El debilitamiento en escala mundial de la clase asalariada y sus organizaciones, bajo el impacto de la actual crisis económica internacional, no es un hecho irreversible, consideraron expertos y sindicalistas.
La expansión del capitalismo en los países "en vías de desarrollo", incluidos los que pertenecieron hasta comienzos de los 90 al regímenes socialistas del este europeo, devolverá el eje de la economía del área especulativa y financiera al sector productivo.
Como consecuencia de ello los asalariados verán de nuevo crecer su poder numérico y su peso económico y político, volviendo a jugar un papel sustancial en el conjunto de los procesos sociales.
Tales fueron las coincidencias generales recogidas de expertos y funcionarios consultados sobre el tema por IPS en la capital mexicana, con motivo del 1 de mayo.
Según la economista y senadora Ifigenia Martínez, ex representante de México ante Naciones Unidas, "la actual crisis no es escenario propicio para el crecimiento de la conciencia, la organización y la lucha sociopolítica de los trabajadores".
El crecimiento desmesurado del ejército de desocupados ejerce una presión tal sobre quienes poseen trabajo -dijo- que disuade de todo reclamo salarial o de mejores condiciones laborales, pese al grave deterioro registrado los últimos años en ambos aspectos.
Aseguró que se trata de un fenómeno mundial, reiterado con características regionales y locales en los cinco continentes, donde cunden la exclusión, el desempleo y la precarización laboral, abarcando desde los países más ricos hasta los más pobres.
Martínez puso como ejemplo América Latina, donde Argentina registra niveles históricos de 20 por ciento de desocupados mientras que en México, no obstante la cifra oficial de siete por ciento de desempleados totales, la realidad es igualmente grave.
Aseguró al respecto que el desempleo parcial (personas que sólo trabajan uno o dos días a la semana, o pocos meses al año) afecta a un cuarto de los 36 millones de mexicanos que forman la población económicamente activa, sobre un total de 92 millones de habitantes.
Estas cifras revelan que en México unos 12 millones de adultos que buscan trabajo, un tercio de la mano de obra y la fuerza productiva potencial, están prácticamente excluídos del sistema económico.
Por su parte el científico social Octavio Rodríguez Araujo, de la Universidad Nacional Autónoma de México, consideró que la economía mundial, actualmente orientada más a la especulación que a la producción, debe ser y será básicamente reestructurada.
Dijo que la actual globalidad no es tal, ya que se acentuó la fragmentación en tres grandes bloques, liderados respectivamente por Estados Unidos, que conduce a América Latina y detenta un poder dominante, Alemania (incluyendo a Europa) y Japón (cabeza de Asia).
Rodríguez Araujo sostuvo que no puede haber recuperación sindical sobre la base de una economía postrada en el estancamiento productivo.
En su opinión el neoliberalismo difiere del liberalismo en que dice enraizarse por el hecho de que a largo o mediano plazo requiere de engaños demagógicos y gobiernos fuertes y represivos para imponer las impopulares leyes del llamado "mercado libre".
También se diferencian en que la libre competencia del capitalismo naciente fue sustituida por la simulación de la competencia controlada entre unos pocos monopolios transnacionales, adujo.
Como rasgos predominantes de la situación de los asalariados mencionó la caída del salario, el desempleo masivo, la pérdida de históricas conquistas laborales, la inestabilidad, así como la rápida y forzosa reconversión de las habilidades profesionales.
Los cambios de la nueva revolución tecnológica en marcha obligan a una transformación de las capacidades y las características de la mano de obra, con un incremento del factor intelectual y modificaciones en la índole de la actividad laboral, dijo.
A su vez Carlos Tur Donati, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia, citando al Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, señaló a IPS que de cerca de 6.000 millones de seres humanos 4.000 millones prácticamente ni producen ni consumen.
Aseguró que "esto significa que cuatro quintas partes de la humanidad son prescindibles, ya que quedan fuera del sistema socioeconómico del llamado libre mercado".
Tur Donati admitió que la clase asalariada se está transformando aceleradamente, con una reducción porcentual del tradicional obrero fabril (pese a la traslación de algunas industrias a los países pobres) y un incremento acelerado del sector de los servicios.
"Ello implicará necesariamente el surgimiento de nuevas formas de sindicalismo, lo que ya se aprecia, entre otras cosas, en el hecho de que gremios como los docentes resultan hoy a menudo más combativos que los obreros siderúrgicos o los mineros", dijo.
Añadió que "la supuesta extinción del sindicalismo es más una propuesta ideológica neoliberal que una realidad razonablemente pronosticable, ya que la expansión capitalista sólo puede basarse en una ampliación de la clase asalariada".
"Es más lógico prever que si el capital se une en torno a una virtual dictadura global del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, también se dé una autorganización desde las bases y surjan nuevos instrumentos defensivos de la clase asalariada", concluyó. (FIN/IPS/emv/dg/lb-pr/96)