicionalismo partidista, la rigidez de las instituciones del Estado y la carencia de consenso político son el principal peligro para la gobernabilidad democrática y el actual proceso de apertura económica.
Así lo señalaron el ex presidente del Senado de Chile Gabriel Valdés y otros expositores durante una conferencia realizada en Panamá bajo los auspicios del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y dos universidades locales.
Valdés afirmó que en América Latina hay acuerdo con respecto a la economía de mercado, la apertura económica y la necesidad de un Estado eficiente. "Pero no nos hemos puesto de acuerdo en que con pobreza no podemos gobernar", señaló.
"Si creemos que el pueblo se va a entretener porque logra tener un televisor y de vez en cuando se entusiasma con algunos actores y actrices estamos equivocados, (porque) de pronto el pueblo ronca y entonces tumba todo el esfuerzo económico y tumba la democracia", subrayó el político y escritor chileno.
Puso como ejemplo el caso de su país -presentado como modelo del actual proceso de apertura económica en América Latina- donde "el 20 por ciento de los más ricos se queda con la mayor parte de la riqueza (que genera el país) y el 20 por ciento más pobre se queda al margen de la modernización".
Esa situación -según Valdés- es común a toda la región. "No hemos mejorado la condición de los pobres y estamos peor que antes pese a que las economías crecen", indicó.
Un segundo aspecto de la gobernabilidad tiene que ver con el buen funcionamiento de las instituciones del Estado, la eficacia de las mismas y "el respeto a la voluntad popular".
Valdés precisó que las instituciones y la gestión del Estado deben estar al servicio de la población "y no para quienes las ocupan transitoriamente", como ocurre en algunos países de la región debido a una mal entendida alternancia de partidos en el poder.
En ese sentido, subrayó que los partidos políticos de la región "se han quedado añejos" y se arrogan el derecho de representar a diferentes sectores de la sociedad civil, cuando "eso ya no ocurre más".
"El pueblo ha cambiado, ha dejado de ser ignorante y ha buscado otras formas de expresión", indicó Valdes.
La sociedad civil se ha autonomizado respecto al sistenma político, destacó.
En ese contexto, "no va a aceptar por mucho tiempo más" la relación subordinada de los parlamentos hacia el Poder Ejecutivo o el partido gobernante, concretada en detrimento de su misión de ente fiscalizador del Estado y generador de consensos en procura de propuestas nacionales.
"Hoy un país no es una empresa privada, es mucho más. Es la gente y su derecho a pensar libremente", apuntó Valdés.
La representante del PNUD en Panamá, Ligia Elizondo, dijo por su parte que en la nueva perspectiva "sólo saldrán adelante aquellos países que logren canalizar el esfuerzo del conjunto de la sociedad en cuestiones de desarrollo y en la negociación con el resto del mundo".
Tras señalar que la democracia "necesita diálogo y concertación", advirtió que aquellos que no transiten ese camino "quedarán rezagados".
Sin embargo, el ex presidente de Panamá y actual presidente de la Organización Demócrata Cristiana Internacional Ricardo Arias Calderón destacó sus reservas respecto al consenso político recomendado por Valdés y Elizondo.
Según Arias Calderón el consenso entre todas las fuerzas políticas y civiles beneficia al conjunto de la sociedad, pero en términos políticos "tiende a favorecer directamente a los partidos de gobierno".
De allí que "la principal responsabilidad de hacer posible esa apuesta a favor de la gobernabilidad corresponde al que más tiene, al más fuerte, al más numeroso en el apoyo popular. Ello significa generalmente a los partidos de gobierno", precisó el político socialcristiano. (FIN/IPS/sh/dg/ip/96).