AFRICA: Intervención francesa muestra que viejos hábitos no mueren

Organismos humanitarios y observadores de las relaciones de Francia con Africa observaron con consternada desaprobación que París envió tropas a la República Centroafricana la semana pasada, para ayudar al gobierno a enfrentar una revuelta.

En vista que los combates continuaban en Bangui, la capital, las tropas francesas comenzaron negociaciones tanto con el sitiado gobierno de Ange-Felix Patasse, como los militares amotinados.

"Francia está apostando a los dos lados, como hizo en otros países africanos, por ejemplo, Chad", señaló Bruno Barrillot, analista de defensa en el Centro para Documentación y Estudio sobre Paz y Conflictos.

"Mediante una evaluación del equilibrio de fuerzas ha logrado evitar ser expulsada de la República Centroafricana y mantener intacta su presencia en el continente", acotó el experto.

Las negociaciones se produjeron luego que las tropas francesas se vieron trabadas en combates con soldados rebeldes del ejército, mientras protegían la estación de la radio nacional y la residencia del presidente Patasse contra los asaltos de los insurgentes.

Estos hechos fueron la secuela de la ocupación de cuarteles militares en el centro de Bangui por parte de 200 soldados del ejército el 18 de mayo, cuando se alzaron contra el presidente que ordenó desarmarlos. Las tropas ya se habían amotinado en abril porque les debían varios meses de sueldos atrasados.

Según los analistas, la participación en la lucha y la defensa del mandatario centroafricano por parte de tropas francesas, movilizadas para evacuar expatriados franceses y otros ciudadanos extranjeros, ha dado un color político a su intervención.

"Condenamos la intervención francesa en la República Centroafricana", declaró Robert Fallay, director de Hermanos del Hombre, una organización no gubernamental (ONG).

"Si Francia debía evacuar a connacionales expatriados y otros extranjeros, hubiera sido comprensible, pero no cuando se vá más allá de eso, El país no estaba enfrentando un agresor externo sino un problema interno", explicó Fallay.

El gobierno francés explicó sus acciones afirmando que pretendía defender a un presidente electo por su pueblo y "mantener el sistema democrático". Elegido en 1993 en comicios fomentados por Francia, Patasse nunca logró ganar popularidad y, por el contrario, cobró fama de corrupto.

"El hecho que Patasse fué "democráticamente" electo no justifica que Francia interfiera en los asuntos internos de otro país. No corresponde a Francia decidir si Patasse o cualquier otro presidente queda o no en el cargo. No puedo imaginar que los franceses aprueben ser aconsejados por los africanos si Jacques Chirac permanece, o no, en funciones", dijo Fallay.

Para los observadores de las relaciones franco-africanas, sin embargo, la defensa de un sistema democrático no determinó la intervención militar de París.

"La República Centroafricana alberga dos de las más importantes bases militares francesas en Africa y le sirve como trampolín para sus acciones en la región, como fué el caso de Ruanda", apuntó Barrillot.

"Otras bases importantes se encuentran en Senegal y Djibouti. Todas juntas permiten a Francia extenderse en el continente. París está ampliando su influencia incluso en naciones anglófonas de Africa mediante acuerdos de cooperación militar", agregó.

Los convenios de cooperacion militar entre Francia y sus antiguas colonias, así como otras naciones africanas, han venido siendo denunciados por grupos privados y ONGs como la espina dorsal de regímenes dictatoriales en la región.

Acuerdos de asistencia militar han sido aprobados con 23 naciones africanas y en el Oceano Indico, en tanto pactos defensivos con ocho países permiten la presencia de asistentes militares, el entrenamiento de soldados africanos en escuelas militares francesas y el suministro de material bélico.

Los acuerdos defensivos permiten la intervención francesa en caso de una amenaza externa. No obstante, según Barrillot, el problema es que hay "cláusulas secretas" en los convenios que dan mano libvre a París para hacer su conveniencia.

Los historiadores apuntaron que Francia realizó 30 intervenciones en Africa desde los años '60, cuando se firmaron la mayoría de los acuerdos defensivos. Las últimas acciones fueron Operación Turquesa en Ruanda, en 1994, y durante el golpe de estado en las islas Comores, en Octubre de 1995.

La intervención francesa de esta semana en la República Centroafricana tambien es un caso demostrativo de la puesta en marcha del proyecto de París para reducir y profesionalizar sus fuerzas armadas.

Barrillot opinó que se está diseñando un ejército profesional para hacer más fáciles y rápidas las intervenciones externas, las cuales podrían degenerar en interferencias en países con los cuales existen pactos defensivos.

"Existe gran riesgo que un ejercito profesional francés facilite la interferencia de París en asuntos internos de otras naciones", indicó Barrillot.

"Puede ser concebible que tropas francesas formen parte de una fuerza internacional de paz bajo el comando de las Naciones Unidas, por ejemplo. Pero si comienza a interferir directamente se convierte en un ejército neocolonial", dijo. (FIN/IPS/tra- en/ao/rj/ego/ip).

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